El armaz¨®n del cambio
No suenan aires de celebraci¨®n en la sede central del socialismo espa?ol. La se?al de la victoria hay que buscarla en los discretos destellos de algunas miradas y en los esbozos de sonrisas apagadas por la tristeza. Los hombres del presidente, el reducido grupo de leales que se han fajado en primera l¨ªnea: Jes¨²s Caldera, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, Jos¨¦ Blanco, Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora, Juli¨¢n Lacalle, Ang¨¦lica Rubio, Gertrudis Alc¨¢zar, aparecen estos d¨ªas derrengados en sus despachos de la calle de Ferraz, agotados f¨ªsica y an¨ªmicamente por el esfuerzo de la campa?a y el impacto de la matanza terrorista. Aunque las llamadas de felicitaci¨®n de los grandes mandatarios -llama Bush, llama Blair, llama...- se suceden sin interrupci¨®n y los poderes financieros y empresariales presentan puntualmente sus credenciales, tampoco parece que el presidente electo necesite hoy por hoy al esclavo que acompa?aba a los generales romanos en los desfiles de la victoria record¨¢ndoles su condici¨®n humana. Por el contrario, lo que el l¨ªder socialista susurra a los o¨ªdos amigos, lo que proclama ante todas esas gentes que en los pasillos de los hospitales, en la calle o en la propia sede madrile?a le dicen a medio camino entre la advertencia y la s¨²plica: "Zapatero, no nos falles", es que no hay verdaderos motivos para la inquietud. "Estad tranquilos, os aseguro que el poder no me cambiar¨¢".
A muchos dirigentes socialistas les ha sorprendido el pujante estilo de Zapatero en campa?a, su combinaci¨®n de di¨¢logo y firmeza
"Lo de Bono [su contrincante en el 35? Congreso] s¨ª que fue dif¨ªcil. ?Por qu¨¦ no le voy a ganar ahora a Rajoy?, comentaba a sus amigos con esa tranquilidad pasmosa
Con Miguel Sebasti¨¢n, con Luis ?ngel Rojo y con el esperado concurso de Pedro Solbes, Zapatero tiene las espaldas econ¨®micas de su futuro Gabinete cubiertas
Como hombre de aparato -profesionalmente s¨®lo conoce su partido y la pol¨ªtica parlamentaria-, sabe muy bien de los espacios estancos impuestos por las camarillas dirigentes
Desde el domingo, Zapatero campea en su partido con un ascendente moral y pol¨ªtico incuestionable, superior seguramente al que Aznar obtuvo en el PP tras su triunfo electoral de 1996
Ha pasado una semana y la estupefacci¨®n general est¨¢ lejos de haberse disipado. Contra todo pron¨®stico, apoyado en ese peque?o grupo de fieles incondicionales dispuestos a dejarse la piel por ¨¦l, Zapatero se ha encaramado sorpresivamente al poder empujado por ese vendaval de votos surgido impetuosamente desde todos los rincones de Espa?a. Lo incre¨ªble es que s¨®lo ¨¦l crey¨® verdaderamente en la victoria, o, para ser m¨¢s exactos, s¨®lo ¨¦l y su mujer, Sonsoles Espinosa, que en estas cosas de los desaf¨ªos pol¨ªticos tiene una fe ciega en su marido, una confianza cimentada, por lo dem¨¢s, en los antecedentes de este hombre que hasta ahora no ha perdido ninguna votaci¨®n trascendental. Mientras media Espa?a suspira aliviada sintiendo esa victoria como una r¨¢faga de esperanza, un soplo de brisa bals¨¢mica en medio del drama, otra Espa?a asiste aturdida a este asalto democr¨¢tico sin acertar a saber c¨®mo y d¨®nde se ha fraguado la inesperada y contundente derrota, hasta d¨®nde llega la cuota de responsabilidad personal de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
Nuevo l¨ªder
Adem¨¢s de un presidente para Espa?a, las urnas forjaron el pasado domingo al nuevo l¨ªder del socialismo espa?ol. No es una perogrullada, puesto que su liderazgo personal ha sido cuestionado internamente de manera casi sistem¨¢tica, sometido a grandes reservas mentales, condicionado a la prueba suprema de las urnas, por no pocos dirigentes socialistas que ve¨ªan en ¨¦l a un elemento inconsistente, demasiado tibio, demasiado paciente. Tambi¨¦n a ellos les ha sorprendido el pujante estilo de Zapatero en campa?a, su acertada mezcla de suavidad y energ¨ªa formales, su combinaci¨®n de di¨¢logo y firmeza que le ha permitido recuperarse y volver a coger las olas favorables cada vez que su trayectoria rectil¨ªnea ascendente se quebraba bruscamente por la irrupci¨®n de acontecimientos inesperados: la entrevista de Carod Rovira con ETA, la declaraci¨®n de tregua terrorista en Catalu?a, que amenazaban con arruinar todas sus posibilidades.
