Intoxicaci¨®n y ruido
Las primeras comparecencias ante la comisi¨®n del 11-M dejaron en cueros la manipulaci¨®n informativa del Gobierno de Aznar para atribuir a ETA la responsabilidad -exclusiva o compartida- del criminal atentado durante los d¨ªas previos a las elecciones. Aunque las conjeturas acerca de la autor¨ªa etarra part¨ªan inicialmente de premisas racionales, nunca estuvieron corroboradas por indicios materiales. Las sospechas sobre la intencionalidad intoxicadora del Gobierno cobran fuerza tras resultar evidente que la pista islamista era altamente probable en la tarde del jueves 11-M (despu¨¦s del registro de la furgoneta encontrada en la estaci¨®n de Alcal¨¢ de Henares), pr¨¢cticamente segura en la madrugada del viernes 12 (una vez desactivada la bolsa de deportes sin explosionar hallada en la estaci¨®n de El Pozo) y absolutamente indiscutible al mediod¨ªa del s¨¢bado 13 (cuando el juez Juan del Olmo orden¨® la detenci¨®n de los tres marroqu¨ªes del locutorio de la calle de Tribulete).
El Gobierno del PP, sin embargo, trat¨® de imponer contra viento y marea la tesis de la autor¨ªa -exclusiva o compartida- de ETA hasta el cierre de las urnas el 14-M. El presidente Aznar y sus ministros motejaron de miserables a quienes se atrevieran a mencionar al terrorismo islamista, intoxicaron a los medios nacionales independientes y a los corresponsales extranjeros con falsas certezas, desinformaron a la opini¨®n a trav¨¦s de las televisiones p¨²blicas, la agencia Efe y la prensa af¨ªn, movilizaron al servicio diplom¨¢tico para propagar en el exterior informaciones no confirmadas y forzaron una moci¨®n del Consejo de Seguridad condenatoria de ETA. Cabe imaginar que el malicioso empecinamiento gubernamental para encenagar las aguas fue su respuesta a los pron¨®sticos formulados durante la ma?ana del jueves 11 por expertos electorales -al estilo de Pedro Arriola- sobre la mayor¨ªa absoluta del PP en el caso de que la autor¨ªa criminal fuese etarra.
El secreto parcial del sumario impide por el momento comparar los testimonios prestados ante la comisi¨®n con las indagaciones judiciales realizadas al amparo de las garant¨ªas procesales del enjuiciamiento criminal. Sin embargo, el auto de 18 de junio del juez del Olmo hecho p¨²blico aclara que los confidentes implicados en las operaciones de compraventa en Asturias y de traslado a Madrid de la dinamita empleada para hacer saltar por los aires los trenes de la muerte no informaron de ese asunto a sus contactos policiales. Los portavoces oficiales y period¨ªsticos del PP, sin embargo, no s¨®lo exigen la comparecencia de esos confidentes ante la comisi¨®n sino que condicionan la fiabilidad de la encuesta parlamentaria al testimonio de unos delincuentes acostumbrados a administrar discrecionalmente sus chivatazos y a venderlos al mejor postor.
Del Burgo y Mart¨ªnez Pujalte (los representantes del PP en la comisi¨®n se han distribuido los papeles del clown serio de cara enharinada y del payaso torpe de nariz atomatada) trataron de capear la tormenta de evidencias con los paraguas a su alcance. Pero el principal encargado de contrarrestar la evidencia de los hechos con una versi¨®n conspirativa a la vez maliciosa y paranoica del 11-M ha sido Pedro J. Ram¨ªrez, el p¨ªcaro publicista que sirvi¨® en su d¨ªa de instrumento medi¨¢tico a Mario Conde para chantajear al Estado y que luego adul¨® sin rubor al ex presidente Aznar ("J¨®se" en sus escritos) antes de orientar el incensario hacia Zapatero. Este megal¨®mano zascandil emparenta ahora la masacre de Atocha con el montaje de los GAL y exhorta a sus lectores a no confundir "la mano de obra empleada con la cabeza rectora de los atentados": "Los marroqu¨ªes del comando de Lavapi¨¦s no han sido sino las marionetas de alguien que desde mucho m¨¢s arriba ha movido sus hilos" ("Los amedos del 11-M, El Mundo, 11-7-2004). El 11-M fue "un atentado pol¨ªtico" concebido "para cambiar la correlaci¨®n de fuerzas en el Parlamento espa?ol": "Ante esa intencionalidad no cabe sino preguntarse cui prodest?". Nada hay nuevo bajo el sol: la casa editorial de El Mundo ya public¨® la traducci¨®n castellana del delirante libro de Thierry Meyssan que denuncia como una "patra?a" la participaci¨®n de Al Qaeda en el ataque contra el Pent¨¢gono del 11-S: "Este atentado s¨®lo puede haber sido cometido por militares norteamericanos" (La gran impostura, La Esfera de los Libros, 2002).
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