Siglos
En el tren de cercan¨ªas me he encontrado con Enrique, al que tuve de alumno hace unos a?os. Iba tan absorto en su m¨®vil, que no me ha visto hasta pasadas varias estaciones.
-"Qu¨¦ mensajes tan largos os envi¨¢is los j¨®venes". Le he dicho, sorprendida por las p¨¢ginas de texto que desfilaban en su pantalla.
-"Es una novela que estoy leyendo" -ha contestado con naturalidad- "una novela ciberpunk".
Me ha parecido el colmo de la modernidad y le he preguntado de qu¨¦ iba. Me ha explicado que era de ciencia ficci¨®n. Pero que no trata del futuro, porque ya se sabe que "no hay futuro". As¨ª que del presente. Anticipa el presente entretejiendo sucesos del presente...
-"?No me est¨¢s diciendo que trata de terroristas isl¨¢micos que van a reventar un tren donde una profesora pregunta a su exalumno sobre la novela ciberpunk que va leyendo en su m¨®vil?"
-"M¨¢s o menos; s¨ª. Es un tema cl¨¢sico dentro de este g¨¦nero".
Confieso que en ese momento he aferrado con m¨¢s fuerza la barra cromada del vag¨®n. A mi alrededor, j¨®venes estudiantes con sus mochilas y sus m¨®viles. Ese escenario conocido se me ha vuelto tremendamente irreal. Quiz¨¢s mi tren gira en un tiovivo, o mejor en una ruleta rusa, hasta detenerse en una casilla roja... o negra. Pero la voz del crupier ha cantado el n¨²mero por megafon¨ªa, las puertas se han abierto y he vuelto a respirar.
Por la noche abro el caj¨®n en que guardo las viejas fotos. Entre las m¨¢s antiguas, hay una de mis abuelos de viaje de novios en Par¨ªs, junto a la reci¨¦n estrenada torre Eiffel. Mi abuela Josepa Antoni a sus veinte a?os. Por su figura no ha transcurrido un siglo. Recuerdo el comentario de mi padre sobre esa foto; que su madre perdi¨® en Par¨ªs el cors¨¦ victoriano. Y a?ad¨ªa con sorna, que lo habr¨ªa hecho para entrar m¨¢s desahogada en el siglo XX.
Mirando la foto me pregunto qu¨¦ hubiese pensado ella de este nuevo siglo que me tiene tan perpleja, oyendo a un joven afirmar que s¨®lo hay presente sin futuro, a la vez que consulta el or¨¢culo en un m¨®vil que act¨²a tambi¨¦n como despertador...
Jurar¨ªa que ha sido Josepa Antoni quien ha contestado a mi pregunta. Si un m¨®vil puede hablar ?por qu¨¦ no una foto?
-"?Todav¨ªa os ponen bombas esos nihilistas? No respetan reyes ni obreros; ni?os o mujeres. Matan sin piedad para que nazca otra humanidad. Por alcanzar esa meta tampoco les importa morir. Tienen una religi¨®n atragantada. Ingenuos. No podr¨¢n cambiar nada, ni a¨²n con ese terrible invento que llaman dinamita. ?Sabes? En el dolor, la buena gente se hace m¨¢s fuerte".
Para mi abuela s¨ª hab¨ªa futuro; y por eso puedo yo escribir.
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