La batalla de Valencia
Francisco Camps asumir¨¢ la presidencia del PP valenciano pese a la resistencia del sector af¨ªn a Zaplana
Si el calendario se cumple como est¨¢ previsto, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles la Junta Directiva del PP en la Comunidad Valenciana aclamar¨¢ a Francisco Camps como nuevo presidente regional de la organizaci¨®n. Camps, presidente de la Generalitat, sustituir¨¢ en el puesto a Eduardo Zaplana, el ahora portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, que renunci¨® a su puesto de presidente auton¨®mico para seguir su carrera pol¨ªtica en Madrid como ministro de Trabajo, primero, y portavoz del Gobierno de Aznar, despu¨¦s.
El relevo, sin embargo, habr¨¢ sido uno de los m¨¢s accidentados que ha registrado hasta la fecha el PP, cuya direcci¨®n nacional ha tenido que mediar en el conflicto para evitar la imagen de divisi¨®n interna de los populares valencianos. Hace un a?o nadie hubiese aventurado un deterioro como el actual en las relaciones que manten¨ªan Zaplana y Camps, que ha llevado a los seguidores del ahora portavoz parlamentario a plantear la posibilidad de presentar un candidato alternativo para evitar que el jefe del Ejecutivo valenciano se hiciese con el control de la organizaci¨®n.
En la precampa?a de las auton¨®micas de 2003, Francisco Camps, entonces candidato designado por el propio Zaplana a la Generalitat, no ocultaba su deseo de presidir tambi¨¦n el PP de la Comunidad Valenciana: "S¨ª, eso ya est¨¢ dicho por el actual presidente Zaplana, que lo dijo p¨²blicamente".
La llegada de Camps a la presidencia de la Generalitat cambi¨® el escenario. A las pocas semanas surgieron los desencuentros entre ambos. Los partidarios de Camps se quejaban de la injerencia del partido en las tareas del gobierno y los pr¨®ximos a Zaplana criticaban al Ejecutivo por no defender con suficiente vehemencia la gesti¨®n realizada por el todav¨ªa presidente regional. Decisiones como la de aparcar grandes proyectos previstos (la ampliaci¨®n del IVAM, entre otros) o el reconocimiento de la existencia de una importante deuda heredada llevaron pronto a un diputado af¨ªn a Zaplana a pedir la dimisi¨®n de un consejero en una reuni¨®n del Grupo Popular en las Cortes Valencianas. Desde ese momento, agosto de 2003, los episodios de crisis -"puntas febriles" en palabras de un parlamentario del PP- han elevado la temperatura y el grado de crispaci¨®n interna de un partido que gobierna en la pr¨¢ctica totalidad de las instituciones valencianas con mayor¨ªa absoluta.
La campa?a electoral realizada para intentar que Mariano Rajoy lograse la presidencia del Gobierno en los comicios del 14 de marzo pasado acab¨® con el PP valenciano realiz¨¢ndose su propia contraprogramaci¨®n. Por un lado, el cabeza de lista por Valencia, Eduardo Zaplana, con el respaldo de la organizaci¨®n del partido y, por otro, el presidente de la Generalitat Valenciana, con el apoyo del Gobierno, por otro.
En este ambiente, la reciente derrota electoral desbloque¨® un recambio en la presidencia regional del PP que, en opini¨®n de algunos partidarios de Camps, ten¨ªa que haberse producido antes. La sugerencia de Mariano Rajoy a su equipo de que quer¨ªa dedicaci¨®n plena a las responsabilidades llev¨® a Eduardo Zaplana a presentar el pasado 13 de abril su dimisi¨®n como presidente del PP de la Comunidad Valenciana. Ese d¨ªa ya hab¨ªa cargos valencianos del PP, afines al ahora portavoz en el Congreso, recogiendo avales para presentar una candidatura alternativa a la de Camps a la presidencia regional. Una actuaci¨®n que, seg¨²n el entorno de Zaplana, tuvo lugar como "muestra del malestar existente en la organizaci¨®n por la falta de un liderazgo fuerte" fruto de "la falta de integraci¨®n" de Camps.
La recogida de firmas y el consiguiente cruce de reproches y actos de apoyo en favor o en contra de Camps obligaron a la direcci¨®n nacional del PP a intervenir. El secretario general adjunto, ?ngel Acebes, fue claro y pidi¨® a los dirigentes valencianos que actuasen en favor "del inter¨¦s general" y respetando "los mecanismos democr¨¢ticos" del partido. Una petici¨®n que en Valencia tiene una lectura expl¨ªcita: Francisco Camps ser¨¢ el nuevo presidente del PP en sustituci¨®n de Zaplana pero debe respetar la cuota de poder de ¨¦ste para que no haya vencedores ni vencidos.
La primera parte de la premisa no deja lugar a la interpretaci¨®n, pero la segunda s¨ª. Y es aqu¨ª donde los interlocutores de uno y otro sector apuran las "conversaciones" para acabar de decidir qui¨¦n sustituir¨¢ a Camps en la secretar¨ªa regional del PP, que deja vacante, y c¨®mo se remodelar¨¢ la direcci¨®n en su conjunto. Porque Camps, como asegura uno de sus colaboradores, "no quiere ser una facci¨®n del partido, quiere ser el partido".
Divisi¨®n en un feudo
La divisi¨®n entre los populares valencianos ha ido creciendo aunque seguidores de Zaplana aseguran que la crisis ha estallado pese a sus esfuerzos por evitar que se pierda un capital que ha convertido la Comunidad Valenciana en uno de los mayores feudos electorales del PP. Las conversaciones para consensuar la renovaci¨®n de la direcci¨®n del PP s¨®lo han servido para evidenciar cu¨¢les son las influencias de cada sector del partido. Por el sector de Camps se han convertido en interlocutores el presidente del PP de Castell¨®n, Carlos Fabra -imputado por varios presuntos delitos relacionados con el tr¨¢fico de influencias-, y el consejero Gerardo Camps. Por el sector zaplanista, el presidente de la Diputaci¨®n de Alicante, Joaqu¨ªn Ripoll, y el portavoz en Cortes Valencianas, Seraf¨ªn Castellano.
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