Cosas que hacer para no ver la boda
Como mujer en contra de la discriminaci¨®n laboral por raz¨®n de sexo, me declaro elenista y marichalarista a pesar de que la monarqu¨ªa me da igual (yo soy olig¨¢rquica de toda la vida). Por eso, hoy me dedicar¨¦ a una actividad dificultosa: no ver la boda por la tele. Puede que ustedes, elenistas y marichalaristas de conveniencia, se encuentren en mi mismo caso. Puede que necesiten entretenerse haciendo algo, lo que sea, a lo largo de todo este penoso d¨ªa. Ya les digo que es imposible ir al bar. Los bares que tradicionalmente ocupamos los seres de ambos sexos que vemos el f¨²tbol mientras consumimos cerveza y pinchos de tortilla hoy est¨¢n ocupados por seres de ambos sexos que ven la boda mientras consumen zumos de naranja y bikinis. Por eso, les ofrezco unas actividades enrolladas para que, el lunes, en el trabajo, los elenistas y marichalaristas tambi¨¦n tengamos algo que contar.
Plan uno: ir al F¨®rum. Actividad perfecta para los navegadores contra corriente profesionales que est¨¦n en contra del evento, pero todav¨ªa m¨¢s en contra de las bodas reales. Eso s¨ª, una vez all¨ª, por lo que m¨¢s quieran, entren en la exposici¨®n Voces. Esta exposici¨®n, precisamente, es la que no visitaron los Reyes el d¨ªa que fueron al F¨®rum a pesar de que hab¨ªa un s¨¦quito que les esperaba en la puerta. Mejor. En ella se nos revela un dato cient¨ªfico que revolucionar¨¢ la ling¨¹¨ªstica moderna. Es una primicia mundial que los del F¨®rum, siempre modestos, no han anunciado con el autobombo que merecer¨ªa para no eclipsar la boda. Vayan hasta la mesa donde est¨¢n representados los alfabetos del mundo. Primero, ver¨¢n los alfabetos alfab¨¦ticos, como el georgiano, el griego, el inuit y el mongol. Luego, los sil¨¢bicos, como el bengal¨ª, el cherokee y el coreano. Finalmente, y aqu¨ª es donde se encuentra la primicia, los ideogr¨¢ficos, como el braille. S¨ª. ?Los del F¨®rum han descubierto que el braille es ideogr¨¢fico como el chino simplificado! Hasta ahora, nadie se hab¨ªa dado cuenta. Ante este descubrimiento, es f¨¢cil que centenares de invidentes (que ignoraban la feliz nueva) formen colas kilom¨¦tricas para poner los dedos encima del braille ideogr¨¢fico y leer un poco. Pero no podr¨¢n. Encima del alfabeto braille ideogr¨¢fico hay un cristal protector (seguramente reciclado). Es cierto que un puntilloso podr¨ªa pensar que poner un cristal encima del alfabeto braille ideogr¨¢fico impide la lectura de los invidentes. Yo no lo veo as¨ª. Para m¨ª es un canto a la superaci¨®n, al "creemos en los milagros", al "la palabra imposible no existe en mi diccionario". El cristal simboliza los valores de nuestro F¨®rum.
Plan dos: ir a la esteticista o a la peluquer¨ªa a formarse una opini¨®n sobre la boda. Actividad de tinte ir¨®nico para elenistas de ambos sexos con alma de maruja. Si van al Tot ungles, de la calle de Muntaner cruce con Valencia, les depositar¨¢n en una camilla, conectar¨¢n un CD llamado Organics de m¨²sica para exasperar y les preguntar¨¢n si las quieren medias o enteras (las piernas). Una vez entren en materia, la amable esteticista les informar¨¢ de las ideas b¨¢sicas que circulan de camilla en camilla. Son estas: Letizia est¨¢ demasiado delgada. Si est¨¢ demasiado delgada es porque dijeron en la tele que ella pierde mucho peso por el estr¨¦s. Al ser tan independiente, lo va a pasar mal en la corte. No le cambiar¨ªamos el sitio. Jaime Pe?afiel cae mal. Lo de decorar Madrid con ¨¢rboles sint¨¦ticos parece Bienvenido Mister Marshall. Mucho pensar en los herederos y muy poco en los desheredados. (Esta ¨²ltima frase, de gran nivel, ha sido pronunciada por una se?ora que se estaba haciendo la manicura francesa).
Plan tres: practicar reverencias reales. Actividad para mon¨¢rquicos y aspirantes (como yo) a bi¨®grafo real. Para ello seguiremos las ense?anzas de M¨¤rius Carol, escritor y experto en la Casa del Rey, adem¨¢s de atractivo, al que voy a ver con la excusa de que me firme su libro Las an¨¦cdotas de don Juan Carlos. "El caballero debe desabrocharse la americana", me indica ¨¦l, al tiempo que lo hace (es un hombre elegante), "y, a continuaci¨®n, inclinarse de manera que la corbata forme una l¨ªnea recta perpendicular al suelo". Me lo demuestra. Y su corbata cae a plomo (es elegant¨ªsimo). Despu¨¦s, me indica c¨®mo lo hacen las mujeres. "Debes adelantar el pie, y el otro queda un palmo atr¨¢s". Desciendo sin perder la verticalidad, como si llevara unos televisores en la cabeza (o unos libros, si no hubiese m¨¢s remedio), y me da el visto bueno. Me dice que si quiero m¨¢s informaci¨®n llame a la Casa Real y me da el n¨²mero de memoria. Eso me acaba de impresionar.
Si les fallan los tres planes, tengo otras alternativas, a saber: redactar un manifiesto de escritores contra la cobertura medi¨¢tica de la boda. Escribir una carta al director sobre la conveniencia o no de que la boda sea religiosa. Opinar que los republicanos son los que m¨¢s se fascinan ante la monarqu¨ªa y los que m¨¢s reverencias hacen. Pensar en Joan Puigcerc¨®s de manera l¨²brica. Comprar camisetas con el lema Yo tampoco he sido invitado a la boda real, como la que luci¨® ?scar Nebreda en la tele. Bromear sobre los que bromean con el hecho de que el rey es campechano. Redactar un manifiesto de escritores contra los libros sobre la boda y contra el anterior manifiesto.
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