Radcliffe se cans¨® de perder
La extraordinaria fondista estadounidense ha encontrado en el marat¨®n el ¨¦xito que no obtuvo en distancias m¨¢s cortas
Toda una vida de quintos puestos, de cuartas posiciones ocasionalmente, no han hecho perdedora a Paula Radcliffe. Atr¨¢s han quedado los d¨ªas en que ten¨ªa que subir de distancia para alejarse de las r¨¢pidas et¨ªopes, rusas o kenianas, que se aprovechaban de su abrumador esfuerzo para derrotarla en la ¨²ltima vuelta. Radcliffe las transportaba al ¨¦xito y ella se quedaba sin nada. Era una fondista destinada a las peores frustraciones, incapaz de vivir un momento de gloria. No pod¨ªa derrotar a nadie en los metros finales. Ten¨ªa que destruir a sus rivales antes y siempre se encontraba con supervivientes capaces de aguantar su infernal ritmo. Radcliffe, sin embargo, no se dej¨® llevar por la frustraci¨®n. Si no pod¨ªa ganar en los 1.500 metros, lo har¨ªa en los 3.000 o en los 5.000. Donde fuera necesario. ?Por qu¨¦ no en el marat¨®n?
En el marat¨®n, Radcliffe no ha encontrado todav¨ªa a la atleta que la devuelva a su frustrante destino anterior. Es la mejor del mundo. Con diferencia. Ninguna de las et¨ªopes ha conseguido acercarse a las impresionantes marcas de la brit¨¢nica, que ha dado la vuelta al libro de los r¨¦cords. Hace un a?o consigui¨® la mejor marca mundial de todos los tiempos: 2h 15m 25s. No hay nadie en el r¨¢nking a menos de cuatro minutos. El margen explica lo que supone Radcliffe para el marat¨®n. Sin duda, es la atleta del momento, la m¨¢s promocionada y la mejor pagada. Su contrato con Nike es uno de los m¨¢s altos del atletismo. Sus honorarios por participar en las grandes citas del marat¨®n o de los medios maratones alcanzan los 250.000 d¨®lares. Radcliffe tiene mucho que vender: grandes r¨¦cords y una imagen inconfundible.
No hay espectador que no se haya sobrecogido con una atleta alta y rubia que corre con una expresi¨®n que produce admiraci¨®n y angustia. Sus largas zancadas van acompa?adas por un movimiento equino del cuerpo y el ritmo bamboleante de su cabeza, adelante y atr¨¢s, todo sufrimiento, como si se enfrentara a un castigo. ?sa es Radcliffe. Y ella no se dedic¨® al atletismo para sufrir. De peque?a, acostumbraba a acompa?ar a su padre, un fumador empedernido que hab¨ªa encontrado en el footing la manera de aliviar el vicio. A su madre tampoco le faltaba entusiasmo: con el tiempo terminar¨ªa como responsable de un equipo de cross de Bedford. El atletismo era algo natural en la familia. Una diversi¨®n, no el castigo que m¨¢s tarde se adivinar¨ªa en su atormentado estilo en la pista.
Radcliffe ha tenido que superar algunos problemas serios para convertirse en una gran atleta. Desde ni?a padece brotes de asma y anemia. Algunos de los episodios de anemia han coincidido con las grandes competiciones y el desastroso efecto pertinente. Consejeros no le faltan. Gary Hartman, un irland¨¦s que destac¨® como triatleta, se encarga de su preparaci¨®n f¨ªsica. Brian Welsby es el nutricionista que regula el r¨¦gimen de alimentos. Su dieta es rica en hierro y escasa en grasas. No toma queso, ni caf¨¦, pero no se priva del chocolate, producto rico en zinc y magnesio. Radcliffe es una estrella y a su alrededor se encuentra con todas las facilidades para mejorar como atleta. Dispone de una casa en Font Romeo, en los Pirineos franceses, y es habitual verla entren¨¢ndose en la altiplanicie de Colorado (Estados Unidos).
En los dos ¨²ltimos a?os no ha sido la atleta destinada a la derrota. En el marat¨®n no ha encontrado rival y en los Europeos de 2002 realiz¨® una carrera formidable en los 10.000 metros. No encontr¨® rivales. Ya no era accesible para todas aqu¨¦llas que se hab¨ªan aprovechado de su esfuerzo. Pero todav¨ªa no ha ganado ning¨²n gran t¨ªtulo ol¨ªmpico o mundial. Hoy tiene la oportunidad de hacerlo en la vieja ruta de Fil¨ªpides. Es la favorita, claro, pero la carrera guarda dificultades notables. El marat¨®n se disputar¨¢ a m¨¢s de 32 grados, durante la tarde, en un recorrido sinuoso, de constantes subidas y descensos, perfecto para las ligeras atletas africanas. Si son capaces de aguantar el ritmo de Radcliffe, la ganar¨¢n en el ¨²ltimo kil¨®metro. Tendr¨¢n un problema. Radcliffe no es la misma de antes. Ahora destruye antes de que la destruyan.
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