Los chi¨ªes, entre moderados y radicales
La comunidad musulmana, que integra a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n iraqu¨ª, se divide en m¨²ltiples tendencias
De todo, como en botica. La jerarquizada comunidad chi¨ª, que representa el 58% de la poblaci¨®n iraqu¨ª, no es en absoluto un bloque homog¨¦neo y monol¨ªtico. Dirigentes pol¨ªticos fundamentalistas, liberales, prooccidentales y comunistas profesan esta rama del islam. "En Bagdad y en otras grandes ciudades del pa¨ªs es notable la presencia de clases urbanas chi¨ªes. Pero en el sur, y sobre todo en las zonas rurales, est¨¢n en la Edad Media", comenta un diplom¨¢tico occidental. En cualquier caso, el futuro pol¨ªtico de Irak no podr¨¢ decidirse sin tener en cuenta los intereses de los chi¨ªes, ya sean moderados o radicales, que, a pesar de ser mayoritarios, nunca han tenido el poder en este pa¨ªs y siempre han estado relagados por los sun¨ªes.
Hoy est¨¢ permanentemente en el candelero M¨²qtada al S¨¢der, hijo y nieto de prominentes cl¨¦rigos. Pero cuando se logre estabilizar el juego institucional, es previsible que la figura del jefe del Ej¨¦rcito del Mahdi, la milicia que ha jurado derramar "hasta la ¨²ltima gota de su sangre" para expulsar a los ocupantes, comience su declive.
Los partidos islamistas chi¨ªes empezaron a aflorar en Irak a finales de los a?os cincuenta, como reacci¨®n al secularismo que impon¨ªan los reg¨ªmenes militares que gobernaban el pa¨ªs tras el derrocamiento de la monarqu¨ªa liberal (1921-1958), y que desembocaron en la llegada al poder del Partido Baaz, en 1968. La fundaci¨®n del primer partido pol¨ªtico chi¨ª, Dawa, dirigido hoy por el vicepresidente del Gobierno interino, Ibrahim al Jafari, se remonta a 1958. En esta ¨¦poca, exist¨ªan dos tendencias entre los l¨ªderes de esta confesi¨®n: los ulemas m¨¢s j¨®venes, quienes, respaldados por las clases comerciantes de las ciudades santas (Nayaf y Kerbala), abogaban por la participaci¨®n en pol¨ªtica, y los que se opon¨ªan a tomar parte en esta actividad, los jerarcas religiosos m¨¢s conservadores y que ocupaban los puestos m¨¢s altos en el escalaf¨®n chi¨ª. No en vano, dos a?os despu¨¦s de aparecer Dawa, el gran ayatol¨¢ Mushkim al Hakim crea la Sociedad de los Ulemas en Nayaf, para proteger los derechos de la clase clerical.
En los setenta crece tambi¨¦n la Organizaci¨®n de la Acci¨®n Isl¨¢mica (OAI), fundada por varios ulemas de Kerbala, un partido que hoy participa tambi¨¦n en el turbio proceso pol¨ªtico iraqu¨ª. La guerra entre Ir¨¢n e Irak (1980-1988) complic¨® sobremanera las relaciones entre el Gobierno de Sadam Husein, por un lado, y Dawa y la OAI, por otro. Ambos partidos observaron la Revoluci¨®n iran¨ª como una buena ocasi¨®n para tratar de derribar al Gobierno baazista. La persecuci¨®n del r¨¦gimen de Sadam contra los chi¨ªes fue despiadada, sobre todo despu¨¦s de la revuelta, salvajamente reprimida, que protagonizaron en 1991.
En 1982, cuando se crea la Asamblea Suprema para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak (ASRII), el ¨²nico partido que aboga abiertamente por establecer una rep¨²blica isl¨¢mica democr¨¢tica en la que la Sharia sea la ¨²nica fuente del derecho. Dirigido por Abdel Aziz Baqer al Hakim, es el partido que goza de mayor implantaci¨®n entre los chi¨ªes. Aunque buena parte de los chi¨ªes respaldan a los partidos islamistas -est¨¢ por ver en qu¨¦ medida, ya que jam¨¢s han tenido lugar elecciones libres en Irak-, en otras formaciones pol¨ªticas la presencia de creyentes en esta rama del islam no es despreciable. Sin ir m¨¢s lejos, el liberal y centrista primer ministro Ayad Alaui es chi¨ª pese a que en su formaci¨®n, Acuerdo Nacional Iraqu¨ª, militan personas de otras creencias.
No obstante, el poder real de estos partidos es relativo. Al margen de la batalla partidaria, el gran ayatol¨¢ Al¨ª Sistani, nacido en Ir¨¢n, es, sin duda, el cl¨¦rigo de mayor prestigio en Irak. Aunque sus declaraciones se producen con cuentagotas, la enorme influencia de este cl¨¦rigo, siempre dispuesto al pacto, es indiscutible. Pero no s¨®lo en Irak. Fuentes diplom¨¢ticas occidentales aseguran que la oposici¨®n de Al Sistani forz¨® un cambio fundamental en la reciente resoluci¨®n 1.546 de Naciones Unidas que otorg¨® legitimidad al Gobierno interino. Una frase en los borradores del texto respaldaba la Ley Administrativa Transitoria que hoy rige el pa¨ªs. El gran ayatol¨¢ se mostr¨® disconforme porque dicho apoyo dar¨ªa legitimidad a una ley que no ha emanado de un ¨®rgano pol¨ªtico leg¨ªtimo. La frase desapareci¨® en el texto definitivo de la resoluci¨®n.
Hoy, Al¨ª al Sistani se encuentra hospitalizado en Londres. Oficialmente, su estado de salud es m¨¢s que precario, pero en las embajadas occidentales se sospecha que, tal vez, "se haya quitado de en medio por temor a ser utilizado" por Al S¨¢der. El momento en que ha ca¨ªdo enfermo, justo cuando estall¨® hace escasos d¨ªas el nuevo alzamiento, alimenta las suspicacias. Existe evidente "preocupaci¨®n" en las legaciones diplom¨¢ticas porque este gran ayatol¨¢, opuesto a la violencia, s¨ª podr¨ªa ejercer como contrapeso a las pretensiones m¨¢s radicales de Al S¨¢der.
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