Paisajes del poeta Ovidio en el destierro
Una ruta por La Dubruya, la regi¨®n rumana donde desemboca el Danubio
Desde Bucarest hasta Constanza, un recorrido de apenas 200 kil¨®metros por una complicada carretera, se atraviesa la Dobruya, una de las regiones rumanas. Las m¨¢s conocidas son: Moldavia, Transilvania, Bucovina; adem¨¢s de las otras m¨¢s ignotas, como Crisana, Banato o Maramur
es. La Dobruya est¨¢ situada al suroeste, entre el curso final de la desembocadura del Danubio y el mar Negro. Tierras bajas, repletas de marismas, que desembocan en las playas y los acantilados y que atesoran, sumergida, la historia de dacios, tracios, getas y otras tribus, adem¨¢s de griegos, romanos, bizantinos y turcos que tambi¨¦n la invadieron en el siglo XV y permanecieron en ella durante cuatro siglos. La ciudad de Medgidia, entre Cernavoda y Constanza, fundada en el siglo XIX por el sult¨¢n Abdul-Medgid, a¨²n conserva parte de su estilo oriental pespunteado por los alminares.
A este desierto acu¨¢tico, a estas tierras embarradas, a estas soledades fue mandado al exilio por Augusto el poeta Ovidio. Aunque el escritor se queja amargamente en las Tristes y las P¨®nticas, el castigo impuesto por el emperador fue peque?o si lo comparamos con los impartidos por aquellos tiempos y que tan magistralmente narr¨® Robert Graves en Yo Claudio. ?Cu¨¢l fue la culpa de Publio Ovidio Nas¨®n? El Arte de amar fue prohibido y retirado de las bibliotecas p¨²blicas por contravenir los principios morales establecidos por Augusto. Pero adem¨¢s debi¨® a?adirse alg¨²n otro motivo que incluso era desconocido para el propio reo. ?Presenci¨® alguna escena inmoral de Livia o Julia, esposa e hija de Augusto? ?Conspir¨® Ovidio junto a Fabio M¨¢ximo para devolver el derecho de sucesi¨®n a Agripa P¨®stumo, nieto del emperador? O quiz¨¢ asisti¨® a los cultos prohibidos neopitag¨®ricos. Ovidio no s¨®lo no parece saberlo (aunque confiesa que sus ojos vieron "un crimen sin quererlo"), sino que una de sus mayores obsesiones es preguntar el porqu¨¦. Augusto le conserv¨® la vida, los bienes, la ciudadan¨ªa. Cuando Ovidio abandon¨® Roma, en el octavo a?o de nuestra era, ten¨ªa 65 a?os. Cuando muri¨® en Tomis, en el a?o 18, hab¨ªa cumplido ya los 75.
Ovidio emprendi¨® su ¨²ltimo viaje desde Roma a Brindisi. All¨ª embarc¨® hasta Grecia atravesando a pie el istmo de Corinto. Luego reembarc¨® en Cenereas; borde¨® Troya, en la actual Turqu¨ªa, y lleg¨® al puerto de Cerinto, en Samotracia. Atraves¨® el Helesponto o estrecho de los Dardanelos, cruz¨® la Prop¨®ntide o el mar de M¨¢rmara y entr¨® en el Ponto Euxino o el mar Negro llegando al puerto tracio de T¨¦mpira. En Samotracia, la actual Bulgaria, estuvo hasta la primavera. Luego continu¨® a pie y reembarc¨® en el golfo de Tinias camino de su destino final, Tomis, hoy Constanza. Ovidio pas¨® as¨ª de manera tortuosa y prolongada por las futuras Italia, Grecia, Turqu¨ªa, Bulgaria y Rumania.
Al occidente del mar Negro
Tomis estaba en la provincia romana de la Moesia, en los confines del Danubio, en la desembocadura del "Histro de siete brazos". Era la frontera del imperio. Hab¨ªa sido una colonia griega fundada por los jonios de Mileto en el siglo VII antes de Cristo. Era la ciudad m¨¢s importante de la margen occidental del mar Negro o Escitia Menor. Ovidio la describe como un paisaje des¨¦rtico, una estepa sin agua potable y pocos alimentos, helada y en permanente pie de guerra contra b¨¢rbaros hostiles. "Aqu¨ª el campo no produce frutos, ni dulces racimos de uvas; no verdean sauces en sus riberas, ni encinas en sus monta?as. Ni el mar merece m¨¢s alabanzas que la tierra: sus aguas, privadas de sol, est¨¢n siempre hinchadas por el furor de los vientos. Adonde quiera que mires, se extienden llanuras sin cultivar y vastos labrant¨ªos que nadie reclama".
