Asombroso espect¨¢culo
En su segundo a?o al frente del Festival de Pascua, Simon Rattle ha venido a Salzburgo dispuesto a jug¨¢rsela nada menos que con dos ¨®peras mozartianas: Cos¨ª fan tutte e Idomeneo. Bien es verdad que el director de Liverpool suele recurrir a Cos¨ª en las grandes ocasiones mozartianas. Fue, por ejemplo, el t¨ªtulo que eligi¨® en 1991 en Glyndebourne para la celebraci¨®n del segundo centenario de la muerte del compositor. Ya entonces extrajo una lectura memorable, en instrumentos de ¨¦poca, con la orquesta del Siglo de las Luces. Es una experiencia que ahora ha contado de una forma determinante en la manera de tocar de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn.
De entrada, Rattle ha dividido la m¨ªtica orquesta alemana en dos agrupaciones -una para Cos¨ª, otra para Idomeneo-, buscando ante todo una sonoridad camer¨ªstica. Luego est¨¢n las cuestiones de estilo, con una utilizaci¨®n de los arcos tan distinta del periodo barroco como del rom¨¢ntico. La transparencia llega a niveles tan excelsos que la ligereza se impone con una precisi¨®n asombrosa, situando la belleza sonora en una enriquecedora ambig¨¹edad.
El peso de una pluma va ganando, conforme transcurre la representaci¨®n, al de una gruesa piedra situada al otro lado de una polea. El matrimonio Herrmann (que ya hab¨ªa trabajado con Rattle en Salzburgo en Las Boreades, de Rameau) hace una lectura teatral de una belleza pl¨¢stica enigm¨¢tica e inquietante, reforzada por un figurinismo y una iluminaci¨®n de tono futurista, con un movimiento coral (estupendo tambi¨¦n musicalmente European Voices) tan novedoso como sugerente. Los disfraces, los abanicos, los paraguas, los biombos, describen perfectamente el mundo de las apariencias. Ellas saben desde el primer momento la trama que ellos est¨¢n preparando para poner a prueba su fidelidad. El enga?o no interrumpe la pedagog¨ªa en esta lectura atemporal, sino que la potencia con un punto de escepticismo y una p¨¦rdida de ingenuidad.
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