"Lo de Bono [su contricante en el 35? Congreso] s¨ª que fue dif¨ªcil, ?por qu¨¦ no le voy a ganar ahora a Rajoy?", comentaba a sus amigos, con esa tranquilidad pasmosa que nace en la epidermis del paquidermo pol¨ªtico. El candidato socialista no desisti¨® en ning¨²n momento de la campa?a, tampoco el jueves tr¨¢gico cuando su equipo de leales arroj¨® ya la toalla, convencido de que el atentado atribuido a ETA acarreaba tambi¨¦n la mayor¨ªa absoluta del PP. ?l sigui¨® sosteniendo pr¨¢cticamente en solitario lo que ven¨ªa repitiendo desde mucho antes del inicio oficial de la campa?a: que en Espa?a exist¨ªa una voluntad m¨¢s o menos soterrada, pero real, de cambio pol¨ªtico. Por los sondeos propios de que dispon¨ªa, Zapatero estaba convencido de que en ese momento hab¨ªa superado ya en intenci¨®n de voto a su contrincante Mariano Rajoy. Con once millones de sufragios en su haber, el domingo 14-M elimin¨® cualquier reticencia interna, disip¨® todas las dudas, venci¨® las resistencias que ha encontrado desde que el 22 de julio de 2000, en otro golpe de mano democr¨¢tico tan audaz como ¨¦ste, se aup¨® sorprendentemente a la secretar¨ªa general del PSOE. Desde el domingo, Zapatero campea en su partido con un ascendente moral y pol¨ªtico incuestionable, superior seguramente al reconocimiento que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar obtuvo en el Partido Popular tras su triunfo electoral de 1996.
El l¨ªder socialista llega a la presidencia del Gobierno de Espa?a con las manos aparentemente libres de compromisos, con pocas ataduras conocidas y con un equipo ligero de amigos y compa?eros leales, aunque tiene a su disposici¨®n el enorme capital humano de un partido tan poderoso como el suyo. Sentado que para ¨¦l no hay nadie imprescindible, s¨®lo su familia alcanza tal categor¨ªa en el universo emocional de Zapatero, esos c¨ªrculos de amistades (casi todos integrados o relacionados con la pol¨ªtica, puesto que ¨¦sa y no otra es su trayectoria vital desde que empez¨® a militar a los 18 a?os) adquieren ahora la facultad de poder influir en el futuro presidente de Espa?a.
