Pombo califica de "psicolog¨ªa-ficci¨®n" su nueva novela, 'Una ventana al norte'
"Es un paseo por la irrealidad y sobre c¨®mo ¨¦sta influye en la realidad", afirma el autor
De la historia al periodismo, de la sexualidad al conflicto Iglesia-Estado, la boda del pr¨ªncipe de Asturias y Letizia Ortiz o las cosas que se ha dejado en el tintero... Todo sirve a ?lvaro Pombo (Santander, 1939) para explicar Una ventana al norte (Anagrama), su nueva novela, la historia de Isabel de la Hoz, una se?orita bien del Santander de los a?os veinte que se casa con un gachup¨ªn y vive en M¨¦xico la revoluci¨®n cristera. Es hist¨®rica, pero no. "Si tuviera que definirla dir¨ªa que se trata de psicolog¨ªa-ficci¨®n, porque hago largos y detenidos an¨¢lisis del alma", dijo el escritor.
Tener una ventana al norte es una expresi¨®n muy santanderina: el norte era Am¨¦rica; despu¨¦s signific¨® ilusi¨®n y m¨¢s tarde sirvi¨® para referirse a la falta de cordura. Y eso es lo que le pasa, seg¨²n sus coet¨¢neos, a Isabel de la Hoz -prima carnal de la madre de Pombo-, una joven de la burgues¨ªa santanderina que se asfixia en ella.
Cuando las cosas con sus padres llegan al rojo vivo, Indalecio Cuevas, un indiano que viaja a Santander, la salva, presuntamente, y se la lleva a M¨¦xico D. F. Son tiempos confusos. El Gobierno ha prohibido el culto y los llamados cristeros, seguidores de Cristo, se sublevan. Indalecio sigue manteniendo a su antigua amante y para que su joven esposa no se aburra introduce en la casa a un cura, Ubaldo Zamacois, que no evita que Isabel se enamore de un guapo mestizo.
"Lo de hist¨®rica es un adjetivo muy c¨®modo, pero inadecuado, porque cuando la ficci¨®n se mezcla con la historia lo convierte todo en ficci¨®n", afirm¨® ayer ?lvaro Pombo en conferencia de prensa.
"La novela es un paseo por la irrealidad y sobre c¨®mo ¨¦sta influye en la realidad".
"Todos los grandes temas de siempre aparecen cuando la ficci¨®n se junta con otros saberes. En este caso con la psicolog¨ªa, porque hago largos y detenidos an¨¢lisis del alma, por ejemplo de la sexualidad de Isabel de la Hoz". A partir de aqu¨ª se produjo una de las divertidas disquisiciones del escritor, que acab¨® bautizado como pornoPombo. "Nunca supe c¨®mo era exactamente, en quellos tiempos no se dec¨ªan cosas guarras. Todo son hip¨®tesis sobre la primera experiencia intensa y pasional de Isabel. Era una mujer que com¨ªa poco y era de una sexualidad muy virginal. Era una chica bien que se dejaba hacer, pero no hac¨ªa. Lo he inventado. No he tenido experiencia directa con las mujeres, pero ?a que est¨¢ bien contado?". De eso no hay duda, la novela est¨¢ muy bien contada y crea personajes fascinantes, como el cura Ubaldo Zamacois, "un cobarde". Le interesa m¨¢s que nada su propia supervivencia y por eso le preocupa la situaci¨®n en casa de los Cuevas.
"Me he dejado muchas cosas en el tintero y tengo la sensaci¨®n de que podr¨ªa haber escrito mucho mejor esta novela. La revoluci¨®n de los cristeros fue un conflicto tr¨¢gico, porque ambas partes ten¨ªan raz¨®n. Los cristeros, al vivir su fe cat¨®lica, y el Gobierno, porque consideraba a la Iglesia como un factor retardatorio. Los cristeros recib¨ªan mensajes contradictorios de la Iglesia, que por una parte les ped¨ªa que no se enfrentaran y por la otra hac¨ªan elogio del martirio".
"La Iglesia siempre intenta sacar tajada, ahora mismo con la boda del Pr¨ªncipe de Asturias y Letizia Ortiz. Ella dijo hace un a?o que era agn¨®stica y si lo era entonces debe seguir si¨¦ndolo. Deber¨ªa casarlos el notario mayor del reino. Pero la Iglesia intenta sacar tajada y tiene el mismo derecho a casarlos que un rabino o un imam... En fin, a lo que iba. El conflicto Iglesia-Estado es el trasfondo de toda la novela".
Pombo se compr¨® una vistosa corbata de color rojo de Ferragamo, "car¨ªsima". "Tengo la sensaci¨®n de que vengo muy chill¨®n, y para aumentar esta sensaci¨®n me he comprado tambi¨¦n un pa?uelo rojo".
El 6 de junio, Pombo ingresar¨¢ en la Real Academia con un discurso sobre la verosimilitud y la verdad. Alquilar¨¢ un frac e ir¨¢ "muy primoroso", dijo, aunque, a?adi¨®: "Creo que voy a ser un acad¨¦mico muy inveros¨ªmil".
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