?El fin de la miseria?
Todos los trimestres, las noticias macro-econ¨®micas de Estados Unidos ense?an esta lecci¨®n: el crecimiento real del producto interior bruto (PIB) con una tasa sostenida del 3% anual no es suficiente para incrementar el nivel de empleo estadounidense. Ni siquiera un crecimiento real del PIB con una tasa anual sostenida del 4% es suficiente para incrementar la proporci¨®n de adultos estadounidenses que tienen empleo.
De hecho, se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s dif¨ªcil mantener la tendencia de crecimiento prevista de productividad laboral por debajo del 3% anual. Nadie sabe cu¨¢nto tiempo durar¨¢ este repunte del crecimiento de la productividad: los optimistas apuntan al hecho de que, tras la revoluci¨®n de la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n, se avecinan las revoluciones de la biotecnolog¨ªa y de la nanotecnolog¨ªa. Si dichas mejoras en la productividad durasen, hacia 2050 el trabajador medio estadounidense no ganar¨ªa los 32.000 euros al a?o de hoy, sino el equivalente a 130.000 euros de hoy al a?o.
"Avanzar para que la opini¨®n p¨²blica apoye la creaci¨®n de un mundo sin miseria es hoy la piedra de toque de las relaciones internacionales"
Estados Unidos est¨¢ en un polo de la econom¨ªa mundial, China est¨¢ en el otro. Pero la productividad laboral de China est¨¢ creciendo ahora a una tasa aproximada del 6% anual. Si se pudiera mantener este ritmo -y si la econom¨ªa china consiguiera alcanzar y mantener una integraci¨®n suficiente para ser considerada una ¨²nica entidad-, la productividad laboral de China ser¨¢ comparable a la actual de Estados Unidos en alg¨²n momento antes de 2050.
Si los ¨ªndices de crecimiento de India de los 15 ¨²ltimos a?os se mantienen, y si India permanece unida, su productividad laboral en 2050 ser¨¢ comparable a la de la Espa?a actual. Naturalmente, el mundo de 2050 no habr¨¢ "resuelto el problema econ¨®mico". La econom¨ªa es el ¨¢mbito de las cosas que tienen valor y las cosas tienen valor cuando son deseables y escasas al mismo tiempo.
A los humanos se nos da muy bien imaginar formas de hacer deseables las cosas que son escasas. Pero nosotros tenemos realmente una oportunidad -y, por tanto, un deber- que no compartimos con ninguna generaci¨®n anterior: hacer un mundo para 2050 en el que pr¨¢cticamente todos tengan comida suficiente para evitar el hambre, ropa suficiente para protegerse del fr¨ªo y cobijo suficiente para mantenerse secos (adem¨¢s de una conexi¨®n a Internet de banda super-ancha).
Es mucho lo que est¨¢ en juego en esta partida de p¨®quer de la humanidad. El primer paso para ganar el premio gordo es formar la opini¨®n p¨²blica global para que apoye la creaci¨®n de un mundo sin miseria; avanzar hacia este objetivo es hoy d¨ªa la piedra de toque de las relaciones internacionales. Ya no tenemos grandes Estados impulsados por ideolog¨ªas poderosas y agresivas para cambiar el mundo a su imagen y semejanza por cualquier medio necesario. Las fuentes y los usos del poder en el mundo hoy son m¨¢s blandos, aunque no m¨¢s d¨¦biles. Si logramos que siga siendo as¨ª, los humanos tenemos una buena oportunidad de llevar a buen t¨¦rmino nuestra m¨¢s importante tarea colectiva.
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