Una espiral
Hace tres a?os, poco despu¨¦s de alcanzar la secretar¨ªa general, Zapatero fue invitado a asistir a unos encuentros culturales que tuvieron lugar en el peque?o municipio vallisoletano de Serrada. La jornada culminaba con una pintada de dibujos en una pared del pueblo. En el espacio que le ten¨ªan reservado, el dirigente socialista pint¨® con brocha negra la l¨ªnea espiral de un c¨ªrculo sin fin. Cuando le preguntaron por el significado del curioso dibujo, que contrastaba bastante con los realizados por el resto de los invitados ilustres, respondi¨® que esa espiral representaba su filosof¨ªa de la vida Sin entrar en mayores espesuras, el c¨ªrculo de la l¨ªnea sin fin no deja de ilustrar el movimiento preferido por este hombre que huye del enfrentamiento directo y acostumbra a bordear las dificultades para acometer el problema desde una trayectoria envolvente que le permita acumular fuerzas y aliados. Aunque muchos de los activos humanos que incorpora en ese viaje circular cumplen una funci¨®n pol¨ªtica puramente instrumental, utilitarista, Zapatero procura conservar en el plano de la amistad a aquellos elementos que aprecia personalmente y que le han demostrado verdadera lealtad. "Prefiere la lealtad a la brillantez, y la buena gente, a los jactanciosos. No lo manifestar¨¢ de ninguna manera expl¨ªcita, pero le repatean los alardes de poder¨ªo, sea material o intelectual, y le irrita ¨ªntimamente la gente que siempre pretende dar lecciones", dicen sus colaboradores. Lo han comprobado ya algunos miembros de la ejecutiva federal o del grupo coordinador de la campa?a electoral que, infravalorando quiz¨¢ las capacidades del candidato, exageraron su disposici¨®n pedag¨®gica.
En ese camino circular recorrido a lo largo de los a?os, el futuro presidente se ha hecho con la confianza y la amistad de un grupo de personas, algunas de ellas periodistas, cuyas identidades mantiene celosamente en el anonimato. Son gentes ajenas al partido, a las que consulta frecuentemente sobre cuestiones de actualidad y que constituyen su principal anclaje con la calle. Porque el secretario general del PSOE ha pavimentado su fulgurante carrera pol¨ªtica sobre la preocupaci¨®n obsesiva de comprender lo que pasaba en el mundo real, de conectar con el ciudadano de a pie. A esa tarea contribuyen poderosamente las personas que integran su c¨ªrculo familiar, preferentemente su padre, su hermano -una antena siempre alerta que emite permanentemente mensajes- y su primo Jos¨¦ Miguel Vidal, el "amigo del alma" de toda la vida, cuyo criterio valora siempre, sin que eso suponga, claro est¨¢, garant¨ªa alguna de que llegue a plasmarlo en una decisi¨®n concreta. Porque el l¨ªder socialista acostumbra a recabar opiniones en m¨²ltiples planos sobre una misma cuesti¨®n, le gusta poder enfocar el problema desde varios ¨¢ngulos, abrir un debate, disponer de una segunda y tercera opini¨®n, antes de decantarse definitivamente. A veces opta por saltarse limpiamente el orden establecido de las cosas y encarga a personas de su confianza misiones que no les corresponden org¨¢nicamente. Por supuesto, eso irrita a los m¨¢s organicistas de su partido, pero el jefe, que se divierte con estos mensajes, siempre busca la eficacia por encima de los formalismos, sacar el m¨¢ximo partido a las cualidades y a los defectos de cuantos le rodean.
A la b¨²squeda de la mirada exterior, Zapatero ha incorporado al partido a personas como los periodistas Miguel Barroso, antiguo directivo del FNAC y experto en imagen; Juli¨¢n Lacalle, ex cronista parlamentario de Diario 16 y de Europa Press que crey¨® en el joven diputado Zapatero muchos a?os atr¨¢s; Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora, soci¨®logo, director del colegio mayor San Juan Evangelista de Madrid y ahora su director de gabinete; Miguel Sebasti¨¢n, el economista estrella, antiguo director del servicio de estudios del BBV y principal art¨ªfice del programa econ¨®mico del PSOE. Con Miguel Sebasti¨¢n, te¨®rico fuera de serie llamado a desempe?ar altos cargos de responsabilidad que ¨¦l no desea, Zapatero, que es una esponja, ha aprendido casi todo lo que sabe de econom¨ªa. Y sabe bastante, a decir de los entendidos que le han visto desenvolverse en esta materia. "Lo de estos dos ha sido un flechazo mutuo", dicen en Ferraz. Con Miguel Sebasti¨¢n; con el ex gobernador del Banco de Espa?a Luis ?ngel Rojo, que representa la llave que puede abrir las puertas del mundo financiero - "p¨ªdeme lo que quieras", dicen que le dijo Zapatero-, y con el esperado concurso de Pedro Solbes, ex ministro y actual comisario europeo, el futuro presidente tiene las espaldas econ¨®micas de su futuro Gabinete razonablemente cubiertas.
