El Carnaval de Barranquilla muestra su alegr¨ªa multi¨¦tnica en Espa?a
Es uno de los patrimonios orales de la humanidad, seg¨²n la Unesco
Una borrasca de colores hecha de curramberos, cuyos bailes y vestidos condensan parte de su historia. O un r¨ªo interminable de comparsas espolvoreadas de brillos que festejan el triunfo de la alegr¨ªa. ?se es, en un parpadeo, el Carnaval de Barranquilla, la fiesta m¨¢s popular de Colombia, declarada por la Unesco Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad y que cierra su gira europea hoy en la plaza Mayor de Madrid (20.00), y el lunes, en Sevilla (plaza de Am¨¦rica del parque de Mar¨ªa Luisa, 12.00).
A ritmo de danzas, cumbias, comparsas, comedias y letan¨ªas, el Carnaval de Barranquilla expresa la riqueza hist¨®rica y cultural de la Costa Atl¨¢ntica colombiana. "La prueba de la influencia tri¨¦tnica, ind¨ªgenas, africanos y espa?oles, y su entrelazamiento festivo y fiestero", asegura Mar¨ªa Cecilia Donado, directora del Carnaval y ex reina del mismo.
Es un carnaval callejero que nace del pueblo, sale de ¨¦l, serpentea su alegr¨ªa por todas partes, y vuelve al pueblo. Aunque m¨¢s de 20.000 actores y bailarines lo reviven cada a?o durante cuatro d¨ªas seguidos, la muestra de la gira europea (Par¨ªs, Berl¨ªn y Espa?a) es de 60 personas y siete manifestaciones: garabato, congo, cumbia, mapal¨¦, danza, marimondo y monocuco. Y con un invitado especial, la danza del torito, la manifestaci¨®n m¨¢s antigua del Carnaval, a cargo de Alfonso Montalvo.
La historia de las tres razas que celebran la alianza de la alegr¨ªa y el jolgorio se oficializ¨® hacia 1876, pero sus inicios se remontan a los a?os postreros al descubrimiento, en 1492, en Cartagena de Indias y al ritmo de los esclavos. Luego, en la colonia, se autoriz¨® un d¨ªa libre a los negros bozales, quienes lo aprovecharon tom¨¢ndose las calles con instrumentos t¨ªpicos y atuendos especiales cantando y bailando, ya no s¨®lo sus propios ritmos, sino tambi¨¦n los descubiertos en su nuevo mundo.
El atractivo fue tal, que la fiesta creci¨® hasta llegar a Barranquilla, al norte. Una regi¨®n clave en la conquista porque all¨ª desemboca el r¨ªo Grande la Magdalena, las aguas por donde subi¨® la nueva civilizaci¨®n, las mismas aguas por donde bajaron otras expresiones que se mezclaron con la de los esclavos. El Caribe creaba as¨ª una nueva raza: la currambera.
Ahora Madrid y Sevilla tienen la oportunidad de disfrutar de ese gen fiestero-cultural, y asomarse a las razones que llevaron al hombre-caim¨¢n de la canci¨®n a irse para esa ciudad, como queda cantado en el ya legendario estribillo de "Se va el caim¨¢n, se va el caim¨¢n, se va, se va para Barranquilla".
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