Obispos y adopciones
ESPA?A ES CAMPEONA del mundo de adopci¨®n de beb¨¦s, lo que no deja de ser asombroso si se tiene en cuenta que somos tambi¨¦n campeones del mundo de baja natalidad. Podr¨ªa pensarse que los espa?oles preferimos tener hijos sin el enojoso tr¨¢mite de copular, pero eso s¨®lo podr¨ªa afirmarlo en serio quien desconozca la complejidad de un proceso de adopci¨®n en Espa?a. Hace ya algunos a?os inici¨¦ los tr¨¢mites para adoptar. Son muchos tr¨¢mites. Se vive como una carrera de obst¨¢culos. Hay que responder a muchas preguntas y el proceso se alarga, a veces un a?o, a veces a?o y medio, a veces dos a?os, a veces m¨¢s. Este periodo tan largo se explica, en parte, por necesidades administrativas, pero tambi¨¦n por razones afectivas, porque se da tiempo a ir conformando la idea, o a arrepentirse. As¨ª me lo cont¨® una psic¨®loga, en una de las entrevistas que tuvimos. Creo recordar que fueron tres. Hab¨ªa otras tres con una asistente social, m¨¢s alguna conjunta de psic¨®loga y asistente, adem¨¢s de visitas al domicilio, y papeles, y m¨¢s entrevistas, y despu¨¦s un cursillo que se impart¨ªa los s¨¢bados por la ma?ana durante un cuatrimestre.
Para mucha gente, la adopci¨®n de ni?os por parejas homosexuales es un debate complicado. Para otras es muy simple
Entre los asistentes al cursillo era una broma com¨²n hablar del carn¨¦ de padre o de madre, y m¨¢s com¨²n todav¨ªa era bromear sobre los hijos biol¨®gicos de padres que no acuden a cursillos y se enfrentan a la paternidad sin pasar por las imprescindibles clases de visualizaci¨®n del descendiente o materializaci¨®n del deseo.
La primera charla, al iniciarse el proceso, en las dependencias de la Comunidad de Madrid, tuvo un punto c¨®mico. Se informaba de dificultades, de casos dif¨ªciles, de abandonos, de frustraciones, de ni?os imposibles, etc¨¦tera. Era una charla disuasoria, destinada a hacer una primera criba, a ahuyentar a caprichosos. Al acabar la sesi¨®n, en un corrillo casual, escuch¨¦ el siguiente comentario: "Yo pedir¨¦ una ni?a, pero china no, porque luego cuando crecen parecen la chica de servicio". Siempre confi¨¦ en que aquella mujer no superara la carrera de obst¨¢culos. O s¨ª, para qu¨¦ vamos a juzgar a nadie por un comentario casual, o por boba, o por pija, qu¨¦ s¨¦ yo. Seguro que hay bobas y pijas que son madres excelentes, y pijos y bobos, excelentes padres. O no. Yo no lo s¨¦, para eso hay unos profesionales que a lo largo de un proceso que dura a?os deciden sobre la idoneidad de individuos, no de categor¨ªas de individuos, sean pijos, progres, bobos, list¨ªsimos, homosexuales, v¨ªrgenes o del Betis.
En Espa?a, adem¨¢s, es posible desde hace a?os que una persona homosexual adopte un ni?o: s¨®lo tiene que ocultar a su pareja y presentarse ante la Administraci¨®n como familia monoparental. Para mucha gente, la adopci¨®n de ni?os por parejas homosexuales es un debate complicado. Para otras es muy simple. Un obispo ha dicho que las personas "normales" deben tener preferencia frente a los homosexuales en la adopci¨®n, sin darse cuenta de que su comentario es m¨¢s chistoso que ofensivo, porque sin duda hay m¨¢s homosexuales que obispos, de manera que es m¨¢s "normal" ser homosexual que vestirse con camisones morados, cubrirse la cabeza con pintorescos gorros en punta y practicar de por vida abstinencia sexual en homenaje a un ente al que se denomina Dios, por cierto, masculino seg¨²n la imagen tradicional.
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