El populismo irrumpe en Polonia
El desmoronamiento de la izquierda y de la derecha abre la puerta al caudillo Andrzej Lepper
La crisis del partido que gobierna en Polonia, la Alianza de la Izquierda Democr¨¢tica (SLD), con la escisi¨®n de un grupo que quiere formar un nuevo partido con el nombre de Socialdemocracia Polaca (SDPL) y el anuncio de la dimisi¨®n del primer ministro Leszek Miller, liquida uno de los pilares de la transici¨®n polaca del comunismo a la democracia. Al mismo tiempo, el populismo amenaza con convertirse en una fuerza irresistible con un discurso antieuropeo y demag¨®gico.
Las ¨²ltimas elecciones legislativas, el 23 de septiembre de 2001, produjeron la desaparici¨®n de la alianza pol¨ªtica de la derecha polaca, agrupada bajo el lema del antiguo sindicato independiente Solidaridad. En s¨®lo dos a?os y medio la coalici¨®n de izquierda SLD, los triunfadores de las elecciones, sumidos en la corrupci¨®n y considerados responsables de una pol¨ªtica de recortes sociales junto con los miedos derivados de la entrada en la UE, ha quedado destrozada.
Lepper vaticina "el desastre total de la industria y la agricultura polacas"
La destrucci¨®n de las dos grandes opciones pol¨ªticas de izquierda y derecha, base del equilibrio y el buen funcionamiento de un sistema democr¨¢tico, abre en Polonia las puertas a las opciones populistas, en especial al partido Samoobrona (Autogesti¨®n). Los sondeos sit¨²an ya a Somoobrona como la segunda fuerza pol¨ªtica con una intenci¨®n de voto por encima del 20%, el doble de los conseguidos en 2001. Al frente de Somoobrona emerge la figura de Andrzej Lepper, un caudillo rural que cumplir¨¢ 50 a?os el pr¨®ximo 13 de junio, el d¨ªa de las elecciones europeas, que le pueden dar un peso a¨²n mayor en la pol¨ªtica polaca.
Para el soci¨®logo Ireneusz Krzeminski, la situaci¨®n resulta "fascinante para un investigador social. La descomposici¨®n de la izquierda pone en peligro todo el escenario que tiene que recomponerse". Seg¨²n Krzeminski, "se asimila la democracia y sus reglas, pero hay una desconfianza total hacia los partidos sin los cuales el sistema no funciona". Krzeminski caracteriza la situaci¨®n como una especie de "anarquismo moderno".
En medio de este panorama, Lepper se ha convertido ya en la esperanza de los desesperados, el caudillo capaz de representar a los excluidos o perjudicados por el salto de Polonia hacia la modernidad que representa la entrada en la UE. El propio Lepper, un propietario agrario sin formaci¨®n, se convirti¨® en l¨ªder de las protestas campesinas contra la pol¨ªtica liberal encarnada en Leszek Balzerowicz, el art¨ªfice de la transici¨®n de la econom¨ªa polaca de la planificaci¨®n al mercado libre. Balzerowicz es la bestia negra de Lepper que lo fustiga en todas sus intervenciones como si se tratase de la encarnaci¨®n del mal. Adquiri¨® Lepper notoriedad nacional con violentos bloqueos de carreteras con los que los agricultores polacos expresaban sus protestas. Ahora el caudillo populista ha adquirido un cierto refinamiento y ha aprendido a moverse con soltura ante los medios de comunicaci¨®n hasta convertirse en un temido polemista. Su lenguaje desgarrado, con repetici¨®n de palabras como ladrones para referirse a sus adversarios, ha elevado a Lepper a la condici¨®n de alternativa antisistema que algunos califican incluso de fascista. No obstante, no se registran en sus intervenciones rasgos del antisemitismo de los ultranacionalistas y ultracat¨®licos agrupados en la Liga de las Familias Polacas (LPR).
El soci¨®logo de la Universidad de Varsovia Pawel Spiewak no vacila en sostener que "la ret¨®rica de Lepper y sus seguidores est¨¢ dominada no por argumentos, sino por bajas emociones, que reflejan un sentido de agravio e indefensi¨®n. Ellos quieren un gobierno fuerte, un dictador, no porque quieran que las cosas vayan mejor, sino porque quieren esconder su propia debilidad y, a menudo, su incompetencia".
El s¨¢bado 27 de marzo, Lepper celebr¨® en Varsovia un congreso de las juventudes de Samoobrona. Llenaban la sala abundancia de j¨®venes de aspecto campesino, de mejillas sonrosadas y endomingados. Iban casi todos trajeados con una corbata a rayas rojas y blancas, los colores de la bandera polaca. Tras hacer entrada en la sala los pendones de diferentes agrupaciones y cantar el himno nacional, vinieron las arengas contra los ladrones en el Gobierno y los acuerdos negativos para Polonia sobre el ingreso en la UE. Lepper se dirige a sus huestes y les dice que no todo lo del antiguo sistema era malo, y ahora pronostica "el desastre total de la industria y la agricultura polacas". Afirma Lepper no ser antieuropeo, pero se niega a que Polonia se convierta en un mercado para los productos excedentes de la UE. Concluye su discurso con un "tenemos que demostrar que en suelo polaco podemos crear empresas y vivir en pie". Los j¨®venes acogen sus palabras con la canci¨®n polaca de cumplea?os y corean: "?Que viva, que viva, que viva 100 a?os!".
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