Zarpazo de Gatlin
El norteamericano gana la mejor carrera de todos los tiempos, en la que cuatro atletas bajaron de 9,90 segundos
Justin Gatlin, el chico de Tennesee, gan¨® de punta a punta la mejor carrera de todos los tiempos, una final que se recordar¨¢ por un dato definitivo: cuatro atletas bajaron de 9,90 segundos. Todos se lanzaron a por la victoria con la virulencia de los sprinters. Quer¨ªan atrapar a Gatlin en la l¨ªnea. Lo ten¨ªan a tiro, pero resisti¨®. Nadie pudo con un atleta que estaba predestinado a la grandeza desde juvenil. Sin embargo, su nombre no se asocia todav¨ªa con los artistas de la velocidad. Un silencio incr¨¦dulo sigui¨® al triunfo de Gatlin. No era el favorito. Hab¨ªa pasado por las series dejando apuntes de su poder¨ªo, pero sin soltarse. Se hablaba de Shawn Crawford, de Asafa Powell, de Maurice Greene, el hombre que ha monopolizado la prueba metros desde 1997. Sin duda, era el favorito sentimental. En los Mundiales de Atenas consigui¨® su primer ¨¦xito y tambi¨¦n en Atenas bati¨® el r¨¦cord del mundo. La gente estaba con Greene, el veterano que regresaba de dos a?os de lesiones para mantener su hegemon¨ªa. Nadie pensaba en Gatlin. Sin embargo, hab¨ªa razones para considerarlo igual de favorito. Hay atletas que amenazan y no dan. No es el caso de Gatlin. ?l es un velocista de mano pesada: gana cuando se juega algo grande. Los Juegos Ol¨ªmpicos, por ejemplo.
Toda la trayectoria de Gatlin es un anuncio del sprinter que ha triunfado en Atenas. Cuando ingres¨® en la Universidad de Tennesee caus¨® sensaci¨®n por su precocidad. Con 18 a?os fue el mejor velocista universitario de Estados Unidos. Con 19, tambi¨¦n. No hab¨ªa dudas. Era el sucesor natural de Greene. Nadie lo sab¨ªa mejor que Trevor Graham, el entrenador que dirigi¨® a Marion Jones y Tim Montgomery en sus mejores momentos. Cuando la relaci¨®n se rompi¨®, el t¨¦cnico reclut¨® a Gatlin. El resultado ha sido perfecto. Dos a?os despu¨¦s de ingresar en el circuito internacional, es campe¨®n ol¨ªmpico de 100 metros.
Las expectativas se cumplieron punto por punto en una carrera memorable. Despu¨¦s de la decepcionante final de los Mundiales de Par¨ªs, donde ning¨²n atleta baj¨® de diez segundos, cada ronda de Atenas signific¨® un estallido de optimismo. De nuevo volv¨ªan los grandes sprinters. De repente, Greene se ha encontrado con compa?¨ªa. Primero impresion¨® el joven Powell, cuyas exhibiciones en las series no fueron concretadas en la final. Suele ocurrir. El atleta jamaicano se dej¨® invadir en Atenas por el s¨ªndrome Bolton. Durante su larga trayectoria como velocista, Ato Boldon fue un maestro en brindar grandes actuaciones cuando no contaba. Era el campe¨®n de las series eliminatorias. Powell dej¨® el mismo aroma de atleta d¨¦bil frente a la presi¨®n. Fue quinto, con 9,89 segundos.
A Greene no se le adivina ninguna debilidad en los grandes acontecimientos. Ofrece su mejor versi¨®n cuando otros flaquean. Por eso ha ganado t¨ªtulos ol¨ªmpicos y mundiales. Se esperaba que este factor le diera la victoria. Sus principales adversarios eran novatos. Crawford, Powell, Gatlin y Obikwelu nunca hab¨ªa disputado una final ol¨ªmpica de 100 metros, la carrera que taladra el sistema nervioso de los atletas. Greene no decepcion¨®, pero tampoco venci¨®. Consigui¨® su mejor marca desde 2001 y consigui¨® el bronce. Una ¨¦poca ha terminado. Greene tendr¨¢ excelentes d¨ªas, ganar¨¢ carreras y mantendr¨¢ su prestigio. No le servir¨¢ para dominar el pr¨®ximo ciclo ol¨ªmpico. Eso es cosa de los j¨®venes, de Gatlin, Powell, Crawford y alg¨²n chico norteamericano que reproduzca el camino del nuevo campe¨®n ol¨ªmpico: un par de a?os en la universidad, la certeza de su talento y el salto al circo profesional del atletismo.
El papel de Francis Obikwelu est¨¢ por desvelarse. Tiene 26 a?os, impresiona por su calidad y ahora mismo ofrece todas las condiciones para acercarse al r¨¦cord del mundo. ?se ser¨ªa el nuevo Obikwelu, el que estuvo a punto de superar a Gatlin en la l¨ªnea. En los ¨²ltimos a?os, Obikwelu ha sido un atleta impresionable. Se le ten¨ªa por un velocista de gran clase, pero sin vigor. Su transformaci¨®n ha sido radical. En la final hizo la carrera de su vida, con una progresi¨®n impresionante en los ¨²ltimos metros. Recordaba a Tommie Smith. La misma altura (1,90 metros), la misma zancada elegante, la misma sensaci¨®n de ligerereza. A su lado, Justin Gatlin era el sprinter compacto, cul¨®n, de una energ¨ªa incontenible que daba la impresi¨®n de arrancar pedazos de pista en cada zancada. Se impuso Gatlin, por una cent¨¦sima sobre Obikwelu, por dos sobre Greene, por tres sobre Crawford, por cinco sobre Powell. Todos por debajo de 9,90 en Atenas. Una final memorable.
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