Una hermosa amistad
Justo en estos d¨ªas, cuando los cementerios jud¨ªos de media Francia se cubren, en siniestra profanaci¨®n, de cruces gamadas y consignas nazis, una pel¨ªcula como El se?or Ibrahim y las flores del Cor¨¢n parece a¨²n m¨¢s digno de tenerse en cuenta que en otras circunstancias. Narraci¨®n, entre austera y conmovedora, de la relaci¨®n que establece un ni?o jud¨ªo a quien abandona su padre, y un anciano y m¨¢s bien oscuro musulm¨¢n (Omar Sharif, en un papel hecho a su medida) que regenta una tienda de barrio, la pel¨ªcula de Dupeyron se apunta al fil¨®n de filmes franceses que hablan de diversidad racial, de comprensi¨®n hacia el otro, de tolerancia.
De eso va el filme, que sit¨²a su acci¨®n en un pasado no muy remoto, unos cuarenta a?os atr¨¢s: de c¨®mo el taciturno Momo, el ni?o que habita en una zona de Par¨ªs en la que pululan prostitutas, chulos y otras aves de la noche, va descubriendo no ya la personalidad oculta de ese se?or, Ibrahim, que, para ¨¦l, es s¨®lo el ¨¢rabe (aunque en realidad no lo sea: ha nacido en el interior de una Turqu¨ªa que tendr¨¢ un papel trascendental en la culminaci¨®n de la historia), sino un verdadero padre. A la postre, y es eso lo que el filme va mostrando con primor y un tempo levemente pausado, Ibrahim tendr¨¢ un peso mucho mayor en la educaci¨®n afectiva y humana de Momo que su propio acomplejado, lamentable progenitor.
EL SE?OR IBRAHIM Y LAS FLORES DEL COR?N
Direcci¨®n: Fran?ois Dupeyron. Int¨¦rpretes: Omar Sharif, Pierre Boulanger, Gilbert Melki, Isabelle Renault. G¨¦nero: drama, Francia, 2003. Duraci¨®n: 100 minutos.
Pel¨ªcula de aprendizaje, pues, El se?or Ibrahim es tambi¨¦n un discurso sobre la fuerza tranquila de las creencias religiosas, que no sobre la religi¨®n como forma de poder: Sharif va ganando lentamente el coraz¨®n de Momo no porque se trate de un hombre religioso, sino porque sabe conformarse con lo que la vida le da y porque, a la postre, ha sabido domesticar sus impulsos y adaptar las ense?anzas del Cor¨¢n a su propia vida. De esta forma, la pel¨ªcula, narrada en riguroso punto de vista subjetivo por Momo, va mostrando el proceso de humanizaci¨®n de un ni?o solitario y taciturno, asaltado por sus deseos y anhelante de cari?o y reconocimiento. Se podr¨¢ argumentar que su materia narrativa es un tanto previsible, que el personaje de Ibrahim est¨¢ construido con materiales demasiado nobles, o que ciertos momentos de la trama rebosan edulcoramiento. Pero, a pesar de todo, es una pel¨ªcula m¨¢s que digna, bien realizada e incluso emocionante, un canto a la amistad por encima de las diferencias de origen, una apuesta por otra vida m¨¢s amable, m¨¢s tolerante; m¨¢s humana, en suma.
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