Embargo a las familias
Irritaci¨®n ante las restricciones impuestas por Bush a exiliados cubanos
La impotencia, el temor y la indignaci¨®n en la Terminal 2 del aeropuerto Jos¨¦ Mart¨ª de La Habana se pod¨ªan estos d¨ªas cargar con pala. Sus due?os no s¨®lo eran los cubanos de Cuba que esperaban ansiosos a sus familiares de Miami. Tambi¨¦n la rabia era inmensa entre los exiliados que bajaban de los aviones contratados a toda prisa por compa?¨ªas de vuelos ch¨¢rter, en v¨ªsperas de la entrada en vigor de las ¨²ltimas medidas de la Administraci¨®n de George W. Bush para endurecer el embargo. "Seg¨²n las nuevas leyes, un empresario de Minnesota puede seguir viajando a Cuba a venderle frijoles al Estado, pero yo s¨®lo puedo venir a ver a mi madre una vez cada tres a?os. ?C¨®mo puede uno sentirse?", dec¨ªa, con el lagrim¨®n en el rostro, una joven residente en Florida reci¨¦n llegada.
La burocracia ha paralizado durante al menos seis semanas la salida de vuelos de EE UU a Cuba
A la chica, que se march¨® de Cuba hace siete a?os, otra de las medidas de Bush le pon¨ªa a hervir la sangre: la de impedir que, a partir de ahora, se pueda seguir enviando 100 d¨®lares mensuales a t¨ªos, primos, sobrinos o amigos, por no ser "familiares inmediatos", mientras la Casa Blanca destinar¨¢ 59 millones de d¨®lares en dos a?os para financiar a los disidentes y diferentes programas para acelerar la transici¨®n en Cuba. "Ya esto es el colmo", fue su comentario.
En v¨ªsperas de la entrada en vigor de las medidas -a partir del pasado mi¨¦rcoles-, que restringen de uno al a?o a uno cada tres a?os los viajes que los exiliados pueden realizar a su pa¨ªs, estuvieron llegando a La Habana hasta 15 vuelos diarios. Ayer aterrizaron cuatro, el primero con s¨®lo 12 pasajeros a bordo, y el segundo vac¨ªo, pues ven¨ªa a recoger a los emigrantes que viajaron precipitadamente para ver a sus familias y que han de regresar a EE UU antes de final de julio, ya que, ante la avalancha de cubanoamericanos, Washington prorrog¨® un mes el plazo de retorno sin que los expedicionarios sean multados.
Las medidas tambi¨¦n limitan la cantidad de dinero que los emigrados pueden gastar en la isla -de 167 a 50 d¨®lares diarios-, restringen el env¨ªo de remesas a quienes tengan "familiares directos" en la isla, e impiden mandar ropa y art¨ªculos de higiene en los paquetes que se pod¨ªan facturar hasta ahora hacia Cuba. El mi¨¦rcoles, el presidente cubano, Fidel Castro, calific¨® las medidas de repugnantes y dijo que probablemente George W. Bush pagar¨ªa por ellas un precio en votos, en las pr¨®ximas elecciones, pues han sido rechazadas mayoritariamente por la comunidad en el exilio, que las ha vivido como un "ataque a la familia".
La tensi¨®n tambi¨¦n es notable en Miami. Una traba burocr¨¢tica ha paralizado al menos por mes y medio la salida de vuelos de EE UU a Cuba para exiliados que van a visitar a sus familiares. Las nuevas restricciones de viajes impuestas por Washington a partir del 30 de junio requieren que cada exiliado solicite un permiso especial para ir a la isla, pero el Departamento del Tesoro a¨²n no ha emitido el modelo de instancia y, adem¨¢s, una vez que reciban las peticiones tardar¨¢n "un promedio de seis semanas" en concederlas, explica a EL PA?S la portavoz del Tesoro, Molly Millerwise.
Esta portavoz se?ala que se pueden hacer las solicitudes sin esperar a las instancias formales, pero aclara que "si mienten al rellenar los datos [sobre cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que viajaron a Cuba] est¨¢n sujetos a cargos de perjurio". A muchos les da lo mismo y est¨¢n dispuestos a violar la ley. "Bush no va a decidir qui¨¦n es mi familia y cu¨¢ndo la puedo ver. Nos est¨¢n obligando a violar la ley, porque yo no voy a esperar hasta el 2007 para ver a mi hija", afirma Eduardo Ballard, electricista que vive en Miami desde 1993 y suele viajar dos veces al a?o a ver a su hija de 12 a?os en La Habana.
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