'Merchandancing in the rain'
Esta semana hemos decidido salir a tomarnos unas cervecitas. No piense el at¨®nito lector que se trata de una muestra de desd¨¦n o desinter¨¦s por nuestra parte. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Vamos a tomarnos una cervecita, pero tan s¨®lo por responsabilidad profesional. Como quien dice, por prescripci¨®n facultativa. Una refrescante y chispeante Estrella F¨®rum 2004. Efectivamente, lo han le¨ªdo bien. La cultura del botell¨®n deja paso a este nuevo botell¨ªn. De dise?o, por supuesto.
?Qu¨¦ hace una cerveza vendiendo valores como la interculturalidad o la sostenibilidad? Pues muy f¨¢cil. Estamos ante el nacimiento de una nueva modalidad de merchandising. Antes, esta clase de eventos se ventilaban con unos mu?ecos de peluche del osito Misha o con unas toallas con la jeta de Naranjito. Hoy en d¨ªa -con tanta mala conciencia suelta por el mundo-, a los publicistas les da cosita dedicarse s¨®lo a vender trastos. As¨ª que, ni cortos ni perezosos, sazonan su particular versi¨®n de La tienda en casa con productos solidarios. En el F¨®rum, hay m¨¢s de 800. La mayor¨ªa realizados a trav¨¦s de organizaciones no lucrativas y con materiales reciclables. Todos ellos ganadores de sendos concursos p¨²blicos, que les autorizan a utilizar el logotipo correspondiente. Bien, hasta aqu¨ª nada que objetar.
Uno de estos cert¨¢menes convoc¨® a j¨®venes dise?adores para encontrarle imagen a una de las bebidas del evento. As¨ª, la empresa Damm, el FAD y la organizaci¨®n del F¨®rum se aliaron para hacer realidad un envase. Un continente capaz de difundir conceptos como la paz, el respeto al medio ambiente y el di¨¢logo entre culturas. El resultado s¨®lo puede beberse -de momento- en el interior del recinto. Aunque prometen que habr¨¢ para todos y en todos los supermercados. Y aqu¨ª comienza la risa. La cerveza va decorada con motivos culturales. Algo as¨ª como Los viajes de Willy Fogg, con un mapamundi, la Sagrada Familia, el Taj Mahal, unas flores, un chico haciendo skateboard, un par de bailarines de capoeira (Brasil est¨¢ de moda), unos delfines, un elefante en plan bailongo y un masai a la pata coja (ya tenemos el di¨¢logo entre culturas). Como motivo central, nueve palomas volando (he ah¨ª la paz). Por ¨²ltimo, recordaremos que la botella es de aluminio reciclable (voil¨¤, el respeto medioambiental).
Qu¨¦ tiempos aquellos en que la contracultura beb¨ªa cerveza. Ahora bebe cerveza hasta el Dalai Lama, dej¨¢ndonos con el nirvana detr¨¢s de la oreja. Y es que de la contracultura hemos pasado a la intercultura. Est¨¢bamos todav¨ªa con el discurso de Arias Navarro grabado en el cerebro y, de pronto, nos hablan de ecolog¨ªa y de la teor¨ªa del caos. Se?ores, estamos perplejos. Ahora resulta que cuando un elefante en Santa Coloma de Gramenet coge su correspondiente trompa, nueve palomas se pelean en Cornell¨¤ para que quede claro cu¨¢l de ellas es la m¨¢s pac¨ªfica. Y en este plan.
Nosotros que pens¨¢bamos que se beb¨ªa para olvidar. Pues no, se?ores. Ahora la botella sirve para recordar que el mundo es una aldea global, que todos estamos interconectados con todos y con todo. Es curioso, pero cada vez somos m¨¢s los que vivimos solos. Es como el que se pasa todo el d¨ªa dici¨¦ndole a la parienta lo mucho que la quiere. Ah¨ª hay gato encerrado. Ya saben ustedes que las palabras pueden ser bellos envases que nos crean la ilusi¨®n de vivir en un mundo bonito, como aquel de la Se?orita Pepis. Claro que el mundo madelman tampoco es la alternativa. Quiz¨¢s los juegos reunidos Geyper. Estamos como presos de un escepticismo galopante. ?Ser¨¢ el efecto todav¨ªa duradero de la primera transici¨®n? Quiz¨¢ sea que el envase es diferente, pero que dentro encontramos lo de siempre. Y es que Barcelona y yo somos as¨ª, se?ora.
Accidents Polipo¨¨tics son Rafael Metlikovez y Xavier Theros.
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