El de Estabilidad, un pacto para incumplir
Trece pa¨ªses miembros vulneran las reglas en una u otra medida, entre ellos las grandes potencias econ¨®micas
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento fue impuesto en 1997 por Alemania y Francia al resto de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea como el marco legal y sancionador para que todos los pa¨ªses participantes en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM) cumplieran unas f¨¦rreas reglas tras asumir el euro como moneda ¨²nica.
El Pacto exige una disciplina presupuestaria a todos los Estados de la Uni¨®n para que ning¨²n desv¨ªo en uno de ellos repercuta negativamente en los dem¨¢s. As¨ª, fija que el d¨¦ficit p¨²blico no debe superar el 3% del PIB; la deuda p¨²blica no pueda estar por encima del 60% del PIB; y la inflaci¨®n no ha de superar en m¨¢s de un punto a la media de los tres mejores. En una u otra medida, 13 pa¨ªses lo incumplen, entre ellos las grandes potencias econ¨®micas de la Uni¨®n Europea.
El punto m¨¢s importante del Pacto de Estabilidad y Crecimiento es el relativo al d¨¦ficit, porque los desequilibrios presupuestarios de un pa¨ªs son los que m¨¢s repercusiones da?inas pueden causar al resto. Para evitarlos, el Pacto y el propio Tratado de la Uni¨®n Europea prev¨¦n incluso sanciones que van desde la puesta bajo control de la Uni¨®n de las cuentas p¨²blicas de un pa¨ªs hasta sanciones econ¨®micas contra el mismo que pueden llegar al 0,5% de su producto interior bruto (PIB).
El primer pa¨ªs en incumplir el Pacto fue Portugal y sobre ¨¦l recayeron desde 2002 todo tipo de advertencias y recomendaciones dentro de su expediente por d¨¦ficit excesivo. Pero despu¨¦s, en medio del estancamiento econ¨®mico en Europa, fueron Francia y Alemania los incumplidores y la historia empez¨® a escribirse de otra manera cuando los expedientes afectaron a las dos grandes potencias fundadoras de la Uni¨®n Europea. El eje franco-alem¨¢n insisti¨® en que el Pacto es de Estabilidad, pero tambi¨¦n de Crecimiento, y que el cors¨¦ del mismo frenaba el repunte econ¨®mico en Europa. Incluso el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, declar¨® que el Pacto era "est¨²pido".
Comenz¨® as¨ª en la UE un pulso a¨²n no resuelto. De un lado, Pedro Solbes, comisario espa?ol de Asuntos Econ¨®micos y hoy y ministro de Econom¨ªa y Hacienda, apoyado por los pa¨ªses cumplidores, con Espa?a, Austria y Holanda a la cabeza. De otro, el eje franco-alem¨¢n, apoyado por los que ya ve¨ªan problemas en el horizonte, como Italia o Reino Unido. La primera gran batalla se registr¨® en noviembre pasado, cuando el segundo grupo impuso que los ministros de Finanzas (Ecofin) dejaran en suspenso el camino de las sanciones contra Berl¨ªn y Par¨ªs. La Comisi¨®n recurri¨® ante el Tribunal de la Uni¨®n Europea y a¨²n se espera el veredicto.
Desde entonces, el Pacto est¨¢ en el limbo. Tanto Solbes como su sucesor, Joaqu¨ªn Almunia, se han inclinado por flexibilizar las reglas del Pacto, su aplicaci¨®n. A la vez, han insistido en que, mientras est¨¦n ah¨ª, las reglas est¨¢n para cumplirlas. Por eso, a Portugal, Francia y Alemania les han seguido despu¨¦s como expedientados Reino Unido, Grecia, Holanda, Italia y seis de los nuevos pa¨ªses que acaban de incorporarse el 1 de mayo a la UE.
Tanto la Comisi¨®n como el Ecofin aguardan ahora el veredicto del Tribunal de la Uni¨®n Europea y las propuestas de reforma del Pacto que presentar¨¢ Almunia. Entretanto, nadie pone en duda que debe haber unas reglas concretas de coordinaci¨®n econ¨®mica en un club con un mercado ¨²nico y con una moneda compartida por doce socios. Sobre todo cuando en ese club se est¨¢ produciendo un claro envejecimiento de la poblaci¨®n y los sistemas p¨²blicos de pensiones amenazan con m¨¢s profundos desequilibrios en las finanzas de los Estados.
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