Hombre de aparato
Como hombre de aparato -profesionalmente no conoce otra cosa que su partido y la pol¨ªtica parlamentaria-, sabe muy bien de los espacios estancos impuestos por las camarillas dirigentes, de las visiones cerradas, obtusas, del conservadurismo ideol¨®gico que pueden llegar a anidar en cualquier organizaci¨®n social. Lo sabe porque cuando decidi¨® presentar su candidatura a la secretar¨ªa general, y mucho despu¨¦s de haberse impuesto a Jos¨¦ Bono, tuvo que sortear la frialdad y la condescendencia de muchos dirigentes para poder ganarse el respeto y el cari?o de la militancia. Desde entonces, cuando desde las organizaciones provinciales o locales implicados en procesos electorales internos llaman a Ferraz preguntando qui¨¦n es el candidato del secretario general, Zapatero contesta que su preferido es el militante que salga elegido. Al fin y al cabo, ¨¦l ascendi¨® en su partido invocando al apoyo militante, subiendo a la tribuna, convenciendoa la gente con su discurso y llamando a votar.
Si la traza espiral es un s¨ªmbolo de su concepci¨®n del camino, la ya desahuciada maleta roja con que recorri¨® las agrupaciones socialistas de toda Espa?a a la b¨²squeda de apoyos para su candidatura es la reliquia que representa la tenacidad en el empe?o. Del encuentro en el camino de aspirante que viajaba en autob¨²s y se alojaba en las casas de los militantes nace el afecto personal que manifiesta hacia a una persona como la joven diputada Leyre Paj¨ªn, representante de un c¨ªrculo de amistad en el que la intimidad compartida y la confianza mutua conviven con la militancia. En ese grupo se instala el propio Gregorio Peces-Barba, ex presidente del Parlamento y actual rector de la Universidad Carlos III, hombre de consejo y afecto; Trinidad Jim¨¦nez, portavoz del grupo de concejales de Madrid; Ang¨¦lica Rubio, asesora de comunicaci¨®n, persona clave en la log¨ªstica del l¨ªder que se disfraza de "periodista de provincias en situaci¨®n transitoria". Ah¨ª, entre otros, se encuentran igualmente Carme Chac¨®n, actual portavoz del partido, trabajadora y tenaz, joven y experta en el terreno del federalismo y la experiencia de Qu¨¦bec, una voluntad de hierro; el diputado canario Fernando L¨®pez Aguilar y Gertrudis Alc¨¢zar, la secretaria personal de Zapatero, tan inteligente, dicen, que parece adivina. Jes¨²s Caldera, Fernando L¨®pez Aguilar y Trinidad Jim¨¦nez pertenecen al n¨²cleo de "diputados de segunda fila" que participaron en la llamada "conspiraci¨®n blanca" renovadora y respaldaron la candidatura de Zapatero a la secretar¨ªa general. Son aventuras que dejan huella, pero en el caso que nos ocupa no hay peligro de que el futuro presidente del Gobierno se sienta hipotecado pol¨ªticamente por estos v¨ªnculos. Adem¨¢s de asesorarle en materia de pol¨ªtica exterior, Trinidad Jim¨¦nez hizo de puente entre Zapatero y Felipe Gonz¨¢lez, una conexi¨®n valios¨ªsima en lo personal para el actual l¨ªder socialista, que siempre ha admirado a su predecesor, e imprescindible entonces para obtener el suficiente respeto y reconocimiento en su partido.
Aunque no puede decirse que forme parte de su equipo, Gonz¨¢lez ha entablado una relaci¨®n personal extraordinariamente afectiva con Zapatero y se ha puesto a su disposici¨®n en todos aquellos momentos: el 11-S, la intervenci¨®n militar aliada en Afganist¨¢n, Carod Rovira-ETA, en los que el secretario general del PSOE pod¨ªa necesitar de su experiencia.
