La toma de decisiones en la UE, al margen de las regiones

El ministro val¨®n de Agricultura, Jos¨¦ Happart, particip¨® el a?o pasado en las negociaciones de la hist¨®rica reforma de la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n. Tambi¨¦n formaron parte de los equipos negociadores los ministros del ramo de Flandes, Ludo Sannen, y de Escocia, Ross Rinnie. No son dos ejemplos. Son los extraordinarios casos existentes de participaci¨®n de las regiones en la toma de decisiones de la instituci¨®n m¨¢s poderosa de la Uni¨®n Europea: el Consejo de Ministros. Es la paradoja de una UE en la que el ministro austriaco vota sobre la pesca sin tener mar mientras al consejero de turno de la Junta de Andaluc¨ªa se le deja sin voz.

La UE se construy¨® y se sigue edificando en base a los Estados y, en ese camino, las regiones participan s¨®lo de forma indirecta en la toma de decisiones: a trav¨¦s de sus representantes en el Parlamento Europeo a la hora de votar y explicitando sus variad¨ªsimas y poco escuchadas demandas a trav¨¦s del Comit¨¦ de las Regiones, donde tambi¨¦n est¨¢n representados los ayuntamientos. As¨ª que s¨®lo podr¨¢n participar en las decisiones de los Consejos de Ministros si sus respectivos Gobiernos centrales les dan voz y voto, lo que no siempre requiere su presencia f¨ªsica en las negociaciones como suelen hacer B¨¦lgica, Reino Unido y Alemania.

Cada pa¨ªs es due?o y se?or de c¨®mo organiza sus equipos negociadores. B¨¦lgica es el m¨¢s abierto a las regiones. De hecho, en plena presidencia belga, fue un ministro regional, el presidente de la regi¨®n Bruselas-capital, el que lleg¨® a presidir Consejos de Ministros, un sistema tan descentralizado que algunos pa¨ªses criticaron por considerar que en ocasiones se puede ignorar cu¨¢l es el interlocutor v¨¢lido para negociar.

El Reino Unido s¨®lo invita a un pol¨ªtico regional cuando se trata un asunto que ata?e de forma especial a la zona correspondiente y siempre preside la delegaci¨®n y, por tanto, lleva la voz cantante el ministro del Gobierno de Londres. Lo mismo ocurre con Alemania, que en ocasiones recurre al asesoramiento de un responsable de un land determinado para negociar en Bruselas.

Todas las f¨®rmulas son posibles, si bien son criticadas por la complejidad que a?aden a los sistemas ya de por s¨ª complicados de la UE (25 pa¨ªses que suman casi 250 regiones). En ocasiones, el buen conocimiento mutuo, incluso los lazos amistosos entre ministros facilitan los acuerdos. Pero el escaso papel de las regiones, destinatarias por otra parte de los fondos estructurales, en las decisiones europeas es a¨²n m¨¢s clamoroso tras la ¨²ltima ampliaci¨®n, que ha incorporado al club a una gran cantidad de pa¨ªses de dimensiones extraordinariamente reducidas. De los 25 socios actuales, casi la mitad (12) tienen menos de 11 millones de habitantes, de los cuales cinco no llegan ni siquiera a los cuatro millones. Muchas regiones espa?olas y, sobre todo, muchos l?nder alemanes les superan con creces.

"Con esta ampliaci¨®n se ha introducido un elemento peligroso", dice una fuente diplom¨¢tica. "Porque Checoslovaquia gana m¨¢s dentro de la UE siendo dos pa¨ªses (Rep¨²blica Checa y Eslovaquia) que uno solo: tiene dos comisarios, m¨¢s votos juntos en el consejo que Holanda, que tiene el mismo n¨²mero de habitantes, y m¨¢s eurodiputados. Con esta ampliaci¨®n es m¨¢s l¨®gico que muchas regiones se planteen que acudiendo independientemente tendr¨¢n m¨¢s poder".