Otro clima y otro rumbo
Cuatro a?os de gobierno son 1.460 d¨ªas. Hacer balance de los cien primeros es como si a los seis a?os empez¨¢ramos a recapitular lo que hemos hecho en la vida hasta ese momento. Pero, por seguir con la met¨¢fora, la verdad es que la criatura ha salido crecidita y con ganas de hacer cosas. Crecidita porque desde el principio toma decisiones y las aplica como si llevara a?os gobernando; y con ganas de hacer cosas porque, de hecho, no ha parado un momento desde que Zapatero entr¨® un s¨¢bado en La Moncloa y el domingo ya estaba anunciando que Espa?a se sal¨ªa de la guerra de Irak y nuestros soldados volv¨ªan a casa.
Es cierto que este Gobierno de vida corta pero intensa ha mostrado ya su morfolog¨ªa y su personalidad con bastante claridad. Adem¨¢s, el contraste -especialmente notable en lo que se refiere a la morfolog¨ªa y a la personalidad- ayuda a percibir y valorar el cambio.
Hacer balance no es lo mismo que hacer cat¨¢logo. Los organismos competentes enumerar¨¢n las m¨²ltiples decisiones y actuaciones, grandes y peque?as, que han llenado estos cien d¨ªas. A m¨ª lo que me interesa subrayar es que el nuevo Gobierno (sigue siendo nuevo, aunque a algunos cien d¨ªas en la oposici¨®n se les hayan hecho una eternidad) ha hecho dos cosas fundamentales: ha cambiado el clima pol¨ªtico y ha marcado el rumbo de la legislatura.
Cambiar el clima es tan simple -y tan valioso- como aproximar la atm¨®sfera pol¨ªtica a la atm¨®sfera ciudadana. No ten¨ªa sentido que en la calle se respirara un aire razonablemente limpio, un aire de tolerancia y convivencia civilizada, mientras en la vida pol¨ªtica alguien se hab¨ªa empe?ado en hacernos respirar cada d¨ªa el azufre de la discordia, el enfrentamiento programado, el gesto hosco y el uso de la palabra no para decir sino para herir.
En la pol¨ªtica se ha comenzado a practicar de nuevo lo que la mayor¨ªa de las personas practican todos los d¨ªas: el di¨¢logo, el respeto a los dem¨¢s, el gusto por la verdad. Es tan elemental que hasta da verg¨¹enza subrayarlo, pero las cosas m¨¢s elementales son las que m¨¢s se echan de menos cuando faltan y m¨¢s se valoran cuando se recuperan. Digo recuperar porque en este terreno no hemos innovado: s¨®lo hemos tratado, estamos tratando de restaurar modos y maneras que marcaron para bien el periodo de la transici¨®n y que la autodenominada segunda transici¨®n aznariana envi¨® despreciativamente al desv¨¢n de los trastos in¨²tiles.
Lo cierto es que produce alivio ver c¨®mo se restablece el respeto institucional entre el Gobierno de Espa?a y los Gobiernos de las comunidades aut¨®nomas y c¨®mo los presidentes auton¨®micos entran en La Moncloa sin que nadie les mire la camiseta partidaria ni les exija certificado de buena conducta. Da gusto asistir de nuevo a debates parlamentarios en los que interesan los argumentos m¨¢s que los exabruptos y no hay que llevar al Congreso las pastillas para la ¨²lcera (adem¨¢s, parece que al se?or Rajoy le han levantado la prescripci¨®n facultativa que le imped¨ªa hacer debates antes de las elecciones y ahora los pide todos los d¨ªas y de todos los colores, lo que nos parece muy bien). Es esperanzador comprobar c¨®mo se retoma el di¨¢logo social y c¨®mo se sube el salario m¨ªnimo o se aumentan las becas sin que eso vaya acompa?ado de fastuosas y multimillonarias campa?as de autopromoci¨®n publicitaria. Y complace ver a las gentes del arte y de la cultura tratados como dignos profesionales y no como bultos sospechosos.
Adem¨¢s de hacer m¨¢s respirable el aire de la vida pol¨ªtica, el Gobierno de Zapatero ha mostrado su gui¨®n. O por decirlo de otro modo, ha marcado el rumbo que se propone seguir durante estos cuatro a?os y el destino al que desea llegar. La pregunta clave que debe responder cualquier gobernante democr¨¢tico es: ?qu¨¦ quiere usted hacer con su pa¨ªs en los pr¨®ximos a?os? Zapatero comenz¨® a responder antes de las elecciones; de hecho, lo hizo con claridad suficiente como para que once millones de espa?oles confiaran en ¨¦l. Y ha perfilado a¨²n m¨¢s su respuesta en sus cien primeros d¨ªas de gobierno. Ahora ya no tan solo con propuestas, sino con hechos.
Los espa?oles ya saben lo que el Gobierno socialista quiere hacer y ha comenzado a hacer. Saben que quiere llevar a la pr¨¢ctica la proclamada igualdad entre hombres y mujeres, y que para ello est¨¢ dispuesto a superar las resistencias ideol¨®gicas disfrazadas de objeci¨®n jur¨ªdica. Saben que Espa?a va a apostar fuerte por la unidad de Europa y que va a estar del lado de los pa¨ªses que defienden la legalidad internacional, fomentan el multilateralismo y se oponen a las guerras en general y a las preventivas en especial. Saben que vamos a volver a tener una pol¨ªtica social merecedora de tal nombre, con apellidos como empleo estable, viviendas asequibles y protecci¨®n de las personas dependientes. Saben que hay un intento serio de revitalizar la democracia, sustituyendo los somn¨ªferos por productos tonificantes para la participaci¨®n ciudadana. Saben que vamos a vivir unos a?os de reconocimiento y ampliaci¨®n de los derechos civiles, lo que no es otra cosa que dar a cada persona la posibilidad de vivir su vida sin decirle a nadie c¨®mo tiene que vivir.
Y los espa?oles saben, en fin, que para este Gobierno el progreso se apoya en cuatro patas que se llaman educaci¨®n, investigaci¨®n, innovaci¨®n tecnol¨®gica y econom¨ªa productiva. Lo que al menos nos garantiza que no veremos a nadie de este Gobierno defendiendo p¨²blicamente el derecho a la ignorancia, como hacen los consejeros de do?a Esperanza Aguirre.
Con un mejor clima en el ¨¢mbito pol¨ªtico e institucional y conociendo de antemano el gui¨®n, es probable -yo dir¨ªa que es deseable- que pasemos menos emociones, pero a cambio ganaremos calidad de vida democr¨¢tica. Si adem¨¢s conseguimos pronto que los dirigentes del PP salgan de la perplejidad y de la nostalgia y se apliquen a la tarea de oposici¨®n que les han encomendado (lo de leal quiz¨¢ sea mucho pedir conociendo sus antecedentes), tanto mejor para todos.
Igualdad entre hombres y mujeres, unidad de Europa y defensa de la paz, pol¨ªtica social, revitalizaci¨®n democr¨¢tica, derechos civiles, educaci¨®n y nuevas tecnolog¨ªas: no es un mal men¨² para cuatro a?os. Los cien primeros d¨ªas han cumplido lo que se espera de los buenos aperitivos: nos han abierto el apetito.
Jos¨¦ Blanco es secretario de Organizaci¨®n del PSOE.
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