El domingo por la tarde, cuando Felipe se deshizo de su largo abrazo con el nuevo l¨ªder socialista, pareci¨® que el ex presidente se encontraba extra?amente conmovido, hasta el punto de dejar escapar alguna l¨¢grima. Las relaciones son excelentes, aseguran quienes conocen a ambos muy bien. No hace falta que el ex presidente est¨¦ en ning¨²n ¨®rgano de notables porque su trato es pr¨¢cticamente cotidiano. Zapatero nunca ha mostrado complejo o dependencia de Gonz¨¢lez. Se not¨® tanto esa actitud que muy pronto se apag¨® la especie de que el nuevo secretario general del PSOE no ten¨ªa autonom¨ªa, sino que actuaba a las ¨®rdenes de Gonz¨¢lez. La personalidad abrumadora del ex presidente se puso de manifiesto en algunas ocasiones, pero el joven pol¨ªtico aguant¨® bien el tipo y continu¨® dispensando a su antecesor al frente del Gobierno de Espa?a un cari?o y consideraci¨®n sinceros.
Un regalo a Gonz¨¢lez
Una semana antes de las elecciones en Dos Hermanas, ante 20.000 personas que tronaban en el vel¨®dromo de esa localidad sevillana, confes¨® que nunca le hab¨ªa hecho regalo alguno a Gonz¨¢lez, a pesar del "enorme afecto" que le tiene. "Felipe, te voy a hacer un regalo el 14 de marzo, te voy a regalar nuestra victoria". La noche del 14 de marzo, Felipe Gonz¨¢lez se neg¨® rotundamente a salir a la calle junto a Zapatero. Se qued¨® en un plano discreto y desapareci¨® a la primera de cambio. El futuro presidente del Gobierno, que apenas ha atendido la pol¨ªtica internacional, un espacio vital ahora en el que, dadas las circunstancias, el futuro Gobierno tendr¨¢ que maniobrar intensamente, cuenta as¨ª con el prestigio y los contactos heredados de Gonz¨¢lez, adem¨¢s de la poderosa presencia internacional de Javier Solana y la experiencia diplom¨¢tica de Miguel ?ngel Moratinos. El c¨ªrculo de Zapatero ya ha establecido un canal de comunicaci¨®n con los asesores de candidato norteamericano a la presidencia de Estados Unidos, John Kerry.
El secretario general del PSOE no ha descuidado nunca a la vieja guardia del partido, sobre todo a aquellos que le apoyaron cuando present¨® su candidatura a la secretar¨ªa general. De ah¨ª nace el encuentro regular que ha mantenido a lo largo de estos cuatro a?os con Carlos Solchaga, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y Rosa Conde.
En Euskadi, adem¨¢s de a sus compa?eros de partido Ram¨®n J¨¢uregui, Javier Rojo y Patxi L¨®pez preferentemente, Zapatero escucha entre otros al fil¨®sofo y escritor Fernando Savater, una de las figuras de Basta Ya, movimiento con el que coincide en lo esencial, aunque no siempre comparta sus iniciativas. Savater est¨¢ adem¨¢s integrado en el comit¨¦ que prepara la reforma que debe asegurar la independencia profesional de la televisi¨®n p¨²blica.
