Muere Nino Manfredi, el ¨²ltimo gran c¨®mico de la edad de oro del cine italiano
El genial actor, de 83 a?os, rod¨® en Espa?a su ¨²ltimo filme, 'La luz prodigiosa'
El actor italiano Nino Manfredi, ¨²ltimo representante de la comedia a la italiana y protagonista de El verdugo, de Luis Garc¨ªa Berlanga, muri¨® ayer en Roma, a los 83 a?os. Actor, director y guionista, Manfredi fue compa?ero de armas de c¨®micos geniales como Tot¨®, Ugo Tognazzi, Vittorio Gassman o Alberto Sordi, eternos protagonistas de las pel¨ªculas de directores como Dino Risi, Mario Monicelli, Luigi Comencini o Ettore Scola, que marcaron, en los a?os sesenta y setenta, toda una ¨¦poca del cine europeo y constituyen la edad de oro del cine italiano.
El pasado mes de julio, Manfredi tuvo que ser hospitalizado a causa de una hemorragia cerebral. Desde entonces, sufri¨® continuas reca¨ªdas que le obligaron a hospitalizarse en varias ocasiones.
Nino Manfredi era el ¨²ltimo superviviente de una generaci¨®n de c¨®micos que provocaban la risa gracias a una s¨¢tira agridulce y sin complejos de la sociedad italiana.
Ya fuera en el papel de un donju¨¢n de barrio, en el de aprendiz de estafador o en el de ingenuo emigrante (Pan y chocolate, 1974), Nino Manfredi representaba al "italianito medio, simp¨¢tico, no muy inteligente pero astuto (...), nacido para ser v¨ªctima pero que no lo es debido a su riqueza interior", como dijo de ¨¦l Ettore Scola, con el que el actor colabor¨® en numerosas ocasiones (C'eravamo tanto amati, 1974, donde hac¨ªa de ex partisano; Brutti, sporchi e cattivi, en el que interpretaba a un patriarca lumpen, 1976.
De origen modesto, Saturnino Manfredi naci¨® el 22 de marzo de 1921 en Castro di Volsci, un pueblo de la regi¨®n de Roma. Para no disgustar a sus padres, se licenci¨® en Derecho antes de dedicarse a su vocaci¨®n, el teatro. Se form¨® en la Academia Nacional de Arte Dram¨¢tico de Roma, y en 1947 hizo su rodaje en el prestigioso Piccolo Teatro de Mil¨¢n, donde sobresali¨® en el repertorio cl¨¢sico representando obras de Pirandello y Shakespeare. "El Piccolo era como un templo, arte puro. Me fui porque era imposible gastar bromas", dijo en una ocasi¨®n.
Se inclin¨® entonces hacia el cine. Monastero di Santa Chiara (1949), de Mario Sequi, fue su primera pel¨ªcula. Sus comienzos fueron dif¨ªciles. Altern¨® la interpretaci¨®n de papeles secundarios con el doblaje y la participaci¨®n en programas radiof¨®nicos hasta 1959 en que logr¨® su primer papel de protagonista en L'impiegato, un filme de Gianni Puccini con gui¨®n del propio Manfredi. A partir de entonces interpret¨® m¨¢s de un centenar de filmes, algunos de ellos imprescindibles, y a personajes magn¨ªficos como el reticente verdugo de la pel¨ªcula de Berlanga o el Geppetto de Las aventuras de Pinocho
, rodada por Comencini en 1971.
Manfredi realiz¨®, no sin ¨¦xito, tres incursiones en el mundo de la realizaci¨®n con L'avventura di un soldato, uno de los sketchs de la pel¨ªcula L'amore difficile, rodada en 1962, Miracolo all'italiana, una s¨¢tira anticlerical realizada en 1970, y Nudo di donna, de 1981.
Su ¨²ltima aparici¨®n en la gran pantalla fue en Espa?a, en La luz prodigiosa, rodada en 2002 por Miguel Hermoso, en la que daba vida a un hipot¨¦tico Garc¨ªa Lorca que hubiera sobrevivido a su fusilamiento en 1936.
Solicitado por los directores hasta el final, particip¨® en series televisivas como Un commissario a Roma (1993) o Linda e il brigadiere (1997). Tambi¨¦n tuvo tiempo para escribir: desde un libro de dichos populares romanos hasta su autobiograf¨ªa, Nudo d'attore, publicada en 1993.
"Manfredi nos ha hecho re¨ªr, eso es lo que importa", dec¨ªa el actor de s¨ª mismo, "?qu¨¦ raz¨®n hay para despreciar a los c¨®micos? La veta intelectual (...) es de un aburrimiento mortal. La gente no est¨¢ obligada a leer a Proust, tienen necesidad de sentir".
El actor ten¨ªa tres hijos de su uni¨®n en los a?os cincuenta con la modelo siciliana Erminia. Tambi¨¦n es padre de una chica, fruto de una noche de pasi¨®n con una traductora b¨²lgara. El Ayuntamiento de Roma instalar¨¢ hoy en sus dependencias la capilla ardiente donde los ciudadanos podr¨¢n rendir el ¨²ltimo homenaje a un actor que siempre goz¨® de una inmensa simpat¨ªa popular.
Babelia
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