Rumsfeld promete en la c¨¢rcel de Abu Ghraib que los abusos ser¨¢n castigados
El secretario de Defensa viaja a Bagdad para contrarrestar el esc¨¢ndalo de las torturas
Donald Rumsfeld se lanz¨® ayer a la ofensiva. Despu¨¦s de una semana bajo el fuego causado por las torturas en las c¨¢rceles de Irak, el secretario de Defensa viaj¨® por sorpresa a Bagdad, soport¨® las miradas de los presos en la c¨¢rcel del esc¨¢ndalo y se reuni¨® con los soldados para decirles: "Esto ha sido un golpe terrible para todos nosotros". El jefe del Pent¨¢gono prometi¨® que "los culpables ser¨¢n castigados" y que lo ocurrido "no volver¨¢ a pasar jam¨¢s". Pero Rumsfeld no se enga?¨® sobre el calibre de la tormenta: "Sin duda, habr¨¢ otras cosas malas que van a salir a la luz".
Rumsfeld, amenazado -igual que el presidente Bush- por las consecuencias nacionales e internacionales de lo ocurrido, pas¨® siete horas en Bagdad y en la c¨¢rcel que se ha convertido en s¨ªmbolo de todo lo que ha salido mal en la guerra y la posguerra. En Abu Ghraib, Rumsfeld admiti¨® la dureza del golpe recibido y trat¨® de limitarlo a "unos pocos que han traicionado nuestros valores y mancillado la reputaci¨®n de nuestro pa¨ªs". "Como la mayor¨ªa de los norteamericanos, yo me qued¨¦ estupefacto. Ha sido un golpe terrible". Pero, asegur¨®, los culpables "comparecer¨¢n ante la justicia y "el mundo ver¨¢ c¨®mo funciona una sociedad libre y democr¨¢tica". Sin detallar su pesimista predicci¨®n sobre el desarrollo del esc¨¢ndalo, Rumsfeld admiti¨® que lo ocurrido ha sido desastroso para la estabilidad de Irak.
El objetivo de este jefe del Pent¨¢gono que ayer se lanz¨® al contraataque, confortado por los sondeos que dicen que dos de cada tres norteamericanos creen que no debe dimitir, fue el de animar a la tropa y al tiempo tratar de contrarrestar la cat¨¢strofe de las fotos, aunque ¨¦l lo neg¨®: "Se equivoca el que piense que estoy aqu¨ª para echar agua al fuego". A los soldados, que reaccionaron con entusiasmo, les dijo: "Lo adecuado era venir aqu¨ª para miraros a los ojos y deciros que sois magn¨ªficos. Lo que est¨¢is haciendo es importante, es una tarea noble".
"Mereci¨® la pena"
Para tratar de elevar la moral de los uniformados, Rumsfeld dijo que le¨ªa historia de la guerra civil y que, aunque se cometer¨¢n todav¨ªa m¨¢s errores en Irak, "un d¨ªa mirar¨¦is atr¨¢s y estar¨¦is orgullosos de vuestro servicio y dir¨¦is que mereci¨® la pena". El jefe del Pent¨¢gono, que se encontraba como pez en el agua despu¨¦s de las duras jornadas de los ¨²ltimos d¨ªas -y de las que le esperan- no dej¨® de regalar los amistosos o¨ªdos de los que le rodeaban: "Hab¨¦is ayudado a liberar a 25 millones de seres humanos. Hab¨¦is realizado innumerables actos de amabilidad, generosidad y compasi¨®n con los iraqu¨ªes con los que hab¨¦is trabajado".
El jefe del Pent¨¢gono estuvo acompa?ado por el general Richard Myers, jefe de la junta de jefes de Estado Mayor, y por el general Geoffrey Miller, nuevo responsable de las c¨¢rceles en Irak, que anunci¨® la construcci¨®n de un nuevo complejo frente a Abu Ghraib que, a petici¨®n del Gobierno iraqu¨ª, se llamar¨¢ Campo Redenci¨®n. En la visita a la c¨¢rcel, y seg¨²n Thom Shanker, de The New York Times, los presos que est¨¢n en el exterior, detr¨¢s del alambre de espino, vieron pasar la comitiva "la mayor¨ªa, en silencio; algunos agitaron ropas y gritaron; unos pocos ten¨ªan letreros con leyendas escritas en ingl¨¦s: "?Por qu¨¦ estamos aqu¨ª? La mayor¨ªa de nosotros somos inocentes".
La mayor parte de los 3.000 detenidos, coinciden otros periodistas, mantuvo una actitud pasiva, pero algunos hicieron gestos con el pulgar hacia abajo. En la multitud alguien onde¨® una bandera iraqu¨ª deshilachada. Rusmfeld no habl¨® en ning¨²n momento con los presos, ni con los del campamento situado en el exterior, que le vieron pasar, ni con lo de la galer¨ªa de los considerados peligrosos, en la que se cometieron los abusos.
Rumsfeld se permiti¨® recuperar su habitual estilo y brome¨® con los soldados sugiriendo que la culpa es de los medios: "Yo he dejado de leer los peri¨®dicos. De alguna forma hay que mantener la cordura. Soy un superviviente". Tambi¨¦n anim¨® a los reservistas de la polic¨ªa militar -nueve de ellos ser¨¢n sometidos a consejo de guerra- y dijo que estaban haciendo "un trabajo espectacular" y que los actos de unos pocos no afectaban a la mayor¨ªa; afirm¨® que "en cuanto sea posible" los iraqu¨ªes asumir¨¢n el control de la seguridad y justific¨®, mientras tanto, la necesidad de mantener el actual despliegue.
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