Malas caras en La Manga
La plantilla del Madrid inicia su concentraci¨®n murciana con el claro disgusto de los jugadores, que no se sienten valorados por el club
La columna de jugadores del Madrid march¨® malhumorada y quisquillosa de Las Rozas a La Manga, donde le esperan dos d¨ªas de clausura, a la espera del partido contra el Atl¨¦tico, el pr¨®ximo s¨¢bado. El entorno de para¨ªso artificial, de campos de golf y palmeras reci¨¦n plantadas en el fondo de un valle, junto al litoral murciano, no anim¨® a los jugadores a tomarse la cosa con alegr¨ªa. Ni siquiera la presencia de unos 300 aficionados en el aeropuerto. Ni mucho menos. M¨¢s bien al contrario. La concentraci¨®n ha supuesto un trauma para los jugadores, que no gustan de rigores disciplinarios cuando las cosas no vienen bien dadas. Piensan que el club les castiga y ven en la docilidad del t¨¦cnico, Carlos Queiroz, un s¨ªntoma de flaqueza que interpretan como una traici¨®n y un deshonor. "Han perdido el norte", dijo un capit¨¢n, al enterarse de la orden de llevar a cabo una concentraci¨®n, el martes al mediod¨ªa, a causa de los ¨²ltimos malos resultados.
Ra¨²l fue consultado el martes por Queiroz y la idea no le gust¨®. La opini¨®n del capit¨¢n no difer¨ªa de la del resto de la plantilla, ni ahora ni el a?o pasado, cuando el club intent¨® concentrar al equipo en v¨ªsperas del pen¨²ltimo partido de la temporada, contra el Atl¨¦tico y tambi¨¦n en el Calder¨®n. En aquella ocasi¨®n fue el director general, Jorge Valdano, el que se present¨® un d¨ªa, en la vieja Ciudad Deportiva de Chamart¨ªn, para despachar con los capitanes: Guti, Hierro y Ra¨²l. Los tres le dijeron que no conven¨ªa concentrar al equipo porque eso supon¨ªa poner en duda el compromiso de los profesionales, adem¨¢s de un trastorno con sus familias. El por entonces t¨¦cnico, Vicente del Bosque, tambi¨¦n se opuso porque crey¨® que los futbolistas no necesitaban ese tipo de severidad para acentuar su talante competitivo. El Madrid gan¨® 0-4 y Ronaldo, uno de los mayores enemigos de dormir bajo la tutela del club, marc¨® dos goles. Dos d¨ªas antes le hab¨ªa pasado el brazo por encima del hombro al director general: "?Director! No se preocupe que si usted no nos concentra yo meto dos goles!".
El lunes, aun sabiendo la opini¨®n del vestuario, Queiroz no se opuso a la orden de concentrarse. Una orden que ven¨ªa de las instancias m¨¢s elevadas del club. Los jugadores entendieron la anuencia del entrenador como un gesto de obediencia est¨¦ril hacia los dirigentes y una deslealtad hacia ellos. "?Qu¨¦ le importaba negarse, como hizo Del Bosque, si ya sabe que lo van a echar?", se preguntaba medio inflamado, ayer un veterano. En efecto. Los jugadores hab¨ªan cre¨ªdo que Queiroz estaba de su parte cada vez que hac¨ªa una de esas declaraciones que se le atravesaban a la directiva.
Ahora la plantilla deber¨¢ pasar dos d¨ªas de trabajo y encierro en un sitio que les parece absurdamente a desmano, bajo la mirada del propio Valdano que, junto a su segundo, Butrague?o, supervisan la cosa. Queiroz, en opini¨®n de los futbolistas, ya no es m¨¢s que un instrumento de la directiva. Hasta ayer, los jugadores no hab¨ªan hablado tanto del partido frente al Atl¨¦tico como de lo maltratados que se sent¨ªan. Como a finales del ¨²ltimo curso, no se sienten valorados.
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