La ¨²ltima oportunidad
J¨¹rgen Schrempp, presidente de Daimler-Chrysler, se juega su futuro con Mitsubishi
Prometi¨® un gigante automovil¨ªstico a escala mundial, pero en ocho a?os s¨®lo ha acumulado problemas. J¨¹rgen Schrempp, presidente de DaimlerChrysler, ahora se juega su futuro con Mitsubishi, el constructor de coches japon¨¦s, cuyo plan de saneamiento parece crucial para asegurar el futuro del grupo alem¨¢n. Schrempp, en todo caso, sigue gozando del apoyo del Deutsche Bank, pero no para siempre.
Schrempp dej¨® abierta la posibilidad de vender la participaci¨®n en Mitsubishi, pero todo indica que har¨¢ justamente lo contrario
Con la crisis que sacude Alemania, no es f¨¢cil igualar las inclementes cr¨ªticas que d¨ªa tras d¨ªa caen sobre el canciller, Gerhard Schr?der, y sus ministros. Uno de los pocos que pueden competir en t¨¦rminos de impopularidad con el Gobierno se llama J¨¹rgen Schrempp, y es el presidente del grupo automovil¨ªstico DaimlerChrysler. Recientemente, la revista Business Week lo distingui¨® como uno de los seis peores ejecutivos de todo el mundo. El balance de sus ocho a?os de gesti¨®n al frente de la mayor empresa industrial alemana se sintetiza en un solo y contundente dato: desde que Schrempp asumiera el mando, DaimlerChrysler ha perdido la mitad de su valor en Bolsa, lo que equivale a cerca de 40.000 millones de euros. Pese a ello, su contrato acaba de ser prorrogado hasta 2008. Protegido por el Deutsche Bank, ahora tiene que sanear, a como d¨¦ lugar, la automovil¨ªstica japonesa Mitsubishi Motor.
S¨®lo han pasado seis inviernos desde que J¨¹rgen Schrempp era sin¨®nimo de futuro. Se escrib¨ªa 1998, y Daimler Benz acababa de dar a conocer que se fusionar¨ªa, en t¨¦rminos muy favorables para el fabricante de los Mercedes Benz, con la automovil¨ªstica estadounidense Chrysler. "Patrocinada directamente desde el cielo", esta uni¨®n, seg¨²n Schrempp, permitir¨ªa crear una tit¨¢nica multinacional que brindar¨ªa inconmensurables beneficios de escala. La prensa comenz¨® a acu?ar el t¨¦rmino Mundo, SA. Dos a?os despu¨¦s, DaimlerChrysler se har¨ªa tambi¨¦n con un 37% de Mitsubishi. Todo por el bien de los accionistas, desde luego: Schrempp gustaba dejarse llamar M¨ªster Shareholder Value.
P¨¦rdidas americanas
Pero las cosas r¨¢pidamente comenzaron a complicarse. Aparte de los problemas de integraci¨®n inherentes a este tipo de fusiones, Chrysler result¨® ser un fabricante que, pese a su larga tradici¨®n, ya poco ten¨ªa que oponer a sus competidores estadounidenses. Se inyectaron miles de millones de capital, se cerraron varias plantas, se despidi¨® a miles de trabajadores y se concedieron ruinosos descuentos a los clientes; y, sin embargo, al d¨ªa de hoy, los negocios siguen sin despegar: el a?o pasado, Chrysler arroj¨® p¨¦rdidas en torno a los 500 millones de euros. Lo mismo sucede con Mitsubishi, que el a?o pasado tambi¨¦n registr¨® p¨¦rdidas similares y acumula deudas superiores a los 5.000 millones de euros. S¨®lo con suerte, en tres o cuatro a?os, el fabricante japon¨¦s volver¨¢ a arrojar beneficios, seg¨²n admiten los directivos de DaimlerChrysler, que, de facto, ya dirigen la compa?¨ªa.
Junto a otros problemas -las dificultades de establecer el prometido sistema de peaje satelital para camiones en Alemania, por ejemplo, o las amortizaciones sobre la participaci¨®n en EADS-, sobre todo Chrysler lastra los resultados de la matriz, que en 2003 apenas arroj¨® unos beneficios de 448 millones de euros, un 91% menos que los 4.718 millones de 2002. Tan s¨®lo la buena marcha de las divisiones de veh¨ªculos comerciales, servicios financieros y Mercedes Benz evitaron un descalabro mayor. Peor a¨²n: tambi¨¦n 2004 ser¨¢ un ejercicio dif¨ªcil, seg¨²n ha anunciado ya Schrempp, que tan s¨®lo prev¨¦ una mejora para 2005 o 2006.
As¨ª, evidentemente, es dif¨ªcil ganarse el coraz¨®n de los inversores. De haber invertido su dinero en el competidor BMW, los accionistas hoy no tendr¨ªan que lamentar una p¨¦rdida del 50% del valor de sus acciones, sino un incremento por este mismo porcentaje. La raz¨®n es muy sencilla: BMW se despidi¨® a tiempo de la estrategia de invertir miles de millones en otras marcas. Vendi¨® la brit¨¢nica Rover, se qued¨® con los Mini, y desde entonces va como una moto: con 1.947 millones de euros en beneficios, en 2003 pr¨¢cticamente igual¨® los resultados de 2002.
