Frenazo y marcha atr¨¢s
Si hay una asignatura obligada para el nuevo Gobierno socialista, es la pol¨ªtica exterior, y su programa es claro: deshacer toda la trama de promesas y compromisos urdida por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar con George W. Bush, para devolver a Espa?a al ¨¢mbito geoestrat¨¦gico natural en que ha jugado desde la transici¨®n, o sea, a Europa. Adem¨¢s habr¨¢ que recomponer las proyecciones espec¨ªficas hacia el Mediterr¨¢neo, especialmente el Magreb, y Am¨¦rica Latina.
La tarea es tan grande como el giro de 180 grados que el presidente saliente, ampar¨¢ndose en la mayor¨ªa absoluta, dio hace tres a?os a lo que hasta entonces hab¨ªa sido objeto de consenso y pol¨ªtica de Estado. Se trata de invertir la prioridad total de la relaci¨®n transatl¨¢ntica, que Aznar proclamaba con el argumento de que EE UU es el ¨²nico garante posible de la seguridad de Europa, y por tanto de su existencia, para desarrollar otra compatible con una Europa pol¨ªticamente aut¨®noma y capaz de sostener sus puntos de vista divergentes del amigo americano. Precisamente, algo que el presidente anterior rechazaba como el intento de establecer un contrapoder o contrapeso que, en su opini¨®n, s¨®lo contribuir¨ªa a debilitar las perspectivas de paz y seguridad en el mundo.
La maniobra para invertir el rumbo impuesto por Aznar a las relaciones exteriores de Espa?a se presenta tan complicada que puede suscitar dudas
Volver a las ra¨ªces
Se trata tambi¨¦n de volver a una pol¨ªtica iberoamericana independiente de Washington, sin el embrollo de incluir en una sola dimensi¨®n transatl¨¢ntica a las dos Am¨¦ricas ni ambig¨¹edades como las gestiones que Espa?a y Estados Unidos hicieron al alim¨®n durante el intento de derrocamiento de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela. Y m¨¢s en general, de que las relaciones con esos pa¨ªses o con Marruecos, por destacar el m¨¢s vecino del Magreb, se planteen de nuevo desde la cooperaci¨®n y el desaf¨ªo com¨²n de la democracia. Se trata de dejar atr¨¢s las superioridades hist¨®ricas -"octava potencia, quinto inversor mundial, quinto donante de ayuda", etc¨¦tera-, las agresividades verbales y las tentaciones incluso militaristas que el Gobierno ha exhibido en los ¨²ltimos a?os.
Se trata, en definitiva, de parar un tren lanzado por Aznar con la justificaci¨®n de combatir un terrorismo que, en su opini¨®n, no merece ser analizado ni siquiera en relaci¨®n con sus causas, y de dar la marcha atr¨¢s que nos haga retornar a la sinton¨ªa perdida con Francia y Alemania, como protagonistas del ¨²nico impulso efectivo de la construcci¨®n europea. Se acabaron los intentos de encabezar la "nueva Europa" definida por el ministro de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, para capitalizar la dependencia psicol¨®gica hacia Washington de los l¨ªderes del Este que se incorporan a la Uni¨®n Europea.
El futuro del Gobierno pasa por mucho multilateralismo -mucha ONU, en consecuencia-, mucha solidaridad -pretende elevar en cuatro a?os al 0,5% del PIB el techo de la ayuda al desarrollo, que el Gobierno fijaba en el 0,33%- y nada de ataques preventivos. El nuevo lema es la diplomacia preventiva, la misma que promueve Javier Solana en un informe al Consejo Europeo que Aznar procur¨® arrimar a su sardina.
Todo este proyecto, que deja pocos temas gratos a tratar con la actual Administraci¨®n norteamericana, queda bien establecido en el programa electoral del PSOE y en las primeras declaraciones de las personalidades socialistas que tienen que ver con esta ¨¢rea pol¨ªtica. Es un proyecto que conecta adem¨¢s directamente con los deseos expresados por los espa?oles en unas elecciones marcadas por el terrorismo, la guerra de Irak y las relaciones con EE UU, bajo la impresi¨®n de un asesinato en masa. Admite, por ello, pocas variaciones, y su cumplimiento ser¨¢ vigilado estrechamente por la ciudadan¨ªa.
