Contra el reloj y los elementos

A Iv¨¢n Guti¨¦rrez se le iluminaron los ojos. "?De verdad?". No cre¨ªa a su director, Eusebio Unzue. "Que s¨ª; tranquilo, que voy a Atenas; que el d¨ªa de la contrarreloj te seguir¨¦ con el coche", le promet¨ªa. Y, para hacer honor a su palabra, el responsable del equipo Illes Balears-Banesto incluso estaba dispuesto a compartir habitaci¨®n con quien hiciera falta porque ya no hab¨ªa plazas hoteleras.

Guti¨¦rrez, el mejor contrarrelojista espa?ol -gan¨® el campeonato nacional con dos minutos de ventaja y gan¨® al estadounidense Lance Armstrong, el de los seis Tours, en la Vuelta a Murcia-, se cay¨® el s¨¢bado durante la carrera en l¨ªnea. Se levant¨® y se recalent¨® dos vueltas para alcanzar al pelot¨®n. Se volvi¨® a recalentar luego y anduvo vigilante y trabajador para sus compa?eros. Y, cuando quiso darse cuenta, cuando se par¨® un momento a pensar, se vio el antebrazo derecho pura carne y sinti¨® dolor en las costillas y en las piernas, que le quemaban. A los 200 kil¨®metros se baj¨® y se deprimi¨®. Se olvid¨® de comer. No se dio cuenta de que ten¨ªa hambre. Quer¨ªa morirse. Por la noche, cuando probaba su primera comida del d¨ªa, se desvaneci¨® en el comedor de la Villa Ol¨ªmpica. En la cama se mareaba. Apenas durmi¨®. Se levant¨® dolorido y triste. Llam¨® al m¨¦dico: analg¨¦sicos. Telefone¨® a Unzue: "No vengas, no merece la pena".

Manolo Saiz, el director del conjunto de Igor Gonz¨¢lez de Galdeano, el otro contrarrelojista espa?ol, ni le prometi¨® acompa?arlo ni hizo el m¨¢s m¨ªnimo intento de viajar a la capital ol¨ªmpica. "Viendo por la tele la cantidad de controles de seguridad, se me quitaron las ganas", dice desde Cantabria; "adem¨¢s, seguro que no iba a poder trabajar con tranquilidad".

Por lo menos, Galdeano no se cay¨® el s¨¢bado. Hasta se exhibi¨® trabajando para Valverde un par de vueltas. El domingo estaba tan fresco que se fue con su mujer, Nerea, a ver la carrera femenina. Quien desde que se retirara de la contrarreloj de los Mundiales con problemas respiratorios no ha brillado excesivamente ha seguido despu¨¦s una rutina tranquila. Pero dice Marcelino Torrontegui, el eterno optimista, que no hay que equivocarse, que est¨¢ que se sale, muy bien, muy bien, muy bien...

Mientras no se dedica a reforzarle la autoestima a Galdeano, Torrontegui le trabaja la columna a Guti¨¦rrez, le manipula las v¨¦rtebras, le relaja. Luego, Rubio, el otro masajista, le trabaja los m¨²sculos, le venda las quemaduras, le protege los antebrazos para que no le rocen las heridas con los acoples de la cabra, le ata fuerte las mu?ecas para que no se le doblen, le dosifica los nolotiles, los gelocatiles, los antiinflamatorios... El cerebro, la moral, no tiene Guti¨¦rrez quien se lo trabaje. As¨ª que recurre a la automortificaci¨®n. El domingo estaba tan tirado que ni pudo subirse a la bicicleta, pero el lunes y el martes, sufriendo, penando, con l¨¢grimas en los ojos, fue capaz de acoplarse, de dejar recta la espalda, tanto que se pod¨ªa haber dejado encima una taza de caf¨¦ y no habr¨ªa derramado ni una gota; de conocer el recorrido de la contrarreloj por la costa de Vuliagmeni, m¨¢s all¨¢ de El Pireo. Tan bien le ha ido el tratamiento que se arrepiente de haberle dicho a Unzue que no fuera a Atenas. Pero ya es tarde.

La contrarreloj es hoy. Pero otra contrariedad se sum¨® ayer a los espa?oles en forma de lista de salida. Bas¨¢ndose en criterios inescrutables -"los del dedo", denuncia Paco Antequera, el seleccionador-, la UCI ha decidido que el ¨²ltimo en echarse a pedalear sea el alem¨¢n Ullrich. Le da, as¨ª, la ventaja de conocer las referencias de sus rivales, de los Hamilton, segundo por la cola; Rogers, tercero, o Bodrogi, cuarto. Y, en esta curiosa jerarqu¨ªa invertida, el campe¨®n ol¨ªmpico, el ruso Ekimov, venerado por Armstrong, es el sexto, Guti¨¦rrez, el d¨¦cimo; Galdeano, el vig¨¦simo, y el gran Paulinho, el portugu¨¦s de la plata del s¨¢bado, el ¨²nico que aguant¨® a Bettini, el 34?.

Mejor ha tratado la UCI a Joane Somarriba, la actual campeona del mundo de contrarreloj, que saldr¨¢ la quinta por detr¨¢s, mostrando sus fuerzas y sus debilidades a s¨®lo cuatro: a la gran favorita, la tremenda suiza Th¨¹rig; a la holandesa Van Moorsel, vigente campeona ol¨ªmpica; a la alemana Arndt, plata el s¨¢bado, y a la rusa Zabirova, que saldr¨¢ la ¨²ltima.