Lo nacional y lo social
No hay congreso irrelevante, ni siquiera los que vienen preparados por cabalgatas victoriosas. Del congreso del PSOE quiero destacar dos cosas: la confirmaci¨®n de que la pol¨ªtica espa?ola se est¨¢ catalanizando y la peculiar atenci¨®n a los movimientos sociales.
Desde que la elecci¨®n del Gobierno tripartito en Catalu?a abri¨® la temporada del cambio, lo catal¨¢n ha adquirido un protagonismo pol¨ªtico que no ten¨ªa. Durante los ocho a?os del PP la cuesti¨®n vasca fue el tel¨®n de fondo permanente de la pol¨ªtica espa?ola. Aznar lo utiliz¨® como vara de medir: quien no estaba contra el PNV era sospechoso de deslealtad democr¨¢tica. La irrupci¨®n del tripartito con su propuesta de reforma estatutaria -coincidiendo con un periodo sin atentados- ha ido paulatinamente eclipsando a Euskadi y ha colocado a Catalu?a como referencia del debate pol¨ªtico. Del plan Ibarretxe se habla mucho menos. Y Carod lleg¨® a convertirse en el enemigo n¨²mero uno, casi por encima de ETA a la que el Gobierno del PP daba m¨¢s credibilidad que al l¨ªder republicano. Desde que se form¨®, el tripartito fue objetivo recurrente de las diatribas del PP para debilitar al PSOE como reh¨¦n de una perversa coalici¨®n nacionalista. El socialismo catal¨¢n ha sido decisivo en la apuesta de Zapatero por una Espa?a pensada en t¨¦rminos de pluralidad y por las reformas constitucionales. Los resultados del 14-M han dado a los diputados que representan al Gobierno catal¨¢n (los del PSC, Esquerra e Iniciativa) un peso decisivo en el Parlamento. Estos mismos resultados, ampliados con los de las elecciones europeas, han confirmado al PSC como una de las dos grandes bases electorales de los socialistas.
Desde sectores del maragallismo el congreso del PSOE se ha vivido como la constataci¨®n de que su fuerza les permite marcar tiempos y calendarios. Sostienen que ha quedado claro que si quisieran exigir un grupo parlamentario propio el PSOE tendr¨ªa que ceder y que es el PSC el que ahora, libremente, puede decidir aplazar la petici¨®n. Las relaciones entre PSOE y PSC prometen muchas emociones en los pr¨®ximos meses. Las ponencias de los congresos est¨¢n hechas para no ser le¨ªdas. Generalmente, pasan pronto a los archivos sin que nadie se acuerde. En la ponencia de la comisi¨®n del congreso del PSOE (Comunicaci¨®n y relaciones con la sociedad) hay un an¨¢lisis sobre los movimientos sociales, relativamente ins¨®lito en un partido de gobierno. La ponencia recuerda la importancia de los movimientos sociales que con sus movilizaciones abrieron el proceso de cambio que ha vivido Espa?a. Constata que para muchos ciudadanos estos movimientos son una forma m¨¢s atractiva de participaci¨®n pol¨ªtica que los partidos. Reconoce que el PSOE ni puede ni debe intentar controlarlos. Afirma que comparte con ellos posiciones en el ¨¢mbito ideol¨®gico y moral, aunque al ser enumeradas queden en la vaporosa galaxia de las buenas intenciones: "Ideas de progreso, de paz, de conservaci¨®n del planeta, de cambio social, solidaridad y libertad". Y sostiene que hay que "contar con estos movimientos sociales a la hora de dise?ar nuestra estrategia, respetando la autonom¨ªa de cada cual" y generando "un clima de confianza mutua". Es la traducci¨®n congresual del "No nos falles" que Zapatero parece tener grabado en su memoria como ant¨ªdoto al s¨ªndrome de La Moncloa.
Quiz¨¢ la decisi¨®n del presidente de promover una ley que obliga a consultar al Parlamento siempre que se desplacen tropas fuera de Espa?a tenga que ver con el af¨¢n de dar respuesta a algunas inquietudes de los movimientos sociales. En cualquier caso, la ponencia de la Comisi¨®n 3 es una se?al m¨¢s de que Zapatero podr¨ªa estar llevando a cabo una verdadera transformaci¨®n del PSOE hacia un partido de nuevo tipo, m¨¢s permeable, menos prisionero de los intereses gremiales de sus dirigentes y de la jerga y los vicios de la clase pol¨ªtica y sin miedo a lo viejo (los nacionalismos) y a lo nuevo (los movimientos sociales). Lo cual, sin embargo, parece poco compatible con la aprobaci¨®n por unanimidad del informe del secretario general y su elecci¨®n por una mayor¨ªa sovi¨¦tica del 95% de los votos. Sin duda, hay que aplicar el atenuante de reconocimiento de un l¨ªder que ha sacado al PSOE del pozo en tiempo r¨¦cord. Pero sin debate de ideas poca apertura a la sociedad habr¨¢.
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