Lubbers niega la acusaci¨®n de acoso sexual y descarta dimitir
El jefe de la ONU para los refugiados escribe a sus 6.000 empleados
![Isabel Ferrer](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F8b95639c-d8ad-4697-89e7-0a8b128cb4e1.png?auth=2ab4e65ae234b6368ea105ef1c40df093c1068ef274989c980910cd81cb9140c&width=100&height=100&smart=true)
Ruud Lubbers, alto comisario de la ONU para los refugiados (ACNUR), est¨¢ furioso. Acusado de acoso sexual por parte de una colega, hecho que ¨¦l niega, ha remitido una carta a los 6.000 empleados de la agencia poniendo en duda la integridad de la oficina interna que investiga los hechos. Seg¨²n Lubbers, nadie le avis¨® de que hab¨ªa sido presentada una queja de esta ¨ªndole en su contra. Se enter¨® por la prensa.
Cuando reaccion¨®, le llegaron informes de que otras cuatro empleadas hab¨ªan interpuesto demandas similares. "Una manera de proceder impropia que s¨®lo crea confusi¨®n entre el personal de ACNUR", dice en su nota el antiguo primer ministro democristiano holand¨¦s.
Sin ocultar su ira, Lubbers asegura haberse despedido de la trabajadora en cuesti¨®n de una forma "amable que no pareci¨® molestarle en absoluto". Si de todos modos se sinti¨® ultrajada, le pide disculpas, "pero las cosas podr¨ªan haberse aclarado de una manera informal", a?ade. Seg¨²n The New York Times, la demandante lleva dos d¨¦cadas trabajando para la ONU y dijo haber recibido "un pellizco en las nalgas", al abandonar una reuni¨®n en el despacho de Lubbers. A la misma acudieron otros cuatro colegas varones. A pesar del delicado momento que atraviesa, el alto comisario subraya en la misiva que no piensa dimitir. "Es una pesadilla, pero que quede claro. Seguir¨¦ estando abierto a todos los trabajadores de esta casa", concluye.
Poco dado a mostrar sus emociones en p¨²blico, ni siquiera en sus 12 a?os como jefe del Ejecutivo holand¨¦s, el tono personal de la carta de Lubbers ha sido apreciado por sus colegas m¨¢s pr¨®ximos. Para este grupo, Lubbers busca la proximidad de su interlocutor a base de preguntarle por su familia o su trabajo. O bien da palmadas en la espalda y coge un brazo un instante mientras habla. El resto de trabajadores de ACNUR prefiere callar hasta que se publiquen los resultados de las diligencias abiertas por Naciones Unidas.
El nombramiento en el a?o 2000 de Lubbers como jefe de ACNUR fue una sorpresa. Tras abandonar la pol¨ªtica holandesa busc¨® acomodo en la secretar¨ªa general de la OTAN y en la Comisi¨®n Europea. Dos intentos fallidos, pero no dej¨® escapar la oportunidad de suceder a la japonesa Sadako Ogata al frente de ACNUR. Convertido a la causa desde su primera visita a un campo de refugiados, su mayor logro es haber vinculado la ayuda al desarrollo y la destinada a los desplazados. Con 6.000 empleados repartidos en 115 pa¨ªses, el ACNUR dispone de un presupuesto de mil millones de d¨®lares.
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