Tambi¨¦n por ello, el malestar acumulado entre los inversores de DaimlerChrysler es tan grande que en la junta de accionistas celebrada el pasado 7 de abril en Berl¨ªn poco falt¨® para derrocar a Schrempp. Por vez primera, no s¨®lo fueron las asociaciones de peque?os accionistas que enfilaron sus bater¨ªas contra este directivo de 69 a?os, sino tambi¨¦n los representantes de los tres mayores fondos p¨²blicos de inversi¨®n de Alemania. Entre los cr¨ªticos se aline¨® tambi¨¦n la influyente consultora estadounidense ISS. "DaimlerChrysler siempre reacciona demasiado tarde cuando las cosas se tuercen", afirm¨® Klaus Kaldemorgen, del fondo DWS. De una "masiva destrucci¨®n de valor" y "exorbitantes" costes de reestructuraci¨®n, habl¨® su colega Thomas Meier, de Union Investment. "Se?or Schrempp, usted me puede contar lo que quiera, pero Mitsubishi es un desastre", remach¨® J?rg Pluta, de la asociaci¨®n de peque?os accionistas DSW.
Pese a este cierre de filas, el llamamiento conjunto a no confirmar a Schrempp en su cargo fracas¨®. El pol¨¦mico presidente sigue gozando de la protecci¨®n del mayor accionista, el Deutsche Bank, que mantiene un 11,8% en DaimlerChrysler, y con su ex presidente Hilmar Kopper dirige tambi¨¦n el consejo de vigilancia de la automovil¨ªstica. Schrempp y Kopper son amigos personales y c¨®mplices en el proyecto de Mundo, SA. Si uno tuviera que marcharse, el otro, tambi¨¦n. En la junta, ambos obtuvieron la aprobaci¨®n de cerca de un 88% de los derechos de voto, mucho todav¨ªa, pero un 10% por debajo del respaldo recibido hace un a?o.
Al d¨ªa siguiente, el consejo de vigilancia prorrog¨® hasta 2008 el contrato de Schrempp. "Uno no puede salir corriendo cuando las cosas se complican", hab¨ªa dicho el directivo. "Si aparece un problema operativo, no cambiamos de estrategia, sino que lo solucionamos". Schrempp ahora tiene que dedicar toda su atenci¨®n a c¨®mo proceder con Mitsubishi. Para poder desarrollar nuevos proyectos, la automovil¨ªstica japonesa requiere una inyecci¨®n de capital de al menos 4.000 millones de euros, cerca de 2.000 millones de los cuales tendr¨ªan que ser asumidos por DaimlerChrysler. Los detalles del plan de saneamiento se conocer¨¢n el pr¨®ximo 30 de abril, y Schrempp dej¨® abierta durante la junta de accionistas la posibilidad de vender definitivamente la participaci¨®n en Mitsubishi.
El futuro de Mitsubishi
Pero todo indica que el directivo har¨¢ exactamente lo contrario: a m¨¢s tardar en 2006, DaimlerChrysler tomar¨¢ el control de m¨¢s del 50% de este fabricante, que para entonces deber¨ªa haber avanzado sustancialmente en su reestructuraci¨®n, seg¨²n adelantan fuentes de ambas empresas. Schrempp, en otras palabras, seguir¨ªa la senda ya tomada por Renault en su control de Nissan. Probablemente, no le queda otra alternativa: varios modelos de Chrysler y de Smart requieren de plataformas conjuntas con Mitsubishi, la alianza es importante para la divisi¨®n de veh¨ªculos comerciales, y el fabricante japon¨¦s es la apuesta alemana para ganar cuotas de mercado en China, tierra prometida de la industria automovil¨ªstica, en la que a BMW -sin aliado asi¨¢tico- le est¨¢ yendo bastante mejor.
"El jefe de DaimlerChrysler est¨¢ condenado a seguir adelante si no quiere enterrar el proyecto de su vida", observ¨® el mayor diario econ¨®mico alem¨¢n, el Handelsblatt. Una vez que todas las piezas del engranaje est¨¦n en su sitio, la econom¨ªa de escala de la que dispondr¨¢ DaimlerChrysler finalmente arrojar¨¢ los tantas veces anunciados beneficios, prometi¨® Schrempp, quien adem¨¢s sigue confiando en que una ofensiva de nuevos modelos alemanes, estadounidenses y japoneses terminar¨¢ por sacar adelante a todo el grupo. Puede que tenga raz¨®n, pero puede tambi¨¦n que alg¨²n d¨ªa lamente amargamente haber deso¨ªdo un famoso consejo para este tipo de situaciones del secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld: "Si est¨¢s en un agujero, mejor deja de cavar".
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