Esquizofrenia y paradigma
Si se trataba de debatir, el primer ¨¦xito del F¨®rum es la pol¨¦mica en torno a su propia raz¨®n de ser. La controversia, circunscrita a ambientes m¨¢s o menos politizados, me ha recordado a Kafka ("Debo iniciar el debate de hoy lamentando el hecho de que se celebre"). O, en versi¨®n m¨¢s ¨¢cida y famosa, a Groucho Marx cuando dec¨ªa que nunca ser¨ªa de un club que le aceptase como socio. Barcelona es as¨ª, orgullosa y autocr¨ªtica, exigente con las autoridades competentes, y hasta con las incompetentes.
Un ciudadano libre de sospecha como el admirado Arcadi Oliveres va pregonando su esquizofrenia con el F¨®rum. Preside una asociaci¨®n que ha firmado un manifiesto contra el evento y es vicepresidente de otra que va a participar en ¨¦l; con lo cual, dice, unos d¨ªas se manifestar¨¢ contra el F¨®rum y otros estar¨¢ dentro, conferenciando. No es el ¨²nico que tiene este problema. El Nobel Saramago teme "que al final lo que trascienda del F¨®rum sea la gran fiesta", pero asegura que aprovechar¨¢ la ocasi¨®n para exponer su visi¨®n cr¨ªtica del mundo. Otros afirman que un acontecimiento sobre la diversidad, el desarrollo sostenible y la paz no deber¨ªa ser patrocinado por empresas sin un comportamiento ¨¦tico. No todo es negativo: el due?o de una lavander¨ªa me asegura que tiene ya el 30% m¨¢s de encargos que el a?o pasado; el sector tur¨ªstico conf¨ªa en que la curva ascendente siga aumentando y el Gremio de Panaderos se ha inventado el pa de les cultures. Yo pienso vivir a fondo el F¨®rum y aprovechar la ocasi¨®n para aprender cuanto pueda. Pero comprendo que la declarada esquizofrenia de Oliveres puede ser el paradigma.
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