Ahora que empieza el baile de ministrables -por supuesto, Jos¨¦ Bono, Jes¨²s Caldera, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, Mar¨ªa Jes¨²s Sansegundo, Magdalena ?lvarez- y surgen propuestas por todas partes, Zapatero aplica m¨¢s que nunca su proverbial mecanismo de defensa contra lo accesorio. Este hombre acostumbrado a escuchar, al que le encanta el debate, el contraste y la cr¨ªtica, tiene la costumbre de desconectar mentalmente sin dejar de dar la raz¨®n a su interlocutor cuando considera que ¨¦ste ha traspasado un determinado umbral. Y al contrario, las pilla al vuelo y se queda con el dato, el mensaje, aunque a veces parezca distra¨ªdo. El jueves por la tarde, el futuro presidente, que dice tener su futuro Gabinete en la cabeza, se march¨® de vaciones a Canarias con cuatro ministerios cerrados. Jos¨¦ Bono, en el de Defensa; Carmen Calvo, en Cultura; Jos¨¦ Mantilla, secretario general del PSC y presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, ocupar¨¢ la cartera de Industria, Comercio y Turismo, mientras que Mar¨ªa Jes¨²s Sansegundo se encargar¨¢ de Educaci¨®n, Ciencia y Tecnolog¨ªa.
Muy vinculada a Gregorio Peces-Barba, Sansegundo lleva toda su vida volcada en el binomio Econom¨ªa-Educaci¨®n. Su curr¨ªculo aparece plagado de experiencia en investigaci¨®n y docencia a escala nacional e internacional. Doctora en econom¨ªa por la Universidad norteamericana de Princeton, su nombre ha estado vinculado en los ¨²ltimos a?os a los informes m¨¢s fiables de la educaci¨®n universitaria espa?ola, como el Universidad 2000 o el Informe Bricall y la Universidad espa?ola en cifras, ambos encargados por la Conferencia de Rectores. Esta mujer de 45 a?os conoce perfectamente los modelos de finaciaci¨®n de la educaci¨®n obligatoria y tambi¨¦n los factores que influyen en la decisi¨®n de los j¨®venes para seguir o no estudiando a los 16 a?os.
Dicen que Zapatero se ha hecho algo vanidoso, quiz¨¢ porque ha sido menospreciado demasiado en las altas esferas de los poderes, pero que el sustrato ideol¨®gico que le anima no ha cambiado en absoluto. En una noche tan pre?ada de emociones contrapuestas como la del pasado domingo pareci¨® ilusionarse a la vista de los j¨®venes socialistas que, entre otras cosas, le gritaban tambi¨¦n eso de "Zapatero no nos falles". Dijo que le recordaban a ¨¦l con 20 a?os menos. "No les fallar¨¢", sostiene su grupo de leales, "es un hombre de principios y no tiene hipotecas de ninguna clase". Antes de la campa?a dio lecciones a todos aquellos que afirmaban que la pol¨ªtica econ¨®mica del PP era inatacable por eficaz y que el debate sobre la seguridad ciudadana era m¨¢s propio de la derecha. Tiene doctrina para rato, la del republicanismo que establece que ning¨²n poder est¨¢ por encima de la ley; la que reivindica el papel de la pol¨ªtica, del ciudadano y de los poderes p¨²blicos; la que se fundamenta en la libertad individual y colectiva; la que establece un buen gobierno de las empresas e invoca al mismo tiempo a la responsabilidad social empresarial.
Debate ideol¨®gico
De la importancia que le concede da fe su implicaci¨®n personal en ese debate ideol¨®gico. ?l mismo, acompa?ado del catedr¨¢tico de Derecho Pol¨ªtico de la Universidad Aut¨®noma de Madrid Fernando Vallesp¨ªn, protagoniz¨®, el pasado julio, unos cursos este verano en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, al que asistieron figuras de primera l¨ªnea en la renovaci¨®n ideol¨®gica de la izquierda internacional, como Zygman Bauman, Benjamin Barber y Ferrara, adem¨¢s de otras nacionales, como Fernando Savater y F¨¦lix Ovejero. El curso fue un ¨¦xito y en ¨¦l cristalizaron las bases ideol¨®gicas de la renovaci¨®n socialista. Al celebrarse, adem¨¢s, una semana despu¨¦s del encuentro que reuni¨® en Londres a los representantes de la tercera v¨ªa, con la participaci¨®n de Tony Blair y Bill Clinton, el encuentro madrile?o fue interpretado como una respuesta por la izquierda a aqu¨¦l.
