C¨®mo se elige una ejecutiva
Zapatero fue recibiendo a todos los secretarios regionales del partido, hasta que logr¨® solucionar el "asunto Montilla"
La ¨²ltima palabra la tiene Zapatero. Pero no siempre. Las negociaciones previas para elegir la nueva direcci¨®n del partido se iniciaron semanas atr¨¢s. Pero nadie se atrev¨ªa ayer por la tarde a vaticinar qui¨¦nes iban a integrar la ejecutiva. Ni siquiera si iba a estar formada por 24, 25 o 30 miembros. Circulaban muchas quinielas, muchos nombres ca¨ªan y otros sub¨ªan. Pero la verdad hab¨ªa que ir a buscarla a la cuarta planta del Palacio de Congresos. Y el acceso estaba vetado a la prensa y la mayor¨ªa de los delegados.
Conforme se entra en la zona reservada de la cuarta planta se ve una sala asignada a los miembros de la vieja ejecutiva. A la izquierda, una cafeter¨ªa con cuatro mesas para almorzar y cenar. Enfrente, el despacho del secretario general del partido, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. M¨¢s all¨¢, el de Jos¨¦ Blanco, secretario de Organizaci¨®n, con la escultura de un peque?o b¨²ho que en el anterior congreso le dio suerte y del que no quiere desprenderse. Y al fondo, el despacho del presidente, Manuel Chaves.
Hasta las cinco de la tarde de ayer, Chaves y Blanco jugaron un papel muy importante en las negociaciones. A partir de esa hora, el propio Zapatero, cogi¨® el tim¨®n y empez¨® a recibir a los barones.
?Entrar¨ªa en la ejecutiva el primer secretario de Catalu?a y ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla? A ratos parec¨ªa que s¨ª, que ya estaba hecho, y a ratos, que no. ?Entrar¨ªa Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra? A ratos parec¨ªa que s¨ª. ?Conseguir¨ªa introducir Chaves seis andaluces en la ejecutiva, se quedar¨ªa con los cinco miembros que ten¨ªa hasta ahora, o bajar¨ªa a cuatro? Y sobre todo, ?es tan importante, tan trascendente para el devenir de Espa?a el hecho de que entren Montilla o Ibarra en la ejecutiva del PSOE y que el PSOE andaluz consiga dos miembros m¨¢s o menos?
"Pues hombre... no creo que el ciudadano com¨²n est¨¦ muy interesado", confesaba un alto cargo del Gobierno. "Pero el hecho de que Montilla, que pertenece al Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), un partido soberano, con estatuto propio, y que puede ser la cara moderada del PSC frente a la de Pasqual Maragall, est¨¦ en la ejecutiva puede tener su importancia a la hora de gobernar este pa¨ªs".
"Yo creo que es un mensaje claro a los socialistas de tu tierra saber que el partido te ha premiado con dos personas m¨¢s en la ejecutiva", indic¨® un miembro del equipo de Chaves. "Es como cuando a veces se ven luchas por ir el segundo o el tercero en una lista. Y ves que la gente se coge unos enfados tremendos. Desde fuera puede parecer absurdo, pero desde dentro de una organizaci¨®n esos gestos son muy importantes".
Los barones asumen que, a excepci¨®n de Ibarra, los dirigentes territoriales del PSOE no formar¨¢n parte de la ejecutiva. A cambio se potenciar¨¢ el ¨®rgano Consejo Territorial, integrado por ellos. Pero una cosa es que no est¨¦n en persona y otra que no vayan a luchar hasta el ¨²ltimo minuto por meter cada uno al m¨¢ximo n¨²mero de gente.
Durante el viernes y la ma?ana del s¨¢bado, Jos¨¦ Blanco y Manuel Chaves fueron recibiendo a la mayor¨ªa de los secretarios regionales. Subir a la cuarta planta ya infunde sensaci¨®n de poder. Una vez en la zona m¨¢s reservada del congreso, se accede al despacho de Jos¨¦ Blanco despu¨¦s de pasar entre las mesas de tres secretarias. Y ah¨ª se dirime la suerte de cada uno. "Normalmente, cada secretario general suele pedir para su federaci¨®n un miembro m¨¢s del que cree que al final se llevar¨¢. Suelen tirar al alza", indica un pr¨®ximo a Blanco.
En total, 19 secretarios generales, correspondientes a las comunidades aut¨®nomas m¨¢s Ceuta y Melilla, y el de las Juventudes Socialistas, accedieron a la cuarta planta. Aunque el 46% de los 972 delegados son mujeres y al menos la mitad de la nueva ejecutiva ser¨¢ tambi¨¦n de sexo femenino, en realidad las decisiones las tomaron hombres. Blanco y Zapatero se entrevistaron casi siempre con hombres. A excepci¨®n de la secretaria general de Cantabria, Dolores Gorostiaga, y la de Ceuta, Antonia Palomo, pocas mujeres entraron en los tres despachos donde se coc¨ªa el futuro.
Las negociaciones marcharon bien, sin demasiados contratiempos, hasta las siete de la tarde. Pero a esa hora Zapatero baj¨® a reunirse con todos los delegados para saber cu¨¢ntos le hab¨ªan votado. Lo supo pronto. El 95,81%. Despu¨¦s, varios socialistas pronunciaron discursos. Y Zapatero no se movi¨® de su asiento.
Las negociaciones para formar la ejecutiva quedaron paralizadas. A esas alturas de la tarde lo ¨²nica que quedaba por rematar era el asunto Montilla. Si entraba en la ejecutiva, habr¨ªa barones a los que iba a ser dif¨ªcil convencer. Si no entraba, los catalanes querr¨ªan pasar de tener dos miembros en la ejecutiva a tener tres. Y habr¨ªa que restarle ese miembro a otra federaci¨®n. Con lo cual, ser¨ªa preciso que algunos barones subiesen a la cuarta planta de nuevo. Y Zapatero tendr¨ªa la pen¨²ltima palabra.
Una vez m¨¢s, se hac¨ªa verdadera la famosa frase que refieren los socialistas m¨¢s curtidos: "En un congreso del PSOE se sabe c¨®mo se entra, pero nunca c¨®mo se sale".
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