El pr¨ªncipe inesperado
La resurrecci¨®n deportiva de un gran talento de 29 a?os, el alem¨¢n Andreas Kl?den, lo eleva a la segunda plaza del Tour
Jueves 15 de julio. Saint Flour, perdido en el Macizo Central, rodeado de volcanes, de montes. Salida de la etapa de transici¨®n que acabar¨¢ en Figeac. La ¨²ltima etapa intranscendente antes de abordar los Pirineos. El periodista, que no pierde detalle y ha visto que Andreas Kl?den, perfectamente distinguible por su maillot de campe¨®n de Alemania, por su casco rojo, negro y amarillo, se ha movido muy f¨¢cilmente por la cabeza en las etapas de media monta?a, se acerca a Walter Godefroot, director del T-Mobile, y le espeta: "Est¨¢ tan fuerte Kl?den que creo que va a ser el Vinokurov del a?o pasado [el kazajo l¨ªder del Telecom 2003, tercero en Par¨ªs], o incluso m¨¢s, y que incluso est¨¢ mejor que Ullrich". "Ya me gustar¨ªa, ya me gustar¨ªa, no estar¨ªa nada mal", responde Godefroot, quien parece lejos de confiar plenamente en las virtudes de su corredor. "Kl?den est¨¢ muy bien, est¨¢ perfecto, sin problemas, por primera vez desde hace cuatro a?os, pero Kl?den no puede ser Vinokurov. Nunca tendr¨¢ su ambici¨®n, su agresividad. No le podremos utilizar para desequilibrar la carrera, sino s¨®lo para ayudar a Ullrich. Adem¨¢s es su mejor amigo".
Unos metros m¨¢s all¨¢, Andreas Kl?den, 29 a?os, el ciclista que en 2000 gan¨® la Par¨ªs-Niza y la Vuelta al Pa¨ªs Vasco y parec¨ªa que iba a comerse el mundo, da la raz¨®n a su director. "S¨ª, estoy muy bien, pero s¨®lo estoy para ayudar a Jan. No me preocupa nada m¨¢s".
En los Pirineos Ullrich sufri¨®, se qued¨® solo, por detr¨¢s, Kl?den resisti¨®, fue de los ¨²ltimos que se descolg¨® del grupo de Armstrong en La Mongie y en el Plateau de Beille. Kl?den entr¨® en el podio, tercero, y all¨ª continu¨® hasta la contrarreloj del s¨¢bado, en la que desaloj¨® a Ivan Basso de la segunda plaza. Ha sido una de las grandes noticias del Tour del m¨¢s largo mon¨®logo de Armstrong, la resurrecci¨®n deportiva de un talento que toda su vida se ha contentado con seguir los pasos de Jan Ullrich, su ¨ªdolo, su modelo. "No soy el capit¨¢n, ni me hace falta serlo. Jan y yo somos amigos de verdad, no importa qui¨¦n sea capit¨¢n. Jan tiene el respeto de todos nosotros porque no es altivo, porque es un capit¨¢n que tiene los pies en suelo", dice. "Mi periodo como ayudante de Ullrich no ha acabado. Quiero seguir con T-Mobile [su contrato acaba este a?o] y quiero seguir apoyando a Ullrich. Si est¨¢ bien, es el mejor ciclista alem¨¢n".
Andreas Kl?den naci¨® en Cottbus, a una hora y media en coche desde Berl¨ªn, una ciudad triste y amargada, sin apenas orgullo -un equipo de f¨²tbol llamado FC Energie que no logra ascender a Primera y un festival de cine en una ciudad sin cines- y con mucho desempleo, como tantas otras ciudades de la ex RDA. 110.00 habitantes. Las minas de lignito, minas a cielo abierto, se han reconvertido en museos.
Con Ullrich, que le saca dos a?os y a quien conoci¨® en la vieja escuela de ciclismo de Berl¨ªn Este, Kl?den comparte pr¨¢cticamente todo. Tienen el mismo manager, Wolfgang Strohband. Si no se ven, se hablan por tel¨¦fono. Y cuando se acabe la temporada, se ir¨¢n de vacaciones juntos, como siempre. Dicen que hasta los pendientes se los pusieron el mismo d¨ªa. Cuando Ullrich se mud¨® a Merdingen, en la Selva Negra, Kl?den le sigui¨® y alquil¨® un apartamento justo enfrente de la casa de su amigo. Despu¨¦s de que Ullrich decidiera irse a vivir a Scherzingen, una localidad suiza a orillas del Lago de Constanza, Kl?den volvi¨® a seguirle: se mud¨® a Kreuzlingen, a cinco kil¨®metros de la casa de Ullrich. Kl?den vive con Bettina, con la que tiene una hija, Felicitas, de tres a?os. A menudo salen a entrenar juntos, ¨¦l y Ullrich, acompa?ados por Matthias Kessler. Muestran los pasaportes, saludan a los guardias fronterizos, pasan a Alemania, se empapan de Selva Negra, llegan hasta Merdingen, donde pernoctan en un hotel, y vuelven a la ma?ana siguiente. 460 kil¨®metros.
Esta rutina que le hace feliz la recuper¨® el a?o pasado, despu¨¦s de haber pasado tres a?os infernales por las lesiones. En 2001, sufri¨® dos hernias, tras un accidente en lancha fuera borda, tuvo molestias en una rodilla y resfriados a go-g¨®. Y el pasado a?o, en la primera etapa del Tour se estrell¨® contra una valla, se rompi¨® el sacro, y sinti¨® que segu¨ªa vivo por capricho del destino. "Ojal¨¢ no hubiera visto nunca las im¨¢genes de aquella ca¨ªda", dijo. "?Qui¨¦n me garantiza que no vuelva a ver las mismas im¨¢genes el d¨ªa que me vea de nuevo ante un sprint?" Pese a ello, con el sacro roto, hizo ocho etapas m¨¢s. No abandon¨® hasta la d¨¦cima, tras suplicarle dos veces al m¨¦dico de Telekom medicaci¨®n que le aliviara el dolor. Y despu¨¦s de que el mismo m¨¦dico le dijera dos veces que no hab¨ªa nada. "Me siento como la mierda", dijo a un realizador alem¨¢n que rodaba un documental. "Me han pinchado, y a¨²n as¨ª apenas puedo ir parado en la bici. Pero si aguanto hoy, ir¨¦ mejor. Ma?ana hay mucho llanos, quiz¨¢s mejorar¨¦".
Semanas antes del Tour se proclam¨® campe¨®n alem¨¢n. Su amigo Ullrich fue s¨¦ptimo: "No soy un can¨ªbal, no tengo necesidad de devorarlo todo", dijo Ullrich. Para Kl?den, fue la primera victoria en a?os. "Cuando se enfund¨® el maillot de campe¨®n, result¨® que le qued¨® grande. "Pero s¨®lo en sentido literal, no figurativo", dijo Mario Kummer, su director. "Porque s¨ª que da la talla de campe¨®n".
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