Sin embargo, Zapatero, con el estilo conciliador que le caracteriza, aclar¨® que el encuentro de Madrid no era una respuesta al de Londres, e incluso alab¨® algunas de las aportaciones al socialismo del laborismo ingl¨¦s, como la nueva visi¨®n de la familia o la puesta en valor de la seguridad p¨²blica frente a la proliferaci¨®n de la privada, que s¨®lo pueden costearla los poderes. S¨®lo se permiti¨® criticar a Blair por su actitud ante la guerra de Irak.
Pero Zapatero cree que la mejor receta viene del an¨¢lisis directo de la realidad. "Si la econom¨ªa va tan bien, ?por qu¨¦ tantas familias viven asfixiadas por la hipoteca de su vivienda, por qu¨¦ los hijos de esas familias tienen un contrato basura que les impide independizarse? ?Qui¨¦n cre¨¦is que padece la inseguridad ciudadana, los que pueden pagarse la seguridad privada o los trabajadores de esos barrios que se est¨¢n volviendo irrespirables porque han retirado a la polic¨ªa?". No fue en un mitin, sino en una discusi¨®n interna del partido. Zapatero llega, efectivamente, al Gobierno de Espa?a con las manos m¨¢s o menos libres y los principios aparentemente intactos.
El brazo derecho
JES?S CALDERA es y seguir¨¢ siendo el brazo derecho de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en el nuevo Gobierno, ocupe el puesto que ocupe. Lo m¨¢s probable, un ministerio de inversi¨®n, a los que el l¨ªder del PSOE quiere dar un fuerte impulso, como Fomento. Zapatero y Caldera, adem¨¢s de tener una gran complicidad pol¨ªtica, como la ten¨ªan Felipe Gonz¨¢lez y Alfonso Guerra, son, a diferencia de ¨¦stos, amigos.
Caldera, del que se especulaba como vicepresidente del Gobierno, ha vuelto a demostrar su "extraordinaria lealtad" a Zapatero. El presidente in p¨¦ctore ya ha conversado con ¨¦l sobre su futuro y le ha convencido de que ser¨¢ m¨¢s ¨²til en un ministerio que requiera mucha energ¨ªa e iniciativa que en el de un vicepresidente que se dedica a hacer papeles y a suplir al presidente. Pero eso fue el viernes, todav¨ªa la situaci¨®n puede revisarse.
La complicidad pol¨ªtica de Zapatero y Caldera se forja en un doble terreno: el grupo parlamentario y el partido. Caldera, portavoz adjunto del Grupo Socialista desde 1993, fue jefe de Zapatero y ambos encabezaron la oposici¨®n parlamentaria al reci¨¦n estrenado Gobierno del PP en 1996 cuando los diputados socialistas iniciaban una traves¨ªa del desierto con una fuerte carga de desmoralizaci¨®n. Caldera fue el principal avalista de las iniciativas parlamentarias del hoy presidente del Gobierno in p¨¦ctore. Ya entonces, Caldera admiraba en Zapatero "una capacidad y una visi¨®n pol¨ªtica fuera de lo normal" y un "gran carisma".
Por eso, en marzo de 2000, cuando un grupo de socialistas j¨®venes, la mayor¨ªa de ellos parlamentarios -como Caldera, Zapatero, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, Jordi Sevilla, Jos¨¦ Blanco...-, deciden concurrir a las elecciones primarias del PSOE, tras la severa derrota de Joaqu¨ªn Almunia en las elecciones generales, es Caldera quien propone a Zapatero como l¨ªder del grupo, denominado Nueva V¨ªa, y todos asumen sin reservas la propuesta.
