Saramago y P¨¦rez-Reverte ironizan en el F¨®rum sobre moral y literatura
Un debate con Pere Gimferrer abre los di¨¢logos sobre la identidad de los lenguajes narrativos
?Es o debe aspirar el escritor a ser un referente moral para sus lectores y la sociedad? Esta pregunta fue el centro del debate de ayer entre Jos¨¦ Saramago, Pere Gimferrer y Arturo P¨¦rez-Reverte, que abri¨® en el F¨®rum, en la enorme sala 113 abarrotada de estudiantes, las jornadas sobre Diversidad e identidades de los lenguajes narrativos, coordinadas por el escritor y diplom¨¢tico mexicano Sealtiel Alatriste. "?El escritor un referente? El escritor s¨®lo es un pobre diablo que trabaja", dijo Saramago. "Yo no soy un referente moral ni en la calle donde vivo, y mucho menos a¨²n en mi casa. Dejemos en paz a la moral, que es una cosa muy personal, no algo que sirva para dar lecciones a la gente".
Igual de esc¨¦ptico, P¨¦rez-Reverte dej¨® claro que ¨¦l no se considera en absoluto una referencia moral. "Hay escritores y hay novelistas. No siempre es lo mismo. Yo me considero un novelista que escribe para contar historias, para crear otro mundo, para saldar cuentas con la historia o porque me pagan, pero no quiero ser el referente moral de nadie".
Tras el pase de un v¨ªdeo realizado en la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico sobre el tema, Sealtiel Alatriste hab¨ªa dado la palabra a Pere Gimferrer, y ¨¦ste habl¨® como poeta, para reivindicar la gu¨ªa espiritual de los poetas, gente que "puede aspirar a crear otro mundo y a incidir en el mundo real y, por tanto, en la vida moral de cada lector".
"Yo s¨®lo soy un leal mercenario de m¨ª mismo, de mis aficiones y de mis sue?os", dijo P¨¦rez-Reverte en contraste. "Y lo que cuenta es la confrontaci¨®n con el lector. Lo que intento hacer es contar una historia de manera eficaz, y si el lector proyecta su mundo en ella, ya no es mi responsabilidad. Mi responsabilidad termina cuando entrego el mejor libro que he podido escribir".
El compromiso moral del escritor es una cosa "relativa y difusa", defini¨® P¨¦rez-Reverte, que mir¨® a su izquierda. "Para m¨ª, Saramago es alguien necesario como referente moral, pero ser¨ªa horrible que s¨®lo hubiera saramagos como referentes. Pese a lo que sostienen algunos imb¨¦ciles, tener una ideolog¨ªa, la contraria, o ninguna, no te hace mejor escritor. Hay perfectos hijos de puta que son grandes escritores. Se puede tener en una estanter¨ªa un libro de P¨¦rez-Reverte, de Saramago, de Gimferrer y de un hijo de puta. Lo importante es la interacci¨®n con el lector. No siempre la literatura comprometida es la m¨¢s ¨²til. Si miramos en el pasado no siempre lo ha sido. Lo importante es tener algo que contar y el talento para hacerlo".
Saramago se mostr¨® de acuerdo: "La literatura de compromiso ha llevado a resultados desastrosos. El gran Tolst¨®i es un ejemplo (al final de su vida se dedic¨® a una literatura de referencia moral que no vale nada). Al final no gana ni la revoluci¨®n ni la literatura. Si un escritor, deliberadamente, dice ser un referente moral entonces tenemos un cura. Aunque tambi¨¦n hay escritores que tienen compromisos muy fuertes con la cuenta bancaria".
M¨¢s en serio, el autor de Ensayo sobre la lucidez agreg¨®: "No podemos ser la referencia moral de la sociedad porque no sabemos de qu¨¦ sociedad estamos hablando. Y tampoco queremos ser un referente porque s¨®lo hemos aprendido a expresar una parte ¨ªnfima de lo que llevamos dentro. El escritor s¨®lo es un tipo d¨¦bil y contradictorio que trabaja, y que a veces depende de la inspiraci¨®n, esa cosa que nadie sabe qu¨¦ es. Cierto es que lo que escribe tiene consecuencias en sus receptores, ?pero ah¨ª el escritor no tiene nada que ver!".
?Entonces? "Lo importante es mantener la fidelidad a lo que el escritor lleva dentro. Algunos lectores dicen que soy un referente, pero eso s¨®lo significa que coincidimos en unas cuantas ideas o preocupaciones, nada m¨¢s: es un encuentro entre un autor y unas cuantas personas que pueden ser cuatro o much¨ªsimas, una hoguera para calentarnos las manos", dijo Saramago.
Saramago y P¨¦rez-Reverte reivindicaron las contradicciones, las angustias y las dudas como motor de la escritura. "El escritor comprometido debe ser consecuente de cabo a rabo", dijo P¨¦rez-Reverte, que acaba de dar a la imprenta su nueva novela, Cabo Trafalgar (un relato naval). "Y yo sospecho de los comprometidos que necesitan explicarse demasiado. La sociedad est¨¢ creando un paisaje de escritores comprometidos de los que nadie ha le¨ªdo nunca una l¨ªnea y que, a veces, no la han escrito, pero siempre est¨¢n en la tele, en la radio y opinando en cualquier medio. Tambi¨¦n hay escritores vinculados a partidos pol¨ªticos y a grupos medi¨¢ticos. Tambi¨¦n existe el escritor mimado por el poder de turno. Los grupos de poder se quieren apropiar de los escritores de ¨¦xito y su anhelo por estar encima de la cima se camufla de compromiso. A veces me preguntan: '?C¨®mo puedes escribir una novela cada dos a?os?'. Pues porque no aparezco en la tele ni en todos estos sitios".
Gimferrer se refiri¨® al doble juego escritor-ciudadano y habl¨® de G¨®ngora, Mallarm¨¦, Dante -"que fue g¨¹elfo y gibelino pero nunca se not¨® en su obra: por eso queda su obra"- y Rimbaud.
Y entre bromas y puyas entre Saramago y P¨¦rez-Reverte, quien dijo que llevar la aureola de referente moral "es una cabronada porque ya no se puede cambiar de ideas", Saramago concluy¨®: "Si cambiara, la gente podr¨ªa llamarme traidor. Pero me temo que a mi edad ya s¨®lo el Alzheimer podr¨ªa hacerme cambiar".
Babelia
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