?Viva la Copa!
A Barcelona siempre le ha costado reconocerse como anfitriona de la Copa. Acostumbrada a delegar el f¨²tbol en el Bar?a y en el Camp Nou, aunque no hasta el extremo de que la ciudad lleve el nombre del club como se le escap¨® en su d¨ªa a N¨²?ez, suele disfrutar m¨¢s como ganadora que en calidad de organizadora, y el club azulgrana es el m¨¢s laureado de la competici¨®n. A juzgar por su comportamiento, da la sensaci¨®n de que a Barcelona la Copa le trae al pairo si no la juega el Bar?a, y cuanto m¨¢s lejos mejor, como si necesitara conquistarla en la adversidad del campo ajeno y no al calor de su hinchada. No es extra?o que ayer pusiera cara de indiferencia y escepticismo, que no de neutralidad, puesto que ya se sabe que si en liza est¨¢ el Madrid acostumbra a tomar partido por el otro equipo.
"?Viva Espa?a!" se o¨ªa de vez en cuando en las escalerillas del Metro en la estaci¨®n de Catalu?a. "En mala hora hemos venido" se dec¨ªan, mientras, unos cuantos aragoneses en La Rambla. "Llevamos una penita dentro que no hay manera de que se nos vaya. A ver si con el f¨²tbol aliviamos el dolor". El recuerdo de la matanza de Madrid, siempre presente; la tristeza del d¨ªa, laborable y a caballo entre el invierno y la primavera, cuando la experiencia dice que no hay mejor tiempo que un s¨¢bado del mes de junio y despu¨¦s de saberse qui¨¦n ha ganado la Liga; y el absentismo de la ciudad, convencida de que si la federaci¨®n (FEF) hab¨ªa montado la final era porque en Madrid no pod¨ªa, como si Madrid y la FEF fueran una misma cosa, no invitaban precisamente a subir a Montju?c si no era para tomar partido.
No se jugaba una final de Copa en el estadio ol¨ªmpico desde que Sampedro, un interior zurdo del Barcelona, tumb¨® de un cabezazo al Espanyol, cuando Espanyol todav¨ªa se escrib¨ªa con ? y no con ny y el derby pesaba m¨¢s que el cl¨¢sico: 1957. Igualmente lejana quedaba la ¨²ltima final disputada en el Camp Nou, a¨²n cuando nadie la ha olvidado entre el barcelonismo, porque fue la que gan¨® el Madrid despu¨¦s de eliminar al Bar?a con el penalti de Guruceta por medio: 1970.
Al Barcelona, vencedor en 1998, la Copa le pillaba m¨¢s lejos incluso que al Espanyol, ganador en 2000, circunstancia que expresa el cambio experimentado por el torneo en los ¨²ltimos a?os. M¨¢s que la final, el problema es el trayecto para alcanzarla, sobre todo entre los grandes. Una vez alcanzado el ¨²ltimo partido, sin embargo, no hay t¨ªtulo m¨¢s ¨¦pico y emotivo que la Copa, por cuanto supone de movilizaci¨®n social para los aficionados de uno y otro equipo, independientemente del marco. La grandeza se la dan precisamente los aficionados.
No hay otro trofeo que permita mayor acto de afirmaci¨®n, y en este sentido tanto los seguidores del Madrid como del Zaragoza se exhibieron sin reservas en un escenario que colmaba sus apetencias y justificaba el porte de los barceloneses, que hicieron ver como si anoche no pasara nada y repararan en otras cosas, a la espera del desenlace del choque.
Al final gan¨® el Zaragoza, porque fue por el partido y por la final, desde la grada y en la cancha, siempre con la pelota por delante. Jugando al f¨²tbol. "A por ellos" chillaban los ma?os, y su equipo no par¨® hasta levantar la Copa para desespero del Madrid, que siempre fue a remolque. Al club de Florentino P¨¦rez, y tambi¨¦n de Ra¨²l se le escapa la Copa desde 1993, como si fuera una maldici¨®n. El Zaragoza, en cambio, ha celebrado ya dos en tres a?os, circunstancia que confirma el enamoramiento del trofeo con los equipos m¨¢s modestos.
Hoy habr¨¢ fiesta grande en Zaragoza, y de escondidas en Barcelona, entre otros argumentos, porque encantada de que el campe¨®n sea un equipo entrenado por V¨ªctor Mu?oz y Ra¨²l Longhi, muy vinculados a los dos equipos de la ciudad, Bar?a y Espanyol. Nunca hab¨ªa presentado mejor aspecto futbol¨ªstico el estadio ol¨ªmpico Llu¨ªs Companys, presidido anoche por el Rey. La final result¨® preciosa por intensa, colorista y cambiante. La Copa siempre ser¨¢ la Copa en cualquier escenario mientras lo quiera el aliento de los finalistas, y ayer la fe del Zaragoza pes¨® m¨¢s que la suficiencia del Madrid, famoso por sus futbolistas e irreconocible como equipo.
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