La maniobra, que har¨¢ trizas la promesa formal hecha por Aznar al Congreso estadounidense de que el giro de la pol¨ªtica espa?ola era irreversible, se presenta, sin embargo, tan complicada que puede suscitar dudas. Sobre todo en el momento inicial del frenazo, el de la retirada de las tropas espa?olas de Irak. Sin ser a¨²n segura, ha suscitado comentarios agresivos tanto por parte de Bush como de Silvio Berlusconi o de las autoridades polacas. Probablemente Espa?a tendr¨ªa todav¨ªa m¨¢s dificultades para soportar un enfrentamiento con Washington de las que est¨¢n teniendo Francia o Alemania. El apoyo de estos dos pa¨ªses en el Consejo de Seguridad va a ser fundamental para que el Gobierno espa?ol pueda resolver airosamente sus compromisos en Irak, pero las negociaciones sobre la Constituci¨®n europea, que se desarrollar¨¢n simult¨¢neamente, son susceptibles de abrir otro flanco d¨¦bil. Es evidente que la situaci¨®n final de Espa?a en el sistema decisorio del Consejo ser¨¢ comparada minuciosamente con la que pretend¨ªa el anterior Gobierno.
La recolocaci¨®n de Espa?a en el mundo contribuir¨¢ adem¨¢s a subrayar la competencia natural que est¨¢ llamada a afrontar en el seno de la UE con los nuevos socios del Este, y especialmente con Polonia. Son grandes retos que hacen que el ¨¦xito del nuevo Gobierno del PSOE exija enormes dosis de algo tan d¨¦mod¨¦ como es la diplomacia.
Exteriores espera con curiosidad el cambio
EL VUELCO SOCIALISTA en las elecciones parece haber sido acogido positivamente en el Ministerio de Asuntos Exteriores, m¨¢s all¨¢ de cualquier consideraci¨®n pol¨ªtica. El motivo es que la situaci¨®n de la carrera diplom¨¢tica se hab¨ªa deteriorado tanto durante los ¨²ltimos dos a?os que es dif¨ªcil que vaya a peor.
Un nuevo Gobierno implica, no obstante, siempre un cierto estr¨¦s para la diplomacia, porque conlleva reestructuraciones y nuevos destinos. La experiencia de los Gobiernos del PP ha sido denunciada, en ese sentido, como traum¨¢tica por funcionarios que estiman que nunca se hab¨ªa llegado tan lejos en una arbitrariedad aplicada, no ya en funci¨®n de afinidades pol¨ªticas, sino de simples simpat¨ªas personales. Fuentes del PSOE relacionadas con la pol¨ªtica exterior aseguran que en la nueva etapa se huir¨¢ de tales planteamientos y se repartir¨¢n empleos con criterios de eficacia administrativa, salvo en los casos de embajadas decididamente pol¨ªticas, como la de la ONU o Washington. Sin duda, ser¨¢ totalmente renovada la c¨²pula ministerial que ha dirigido la etapa en la que se rompi¨® el consenso sobre la pol¨ªtica exterior.
La expectaci¨®n sobre el cambio viene adem¨¢s acentuada porque un buen n¨²mero de embajadores en capitales importantes, como los de Londres, Par¨ªs o Washington, est¨¢n pr¨®ximos a cumplir los cuatro a?os que normalmente se desempe?an al frente de una delegaci¨®n, y porque, en relaci¨®n con los niveles inferiores, est¨¢ convocado un concurso de traslados, ya cerrado, que deber¨ªa resolverse antes del pr¨®ximo 20 de abril. Diplom¨¢ticos que no hab¨ªan pedido destino porque esperaban cargos de designaci¨®n directa con un Gobierno del PP querr¨ªan ahora haber presentado solicitud, y otros que la cursaron vislumbran que tendr¨ªan posibilidades mejores con el nuevo Ejecutivo. Uno de los puntos abordados en los contactos ya iniciados para facilitar la transici¨®n ministerial es precisamente que el concurso, que comprende plazas se?aladas por las autoridades salientes como de libre designaci¨®n, no se falle hasta que se realice el cambio.
Las nuevas autoridades del PSOE querr¨ªan tambi¨¦n reconsiderar la decisi¨®n de trasladar provisionalmente la sede de Exteriores hasta que se corrijan las deficiencias del edificio, pero no saben si los contratos de alquiler ya firmados por el equipo saliente se lo permiten.
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