Ovidio, a lo largo de los a?os se fue encari?ando con el lugar y sus gentes: "Ellos prefieren que yo me marche, porque ven que lo deseo: pero por propio inter¨¦s desean que me quede aqu¨ª. Y no me creer¨¢s, hay decretos p¨²blicos que me elogian y me eximen de impuestos. Y, aunque a los desgraciados no conviene la gloria, las ciudades vecinas me otorgan el mismo privilegio", le escribe a Grecino. Finalmente le comenta a Tuticano: "Me es querida Tomis, que a m¨ª, que estoy exiliado de mi patria, me ha mantenido hasta hoy su fiel hospitalidad".
El nombre de Tomis procede de la leyenda de los argonautas. Medea, locamente enamorada de Jas¨®n, se fug¨® con ¨¦l. Para que su padre, Eetes, rey de la comarca y poseedor del vellocino de oro, no pudiera alcanzarla en su persecuci¨®n, asesin¨® a su hermano Absirte y lo fue despedazando para que as¨ª su padre se detuviera recogiendo los trozos. La pobre Medea fue una v¨ªctima de Juno y Minerva, dioses protectores de Jas¨®n, quienes le inocularon esa pasi¨®n. Tom significa cortar las manos y la cabeza en un pe?asco. Los bizantinos la llamaron Constantiana, y, a pesar de que los turcos volvieron a rebautizarla, Constanza sobrevivi¨® hasta nuestros d¨ªas. Estamos, pues, en la C¨®lquide, donde se encontraba el vellocino de oro y adonde Jas¨®n lleg¨® en la nave Argos para robarlo siete d¨¦cadas antes de que tuviera lugar la guerra de Troya.
La cercan¨ªa de Estambul
Entro en Constanza en medio de una gran tromba de agua y en una especie de peque?o obelisco tapado por una vegetaci¨®n salvaje leo la distancia que, en millas, hay desde aqu¨ª a otros puertos del propio mar Negro o del Mediterr¨¢neo. A Odesa hay 175 millas, 399 a Sebastopol, 193 a Estambul. Constanza es el puerto m¨¢s importante de Rumania y una de las principales ciudades del pa¨ªs. El paseo mar¨ªtimo, las playas, el puerto deportivo y comercial, los hoteles y comercios, la zona industrial que antes se dedicaba a los astilleros, textiles e industrias alimentarias, todo parece abandonado. Las gr¨²as del puerto son como brazos muertos que se mueven de aqu¨ª para all¨¢. Tampoco se divisan grandes e interesantes edificaciones, que las hubo, pues fueron destruidas para levantar otras m¨¢s populares y amorfas durante la ¨¦poca de Ceausescu.
La estatua de Ovidio es el omphalos de la ciudad. Su inauguraci¨®n, en el a?o 1887, no s¨®lo signific¨® el homenaje a uno de sus m¨¢s importantes habitantes, sino tambi¨¦n la restauraci¨®n simb¨®lica de la occidentalidad frente a la orientalidad otomana impuesta durante siglos, que sumi¨® a la ciudad en una gran decadencia y lleg¨® a deshabitarla, pues a mediados del XIX s¨®lo contaba con 2.000 almas. La estatua de Ovidio significaba la latinidad. Y fue tambi¨¦n un escultor italiano quien la ide¨® y arm¨®, Ettore Ferrari, de Sulmona (al este de Roma, donde naci¨® el poeta). Est¨¢ levantada sobre un amplio y alto plinto. El poeta es una esbelta figura togada. Su rostro meditabundo apoya la barbilla sobre la mano derecha. Dice a los pies del monumento: "Bajo esta piedra yace Ovidio, el poeta. / De los amores delicados, vencido por su talento. / Oh, t¨² que te paseas por aqu¨ª, si es que has amado alguna vez, / reza por ¨¦l, para que le sea leve el sue?o".
Orfebrer¨ªa helen¨ªstica
El Museo de Historia Nacional y Arqueolog¨ªa est¨¢ en la plaza de Ovidio. Es muy interesante, pues contiene muchos objetos de valor de las ¨¦pocas grecolatinas. Las piezas de orfebrer¨ªa helen¨ªstica son magn¨ªficas, as¨ª como las esculturas griegas anteriores al nacimiento de Cristo y las romanas posteriores. Las estatuas de Pontos, el dios del mar Negro que simboliza las puertas de la ciudad, y de la Fortuna, otro de los dioses protectores de Tomis, se mezclan con la serpiente Glyko, un animal fant¨¢stico esculpido en m¨¢rmol azulado que tiene una cabeza de mam¨ªfero (perro o ant¨ªlope); orejas, cabellos y ojos humanos; cuerpo de serpiente y cola de le¨®n. La escultura del caballero tracio se alza hacia adelante y su manto flamea al viento. Hay tambi¨¦n una interesante sala dedicada a Ovidio y su ¨¦poca. La gran importancia arqueol¨®gica de esta ciudad se completa con otros dos espacios fundamentales. El parque arqueol¨®gico y el edificio del mosaico. El parque se levant¨® junto a uno de los muros defensivos de la ciudad construido por los romanos en el siglo III. En torno a este espacio fueron apareciendo columnas, capiteles, sarc¨®fagos, ¨¢nforas y dem¨¢s utensilios de la vida cotidiana. El edificio del mosaico, que tambi¨¦n est¨¢ al aire libre, s¨®lo levemente cubierta la parte de las teselas, fue descubierto en el a?o 1959 bajo la v¨ªa f¨¦rrea y la estaci¨®n del tren al llevarse a cabo obras de remodelaci¨®n urban¨ªstica. Abarca un espacio de unos 2.000 metros cuadrados, de los que s¨®lo se conservan en buen estado unos 600. Las teselas tienen siete colores distintos y su decoraci¨®n es geom¨¦trica y floral. Son 74 diferentes s¨ªmbolos. Impresiona no s¨®lo la extensi¨®n de esta obra de arte primorosa, sino tambi¨¦n la modernidad abstracta de esas composiciones y la mezcla de colores para representarlas. Est¨¢ datada en el siglo IV. Aqu¨ª mismo tambi¨¦n hay una gran muestra de l¨¢pidas con inscripciones griegas y latinas.