Tras ganar l la secretar¨ªa general del PSOE, Zapatero elige a Caldera para el puesto de mando en el combate contra el Gobierno del PP: jefe del Grupo Parlamentario Socialista. Un puesto que se acomodaba perfectamente a este socialista salmantino, de 47 a?os, muy combativo y al que se le sit¨²a en las posiciones m¨¢s a la izquierda dentro del PSOE. "Su posici¨®n en las tradiciones del partido ser¨ªa la de un pablista (reivindicador de la memoria del fundador del PSOE, Pablo Iglesias)", dicen en su entorno., pero muy "responsable y con el Estrado en la cabeza", a?aden quienes le conocen.Si finalmente asume, como parece, la cartera de Fomento, lograr¨¢ llevar adelante una reivindicaci¨®n que comparte de antiguo con Zapatero: terminar con el aislamiento del oeste espa?ol. La lucha contra la marginaci¨®n de esta zona de Espa?a han sido estrellas en esta campa?a como compromiso firme de Zapatero con sus paisanos castellano-leoneses.
El 'brujo' del partido
JOS? BLANCO, "el brujo de Palas de Rei", como algunos le llaman en su entorno, se ha ganado el puesto de secretario de Organizaci¨®n del PSOE con la campa?a electoral de la victoria de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y se quedar¨¢ al frente del aparato socialista de la calle de Ferraz. Ha sido el responsable del comit¨¦ de estrategia que ha dirigido la campa?a electoral. Y Zapatero no s¨®lo ha dicho de ¨¦l que es "el mejor secretario de organizaci¨®n que nunca ha tenido el partido" por esta campa?a sino tambi¨¦n porque las listas electorales, por primera vez, en muchos a?os fueron aprobadas por unanimidad en el comit¨¦ federal, pr¨¢cticamente sin conflictos, despu¨¦s de una renovaci¨®n que ha afectado a m¨¢s del 50% de ellas.
De la seguridad en s¨ª mismo que emana este joven lucense da fe una reciente an¨¦cdota. Pocos d¨ªas antes de empezar la campa?a electoral, un grupo de periodistas coment¨® a Blanco lo que era ya un lugar com¨²n se?alar que "el equipo que rodeaba a Zapatero era flojo". Blanco, ni corto ni perezoso, respondi¨®: "Yo no s¨¦ qu¨¦ pensar¨¢n los dem¨¢s. Pero yo pienso que de ese equipo, al que tanto critic¨¢is los periodistas, estamos consolidados Zapatero y yo".
Blanco no hablaba en vano. Reflejaba con ello situaciones que ¨¦l hab¨ªa vivido con Zapatero en los ¨²ltimos tiempos. El l¨ªder socialista sab¨ªa que, tras la crisis de la Asamblea de la Comunidad de Madrid del pasado verano, Blanco se hab¨ªa convertido, como secretario de Organizaci¨®n socialista, en la diana de los ataques de fuera y dentro del PSOE como responsable pol¨ªtico de la deserci¨®n de los dos parlamentarios tr¨¢nsfugas. Y Zapatero, con su tradicional talante bondadoso, se dedicaba una y otra vez a defenderlo por todos los foros period¨ªsticos por los que pasaba.
Sin embargo, Blanco no tiene sobre Zapatero el ascendiente hist¨®rico de Caldera. Empez¨® a tratar a Zapatero en la primavera de 2000, cuando el grupo Nueva V¨ªa, de parlamentarios socialistas j¨®venes, tanteaba la posibilidad de presentarse a las elecciones primarias del PSOE para competir por la secretar¨ªa general. En el reparto, a Blanco le correspondi¨® hacer los n¨²meros, y moverse, a golpe de tel¨¦fono, para concitar apoyos en las federaciones. "Blanco debe ser muy listo porque me ha ganado simplemente con un m¨®vil", dijo de ¨¦l Jos¨¦ Bono en una conversaci¨®n donde trataron de minusvalorar a Blanco.
En ese momento se gan¨® el mote de El brujo de Palas de Rei. Y cuando Zapatero tuvo que improvisar una Comisi¨®n Ejecutiva Federal tras su victoria, tambi¨¦n inesperada, de julio de 2000, pens¨® inmediatamente en Jos¨¦ Blanco para el puesto de secretario de Organizaci¨®n.
A Blanco le corresponder¨¢ ahora la dif¨ªcil tarea de armonizar el trabajo del Gobierno con el del partido, sin que la organizaci¨®n desaparezca y quede engullida por el Ejecutivo.
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