La polic¨ªa busca en Madrid el refugio de los supervivientes del 'comando' del 11-M
La fiscal solicita al juez del caso entre una y cinco nuevas ¨®rdenes internacionales de detenci¨®n
La polic¨ªa busca en Madrid y su periferia una vivienda en la que se habr¨ªan escondido, tras el suicidio colectivo de Legan¨¦s, los terroristas implicados en el 11-M de los que se desconoce su paradero. Los investigadores saben que lograron escapar entre uno y tres de los seis m¨¢s perseguidos por el 11-M. Ya est¨¢ confirmado que seis terroristas se dinamitaron el s¨¢bado, tras cubrirse el cuerpo con explosivos, hacer un c¨ªrculo sobre una pila de dinamita, llamar a sus familias para despedirse y ulular c¨¢nticos religiosos antes de suicidarse. Los movimientos y contactos de El Tunecino son ahora las claves de las pesquisas.
El desescombro del piso de Legan¨¦s y los ex¨¢menes forenses han arrojado nuevos datos sobre los criminales del 11-M. Los investigadores creen que los organizadores y autores materiales de la masacre decidieron reagruparse con todo el material en dicha vivienda "porque juntos se sent¨ªan m¨¢s seguros" y porque les permit¨ªa moverse con facilidad, al ser una zona muy bien comunicada por carretera.
De hecho, desde esa casa partieron los terroristas que colocaron una bolsa llena de dinamita en las v¨ªas del AVE, a la altura de Mocej¨®n (Toledo), a unos 50 kil¨®metros de Legan¨¦s. La Comisar¨ªa General de Informaci¨®n cree que los autores de la intentona contra el tren de alta velocidad fueron los hermanos Rachid y Mohamed Oulad y Abdennabi Kounjaa, ya que hab¨ªan trabajado por esa zona.
El material que ten¨ªan en su poder era una cantidad de dinamita de aproximadamente 50 kilos, tres metralletas -dos inglesas de la marca Sterling, de carga lateral, utilizadas por los paracaidistas brit¨¢nicos (similar a la que porta la persona que reivindic¨® en un v¨ªdeo el 11-M), y una Cz-Ceska, de fabricaci¨®n checa- varias pistolas y una decena de tel¨¦fonos m¨®viles. No se ha encontrado munici¨®n sin detonar.
Parte de la dinamita estaba metida en dos bolsas para cometer otros atentados, y en un cintur¨®n bomba. El resto, la utilizaron para suicidarse. La disposici¨®n de los restos humanos hallados en el inmueble y sus inmediaciones indican que fueron seis los terroristas los que hicieron un c¨ªrculo en torno a la dinamita, amontonada en el centro, y que algunos de ellos se colocaron explosivos pegados al cuerpo.
Cuando, tras dos horas de tiroteos y negociaciones con la polic¨ªa, sintieron que pod¨ªan ser capturados, se volaron por los aires. El geo Francisco Javier Torronteras acababa de arrojar en ese momento una bomba de gases al interior de la vivienda (la puerta ya hab¨ªa sido abierta) y esperaba que al menos uno de los terroristas saliera desnudo, como se les hab¨ªa ordenado.
No m¨¢s dinamita
De lo que la polic¨ªa est¨¢ pr¨¢cticamente segura es de que del piso de Legan¨¦s no sali¨® ni un solo gramo de dinamita, lo que alejar¨ªa el riesgo de nuevos atentados, al menos a corto plazo. Los planes de los terroristas se ignoran, pero s¨ª se sabe que su intenci¨®n, tanto el 11-M como en lo que preparasen posteriormente, era "matar al mayor n¨²mero de gente posible, no atentar contra edificios u otro tipo de instalaciones". No obstante, estiman que pretend¨ªan intentar alg¨²n crimen el jueves o viernes santos.
Los investigadores creen que quien tom¨® la decisi¨®n del suicidio colectivo fue o Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet, el Tunecino, o Jamal Ahmidan, el Chino, pero que todos aprobaron hacerlo. Se inclinan por el primero, al ser el cerebro del comando en Espa?a y el ide¨®logo m¨¢s radical del grupo. Las pesquisas llevadas a cabo hasta ahora apuntan a que el Tunecino hab¨ªa aglutinado a los elementos m¨¢s extremistas de diferentes c¨¦lulas durmientes o de apoyo log¨ªstico vinculadas a Al Qaeda en Espa?a.
La mayor¨ªa de los identificados hab¨ªan tenido contactos con otro grupos radicales, como el que lideraba Abu Dahdah, encarcelado en Espa?a por el 11-M, o el que manten¨ªa estrechas relaciones con la guerrilla chechena, o el que reun¨ªa a antiguos combatientes marroqu¨ªes en la guerra de Afganist¨¢n contra la invasi¨®n sovi¨¦tica y la posterior de Estados Unidos. El Tunecino habr¨ªa contactado con todos ellos y con el exterior, posiblemente a trav¨¦s de Amer el Azizi (quien ha estado en varias ocasiones en Espa?a) o de Said Berraj, y fue quien supuestamente recibi¨® instrucciones para organizar el 11-M y la campa?a posterior de terror.
Pero la preocupaci¨®n de la polic¨ªa no son ahora los suicidas, sino los que lograron eludir el cerco tendido en Legan¨¦s. Aunque a¨²n faltan por identificar plenamente dos de los seis cad¨¢veres hallados en el piso, las sospechas apuntan a que podr¨ªa tratarse de los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, pero no hay confirmaci¨®n ni de que hayan fallecido ni de que huyesen. El ¨²ltimo de los seis buscados internacionalmente sobre el que casi nada se sabe es Said Berraj. En realidad, los encargados de las pesquisas tienen la esperanza "de que no haya sobrevivido ninguno", ya que los reunidos en el piso eran "los m¨¢s radicales entre los radicales".
De confirmarse que los dos fallecidos sin identificar son los hermanos Oulad, s¨®lo Berraj habr¨ªa escapado con vida, como tambi¨¦n lo habr¨ªa hecho otra persona, su supuesto colaborador del grupo, que habr¨ªa alertado a sus compa?eros escondidos en el piso de la proximidad de las fuerzas policiales. La b¨²squeda se centrar¨ªa en ellos, adem¨¢s de en el lugar en el que pudieron esconderse. Tambi¨¦n se trata de averiguar el paradero del ya citado Azizi, del universitario bosnio Sanel Sjekirika y de Rabel Osman El Sayed. Lo fundamental es conocer sus contactos en Espa?a y en el extranjero, especialmente en el Reino Unido. Las nuevas ¨®rdenes de detenci¨®n (entre una y cinco) que la fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional ha pedido al juez Juan del Olmo aclarar¨¢n parte de estos extremos.
Tambi¨¦n se trata de averiguar desde d¨®nde fue enviado al diario Abc el fax con nuevas amenazas de Al Qaeda, supuestamente redactado en el extranjero y al que se le da cr¨¦dito. Los agentes est¨¢n analizando un ordenador hallado en el piso de Legan¨¦s por si hubiera partido de ese aparato, aunque creen que no fue as¨ª. El documento habr¨ªa sido rebotado (o enviado por ordenador, y reenviado desde otro computador espejo) desde otras terminales.
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