En el Museo de Arte nos plantamos en la contemporaneidad de la pintura rumana del siglo XX al contemplar las obras de Grigorescu, Aman, Petrascu o Luchian. Pero estas aguas oscuras, amenazantes, muertas, del mar Negro, tienen varios museos dedicados a mostrar su flora, fauna (Ovidio escribi¨® tambi¨¦n un poema dedicado a los peces del mar Muerto titulado Holientica) e historia. El Museo de la Marina, el Museo del Mar, el Acuario o el Delfinario. Junto al Museo del Mar est¨¢ el faro genov¨¦s. Una torre de luz alzada por este pueblo navegante, luego arruinada y vuelta a levantar a finales del siglo XIX para conmemorar la ruta mar¨ªtima que este pueblo italiano abri¨® durante los siglos XIII y XV. No es muy alto ni ancho, sino m¨¢s bien una columna que sostiene a la linterna.
Un casino en el litoral
Muy cerca, contemplando el mar, hay otra de las m¨²ltiples estatuas del gran poeta nacional Eminescu, realizada por O. Han. Pero de entre todos los edificios que alberga Constanza, el antiguo casino es como un diamante en medio de tanta construcci¨®n sin personalidad. Fue alzado a comienzos del siglo XX, mezcla de joya barroca y rococ¨®, muy parecido al de Niza. La mezquita de Mahmudiye, levantada en el siglo XIX sobre otra del XIV, tiene un alminar decorado con arabescos. La catedral e iglesias ortodoxas griegas son de finales del XIX, al igual que la iglesia cat¨®lica, que ostenta una torre o campanario rom¨¢nico.
Constanza est¨¢ rodeada de lugares recreativos e hist¨®ricos. Mamaia es una gran playa al norte. En Mangalia, al sur, est¨¢n las ruinas de la ciudad griega de Callatis. Histria es otro centro hist¨®rico y arqueol¨®gico capital. Toda esta zona est¨¢ repleta de aquellas ciudadelas defensivas levantadas por los romanos como frontera del imperio a lo largo del Danubio y del mar Negro. Y muy cerca de Constanza tambi¨¦n se encuentra, en Adamclisi, el Tropaeum Trajani, el monumento que levant¨® Trajano en conmemoraci¨®n de la victoria sobre los pueblos b¨¢rbaros (dacios, s¨¢rmatas y tracios) capitaneados por Dec¨¦balo, en el a?o 101 de nuestra era. Excavado en el siglo XIX, se reconstruy¨® totalmente a mediados del XX. Las metopas y algunas otras piedras originales pueden contemplarse en el Museo Arqueol¨®gico de Bucarest y en el del mismo Adamclisi.
Rica en historia, bella en paisaje, entre Oriente y Occidente, buscando de nuevo su futuro, as¨ª es Constanza, donde yacen los huesos de uno de los m¨¢s grandes poetas de todos los siglos.
- C¨¦sar Antonio Molina (A Coru?a, 1952), periodista y poeta, es director del Instituto Cervantes.
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos
- Prefijo telef¨®nico: 00 40.
Moneda: leu (un euro equivale a 39.950 lei). Poblaci¨®n: Rumania tiene 22 millones de habitantes.
C¨®mo ir
- Constanza se encuentra a 215 kil¨®metros al este de Bucarest (en coche, un viaje de unas dos horas y media).
- Tarom (915 64 18 83). De Madrid a Bucarest, ida y vuelta, 450 euros. El precio incluye el viaje en autob¨²s de Bucarest a Constanza.
- Iberia (902 400 500 y www.iberia.com). Ida y vuelta a Bucarest desde Madrid, en junio, a partir de 381,22 euros.
Informaci¨®n
- Oficina de turismo de Rumania en Madrid (914 01 42 68
y www.rumaniatour.com).
- www.mtromania.ro.
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