ZP: zidanes, pavones y clase media
Adem¨¢s de vol¨¢tiles, los mercados en Espa?a est¨¢n nerviosos. No s¨®lo por las consecuencias del atentado terrorista de los fundamentalistas, sino por el resultado de las elecciones generales. No hubo lul¨®metro, como en Brasil, pero los analistas de los principales bancos de inversi¨®n hab¨ªan vendido sin dudas a sus clientes la victoria del PP, y se han encontrado de repente con ZP en La Moncloa.
A calmar a esos mercados se dedic¨® Miguel Sebasti¨¢n durante la primera semana del cambio de r¨¦gimen. Fundamentalmente, aunque no s¨®lo, a trav¨¦s de declaraciones en los principales medios y agencias internacionales. A juzgar por la evoluci¨®n de esos mercados en relaci¨®n con los exteriores, parece que lo consigui¨®. Lo contrario que en 1996, cuando la primera y precaria victoria del PP; entonces Aznar dio una desafortunada conferencia de prensa y se acentu¨® la ca¨ªda de la Bolsa y la peseta perdi¨® valor.
Hace unos meses, cuando se dio a conocer al p¨²blico, Sebasti¨¢n asegur¨® ante una decena de personas que no ser¨ªa ministro porque su vocaci¨®n pol¨ªtica no pasaba por ah¨ª. En caso de que ganasen los socialistas le gustar¨ªa un papel an¨¢logo al que ocupa el jefe de asesores econ¨®micos de la Casa Blanca: el sitio de Stiglitz con Clinton, o el actual de Mankew con Bush. Pero un puesto como ¨¦ste tiene dif¨ªcil encaje en la actual Administraci¨®n espa?ola, como no lo tuvo Barea al frente de una reci¨¦n inventada Oficina del Presupuesto en La Moncloa.
En estos momentos se est¨¢ conformando el equipo econ¨®mico del Ejecutivo de Zapatero. Parece que ZP cuenta, en distintas posiciones, con Pedro Solbes y Miguel Sebasti¨¢n. Si el titular de Econom¨ªa (como vicepresidente o como ministro) fuera Solbes, la continuidad t¨¦cnica con el tiempo de Felipe Gonz¨¢lez estar¨ªa asegurada. Sebasti¨¢n ofrece los riesgos de su escasa imbricaci¨®n en el partido.
No especulemos. Lo importante es que el responsable de Econom¨ªa no tendr¨¢ que hacer nada revolucionario al ejercer como tal. Le pasar¨¢ algo similar a lo de Rato en relaci¨®n con Pedro Solbes, aunque no se lo reconociesen nunca: que su labor principal ser¨¢ mantener el rumbo, el legado econ¨®mico, que es lo m¨¢s brioso que deja el PP. Con matices importantes: no habr¨¢ auditor¨ªas de infarto, pero ser¨¢ oportuno saber cu¨¢nto debemos los espa?oles (la realidad del d¨¦ficit p¨²blico), m¨¢s all¨¢ del saldo contable oficial legitimado por Eurostat. Y en segundo lugar, la distribuci¨®n del bienestar: seg¨²n los ¨²ltimos datos, un 56,24% de las familias (casi ocho millones de hogares) tiene dificultades para llegar a fin de mes, el nivel de endeudamiento medio familiar es el 87% de la renta bruta disponible y, despu¨¦s de 10 a?os de ciclo econ¨®mico positivo, hay un 12% de tasa de paro, un 30% de la poblaci¨®n activa est¨¢ en trabajo temporal y un 8% pertenece a la categor¨ªa de trabajo parcial o discontinuo. Es decir, con una econom¨ªa creciendo de manera continuada durante una d¨¦cada, la mitad de la fuerza laboral se encuentra, de una manera u otra, en estado de precariedad.
Una reforma laboral que corrija estos defectos; una reforma fiscal que logre impuestos m¨¢s progresivos, reduzca el fraude y obtenga ingresos para sufragar el gasto de las promesas electorales en educaci¨®n y sanidad; una pol¨ªtica de vivienda que incremente de modo sustancial el n¨²mero de casas de alquiler en el mercado; la multiplicaci¨®n del gasto en I+D+i que incremente la productividad; y una pol¨ªtica industrial a corto que pal¨ªe la alarma social motivada por la deslocalizaci¨®n de empresas ser¨¢n las se?as de identidad del equipo econ¨®mico.
Y todo ello, bajo la filosof¨ªa que ZP anunciaba en el solemne pr¨®logo al libro de Jordi Sevilla De nuevo socialismo (Editorial Cr¨ªtica), contra el fundamentalismo de mercado, "que se ha convertido en pensamiento ¨²nico, que ha pretendido impregnar todos los aspectos de la vida social, incluidos aquellos m¨¢s alejados de la actividad econ¨®mica... M¨¢s mercado ha sido la respuesta mon¨®tona de la derecha ante cualquier problema social, ya sea el punto negro de una carretera, la educaci¨®n de nuestros hijos o el cuidado de nuestros mayores. Un diagn¨®stico simple y una soluci¨®n igual de simple. Tan simples como ineficaces".
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