Balas sobre Atenas

Fue un estallido. Y luego, otro. Y uno m¨¢s. Los velocistas tomaron al asalto la pista de Atenas y produjeron la sensaci¨®n m¨¢gica que a veces convierte el atletismo en puro asombro. Se trataba de la segunda ronda eliminatoria. Una simple segunda ronda, el t¨ªpico escenario en el que los velocistas especulan o env¨ªan mensajes falsos a sus rivales. As¨ª suele ocurrir. Pero no esta vez. Los grandes del 100 -Maurice Greene, Shawn Crawford, Asafa Powell, Justin Gatlin y el sorprendente Francis Obikwelu- desplegaron toda su artiller¨ªa en la pista de la capital griega, en medio del t¨ªpico bochorno que alimenta la velocidad de esta gente. Los cinco bajaron de los 10 segundos, con Shawn Crawford a la cabeza. Su marca, 9,89 segundos, se antoja como el preludio de una de las finales m¨¢s impresionantes de la historia.

Todos los favoritos desplegaron su artiller¨ªa como preludio de la impresionante cita de hoy

La final remite a Se¨²l 88, donde se reunieron Johnson, Lewis, Smith, Christie y Mitchell

Un a?o despu¨¦s de la discret¨ªsima final de los Campeonatos del Mundo de Par¨ªs, en la que ninguno de los finalistas baj¨® de los 10 segundos, la prueba de los 100 metros remite a la celebrada en Se¨²l 88, donde se reunieron Ben Johnson, Carl Lewis, Linford Christie, Calvin Smith y Dennis Mitchell. S¨®lo las p¨¦simas noticias que siguieron a aquella final -casi todos los finalistas acabaron enredados antes o despu¨¦s en problemas de dopaje- desvirtuaron el valor de la carrera. Quiz¨¢ en Atenas puede repetirse el acontecimiento, pero sin sus desagradables flecos.

Primero fue Obikwelu, el fino sprinter portugu¨¦s de origen nigeriano. Durante mucho tiempo no ha sido capaz de poner en orden las condiciones que se le suponen. Se le achaca una altura excesiva para manejar los explosivos rigores del 100. Tampoco es un as de las salidas. O no lo parec¨ªa. Despu¨¦s de sus progresos con Manuel Pascua Piqueras, el entrenador que le dirige en Madrid desde hace unos meses, Obikwelu es el mismo velocista elegante, pero con todos los datos en orden. Ha mejorado la salida, parece m¨¢s potente y tiene un esp¨ªritu competitivo que antes se pon¨ªa en duda. Relajado, medio condescendiente, hizo 9,93 segundos.

Las noticias corrieron tan r¨¢pidas como Obikwelu. En la segunda serie, Crawford no se dej¨® impresionar por la marca del luso. Menos elegante, desde luego, con el peculiar movimiento de brazos que le caracteriza, Crawford confirm¨® todos sus progresos esta temporada. El hombre que una vez se gan¨® la vida corriendo contra cebras y jirafas es ahora uno de los favoritos a la victoria en la cita ateniense. Lo dice su marca: 9,89 segundos.

Gatlin sali¨® en la tercera serie. No es un velocista tan puro como Greene o Powell. Originalmente, se caracteriz¨® por sus excelentes marcas en los 200 metros. Pero s¨®lo tiene 22 a?os de edad y aprende r¨¢pido. Se impuso con 9,96 segundos, aunque no dej¨® a los espectadores la sensaci¨®n de fluidez de Obikwelu y Crawford. No conviene descartarle, sin embargo. Las finales son otra cosa. Hay atletas que se han distinguido por lograr grandes marcas en las series y no ratificarlas en el momento decisivo. Gente como Ato Boldon, por ejemplo.

La cuarta serie habr¨ªa resultado estupenda en cualquier otro momento. Gan¨® Aziz Zakari, el estupendo velocista de Ghana, con un registro de 10,02 segundos. Para una segunda ronda, se trata de una marca de altura. Lo m¨¢s notable de la carrera fue el segundo puesto del caribe?o Kim Collins, campe¨®n del mundo en Par¨ªs. Collins no ofrece tantas garant¨ªas esta temporada.

Lo mejor de las series se lo reservaron los dos favoritos, Greene y Powell, el joven jamaicano que ha decidido desafiar a los estadounidenses. La carrera ten¨ªa inter¨¦s por muchas razones. En primer lugar, enfrentaba a Greene con el hombre que le hab¨ªa derrotado en Londres y Z¨²rich. Tambi¨¦n merec¨ªa la pena observar la respuesta del norteamericano a la tremenda demostraci¨®n de Powell en las series disputadas por la ma?ana. En plan paseo, hab¨ªa logrado una marca de 10,02 segundos. Greene le envi¨® un mensaje muy serio. No est¨¢ dispuesto a permitirle m¨¢s juegos. Con un autoritario ejercicio, gan¨® Greene con una marca de 9,93 segundos, pero la victoria no dijo demasiado de las posibilidades de los dos atletas. Resulta que a Powell le sali¨® una vena divertida, bien tropical, y no corri¨® contra Greene: le acompa?¨® paso a paso, con alguna mirada guasona al campe¨®n. Lo que viene se antoja espectacular.