La verdad parlamentaria
Para la sociedad espa?ola la verdad sobre el 11-M ¨²nicamente podr¨¢ ser la verdad parlamentaria. Es obvio que sobre el 11-M va a haber una verdad judicial con absoluta credibilidad. No creo que nadie tenga la m¨¢s m¨ªnima duda de que la sentencia que en su d¨ªa condene a los autores del atentado ser¨¢ una sentencia justa dictada tras un proceso con todas las garant¨ªas constitucionalmente establecidas. Pero no es menos obvio que esa verdad judicial dejar¨¢ sin responder la mayor parte de los interrogantes que el 11-M suscita, que son de naturaleza pol¨ªtica y que, justamente por ello, no pueden tener una respuesta judicial. Nadie est¨¢ preocupado en Espa?a por la adecuaci¨®n de la respuesta judicial al terrorismo. Casi todo el mundo est¨¢ preocupado por la adecuaci¨®n de la respuesta pol¨ªtica.
Buena prueba de ello ha sido la reacci¨®n que se ha producido como consecuencia de las declaraciones del ministro de Interior en el programa Hoy por hoy acerca de la falta de "previsi¨®n pol¨ªtica" en relaci¨®n con el 11-M. La desaforada respuesta de ?ngel Acebes, la carta de Mariano Rajoy a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, los comentarios editoriales de pr¨¢cticamente todos los medios de comunicaci¨®n... han puesto de manifiesto, si falta hac¨ªa, la necesidad de que se establezca la verdad pol¨ªtica sobre el 11-M.
El conocimiento de la verdad pol¨ªtica sobre un acontecimiento tan traum¨¢tico y tan generador, adem¨¢s, de inseguridad pro futuro como ha sido el 11-M, es indispensable por dos motivos:
1?. Para evitar la bronca. Mientras no se proporcione de manera ordenada toda la informaci¨®n de que se disponga sobre las circunstancias que rodearon al 11-M, las anteriores y las inmediatamente posteriores, cualquier comentario que se haga sobre el mismo acabar¨¢ en un enfrentamiento a cara de perro y sin posibilidad de que los ciudadanos puedan formarse un juicio sobre el mismo en t¨¦rminos objetivos y razonables. Este juicio de la opini¨®n p¨²blica es el ¨²nico elemento de pacificaci¨®n posible en una materia como ¨¦sta en una sociedad democr¨¢tica. Puesto que un enfrentamiento de esta naturaleza no puede ser resuelto y consiguientemente pacificado a trav¨¦s de una decisi¨®n judicial, ¨²nicamente el juicio de la opini¨®n p¨²blica puede hacerlo. En consecuencia, la renuncia a establecer la verdad ser¨¢ una invitaci¨®n a la crispaci¨®n permanente. La investigaci¨®n parlamentaria que proporcione la informaci¨®n indispensable para que pueda constituirse el juicio de la opini¨®n p¨²blica es la condici¨®n sine qua non de una convivencia pac¨ªfica. Mientras no se establezca la verdad, la sombra del 11-M se estar¨¢ proyectando sobre la legislatura que acaba de empezar.
2?. Para prepararnos de la mejor manera posible para evitar la repetici¨®n de atentados terroristas como ese. El establecimiento de la verdad es indispensable para saber qu¨¦ grado de preparaci¨®n ten¨ªa la sociedad espa?ola antes del 11-M para enfrentarse a lo que entonces era s¨®lo una amenaza terrorista y qu¨¦ grado de preparaci¨®n tiene hoy para enfrentarse a la realidad de ese nuevo terrorismo y para evitar en la medida de lo posible que un acto como aquel se repita. Esto ¨²nicamente puede hacerlo un ¨®rgano de naturaleza pol¨ªtica en el que est¨¦ representado el conjunto de la sociedad espa?ola. Si "la esencia de la democracia", como dec¨ªa Kelsen, consiste "en el compromiso permanente entre los grupos del pueblo representados en el Parlamento por la mayor¨ªa y la minor¨ªa" y si, como nos informa el ¨²ltimo bar¨®metro del CIS, el terrorismo es, con mucha diferencia, la primera preocupaci¨®n de los espa?oles tras el 11-M, dif¨ªcilmente puede aceptarse que no sea el Congreso de los Diputados el que d¨¦ respuesta a esta preocupaci¨®n. La promesa de que el Parlamento va a ser el centro de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, tambi¨¦n es una promesa que tiene que ser cumplida. La verdad parlamentaria del 11-M es la primera piedra de toque.
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