Baros confirma su clase
La Rep¨²blica Checa echa a la cuneta a Dinamarca con dos goles seguidos del joven delantero
En todo gran torneo que se precie surge un joven talento que se eleva a la categor¨ªa de figura procedente casi de la nada. No era el caso de Baros, que lleg¨® al Liverpool hace a?os, con 20, como una gran promesa, pero... casi. Su irrupci¨®n en Portugal ha sido definitiva para que la Rep¨²blica Checa se plante en la segunda semifinal, ante Grecia. Ayer no ofreci¨® su mejor versi¨®n, pero recogi¨® los frutos de su estupenda primera fase. Y del estar en vena de su delantero. Le bast¨® un cuarto de hora de la velocidad explosiva de Baros y su instinto depredador para tumbar a una Dinamarca desconocida, ni rastro de la deslumbrante de los tres primeros encuentros. El Mago Br¨¹ckner ha conseguido la combinaci¨®n perfecta entre la nueva hornada que simboliza Baros y la vieja guardia, aquella quinta subcampeona en Inglaterra 1996 y que anoche sirvi¨® dos goles de oro a la estrella. Poborsky y Nedved lanzaron sendos pases en profundidad que catapultaron a Baros. Rafa Ben¨ªtez, el nuevo t¨¦cnico del Liverpool, tiene motivos para frotarse las manos. Los daneses jugaron sin su 9, Sand, y, de repente, su juego de extremos se encontr¨® vac¨ªo de contenido. Descubri¨® adem¨¢s la debilidad del centro de su defensa, m¨¢s tapada en anteriores partidos, cuando no se enfrent¨® a delanteros tan afilados como Baros y Koller. Precisamente el Dinosario Koller fue quien rompi¨® un choque anodino hasta ese momento. Su violento cabezazo, a centro de Poborsky, restall¨® en las mallas y dio la orden final para remachar a la tierna Dinamarca.
Antes, sin embargo, el miedo apareci¨® en el rostro de los dos conjuntos, que jugaron una primera parte horrorosa, con el freno de mano puesto, m¨¢s pendientes de defenderse que de atacar. Con la consiguiente p¨¦rdida de su identidad, claro. Y los aficionados neutrales acabaron silbando a los protagonistas antes de que se fueran al descanso, hartos de que les tomaran el pelo. Los checos optaron por la mezquina v¨ªa de esperar a los daneses en su campo, de limitarse a destruir sin entusiasmo por crear nada. S¨®lo Rosicky balbuce¨® su clase en alg¨²n cambio de ritmo que anunciaba algo grande que no lleg¨®. Este mediocampista, que conserva los grados de adolescente en la cara pese a sus 23 a?os, tiene detalles de Platini, pero se queda en tierra de nadie. Todo ese periodo se pas¨® la Rep¨²blica Checa esperando cazar una contra y, por fin, la caz¨®: Poborsky puso la quinta y su centro enroscado desde la l¨ªnea de fondo peg¨® en el larguero.
Con la baja de Sand, Dinamarca perdi¨® la alegr¨ªa que la hab¨ªa caracterizado. No porque el ariete del Schalke estuviera bordando el campeonato, sino porque su presencia permit¨ªa a Tomasson actuar de media punta, su posici¨®n preferida. Ayer, en cambio, hubo de ubicarse de primer delantero y eso desnaturaliz¨® a su equipo, que ya no atacaba con cuatro, sino con tres y sin la referencia de Sand. Su puesto lo ocup¨® Jensen, un volante sin nada especial, y Tomasson se desvaneci¨®. Eso s¨ª, el cuadro de Morten Olsen lo intent¨®. Gronkjaer, por ejemplo, cambi¨® de banda cada cinco minutos en busca de inspiraci¨®n. Apenas la hall¨®. S¨®lo una vez super¨® a Jankulovski con un regate largo, pero su env¨ªo lo atrap¨® Cech. En realidad, Gronkjaer fue fiel a s¨ª mismo y en una ocasi¨®n se abri¨® tanto a la banda que estaba fuera del campo antes de recibir el bal¨®n de Tomasson. La grada, en fin, lanz¨® un bufido de desprecio cuando presenci¨® el patad¨®n con la tibia de Bogelund, que envi¨® la pelota por encima de su propia porter¨ªa.
Br¨¹ckner ley¨® la cartilla en el descanso a los suyos, que arrancaron la segunda parte con m¨¢s determinaci¨®n. Consiguieron un par de c¨®rners y con eso tuvieron bastante. Un centro templado de Poborsky y... del resto ya se encargar¨ªan los casi dos metros de estatura de Koller. Su cabezazo fue magn¨ªfico: se elev¨®, golpe¨® y eligi¨® una escuadra. El antiguo cargador de monedas, de 31 a?os, disfrut¨® de su momento de gloria tras una aciaga temporada en el Borussia de Dortmund. "Nedved", empezaron a corear los hinchas checos cuando advirtieron que su capit¨¢n se hab¨ªa echado el equipo sobre su figura encorvada. Los ¨¢nimos se encresparon y Gronkjaer le dio un estir¨®n de pelo como si estuviera en el colegio. Pero el bal¨®n de oro control¨® sus nervios y no repeli¨® la agresi¨®n. Sab¨ªa que el viento soplaba a favor de su cuadro, que poco despu¨¦s sentenci¨® el partido con un pase maravilloso de Poborsky. Clavado en el extremo derecho, envi¨® un toque en diagonal que atraves¨® toda la l¨ªnea defensiva y dej¨® completamente solo a Baros ante Sorensen. En Inglaterra, el delantero del Liverpool, de 22 a?os, tiene fama de aflojar en los uno contra uno con los porteros rivales. Fama destruida en esta Eurocopa. Cada vez que visita al guardameta rival es para ajusticiarlo. Sin contemplaciones. Se limita a disparar tan r¨¢pidamente y con tanta potencia que el arquero no tiene tiempo de reaccionar. Es justo lo que pas¨® cuando Baros volvi¨® a recibir un buen pase en profundidad, esta vez de Nedved, para acabar de abrochar el encuentro. Tanto que a los 15 minutos del segundo acto Br¨¹ckner ya le dio descanso para la semifinal contra los griegos.
Dinamarca se vio de pronto eliminada por culpa de un mal rato de sus centrales, que se agrietaron por todos los lados. Y por el gran d¨ªa de Baros, al que s¨®lo Van Nistelrooy puede dar alcance en la tabla de goleadores.
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