'Perseguidos' retrata el calvario cotidiano de los amenazados
Querejeta y Ortega dan voz a los que viven bajo el peligro de ETA
En ning¨²n momento de la pel¨ªcula se dice qui¨¦nes son sus protagonistas ni a qu¨¦ se dedican. No se trata de un olvido: sencillamente, podr¨ªan ser cualquiera. Uno de los que m¨¢s aparece es un jardinero, un jardinero de un pueblo vasco, un hombre de mediana edad, casado y padre de un hijo peque?o. Se le ve trabajar, jugar con su hijo en la playa, almorzar con los amigos, caminar por su pueblo. Lo extra?o de su vida es que siempre va acompa?ado, como m¨ªnimo, por dos personas m¨¢s. A esos acompa?antes, su hijo Pablo les llama "los hombres". Se trata de la forma m¨¢s inocente de aplazar la certeza de lo inevitable: su padre lleva escolta porque ETA lo quiere matar.
Dicho sea de paso, tampoco la palabra ETA sale en la pel¨ªcula Perseguidos, dirigida por Eterio Ortega y escrita por El¨ªas Querejeta. No es necesario. De la misma forma que el papel del perseguido -el jardinero se llama Patxi Elola y es concejal socialista en Zarautz- pod¨ªa ser representado por cualquiera de las 3.000 personas que viven escoltadas en el Pa¨ªs Vasco y Navarra, el papel de perseguidor es exclusivo de la banda terrorista. La pel¨ªcula de Ortega y Querejeta ense?a de qu¨¦ forma ETA est¨¢ cambiando la vida no s¨®lo de los amenazados, sino tambi¨¦n -o sobre todo- de sus familias. Lo dice la esposa de otro de los amenazados, el concejal de Andoain Jos¨¦ Luis Vela: "Lo que m¨¢s pena me da es que la gente te evita por la calle. M¨¢s que la situaci¨®n que vives, lo que te puede m¨¢s es el abandono de la gente". Y lo subraya con un escalofr¨ªo Patxi Elola: "Quiz¨¢s un d¨ªa me maten. Mientras tanto, el mal me lo hacen a trav¨¦s de mi hijo".
Cuenta Eterio Ortega que uno de sus afanes cuando ¨¦l y Querejeta se plantearon Perseguidos fue que no se pareciera a Asesinato en febrero, su anterior producci¨®n, una historia sobre la muerte del diputado vasco Fernando Buesa y de su escolta, Jorge D¨ªez. En aquella ocasi¨®n, el equipo de Querejeta viaj¨® al Pa¨ªs Vasco para indagar sobre la vida de dos v¨ªctimas recientes de ETA a trav¨¦s del testimonio de sus familiares m¨¢s cercanos. Ahora, la emoci¨®n es mayor. Tanto Patxi Elola como Jos¨¦ Luis Vela admiten ante la c¨¢mara que ellos pueden ser los pr¨®ximos. Tanto uno como otro asistieron no hace tanto al entierro de amigos ¨ªntimos asesinados por ETA -Jos¨¦ Luis L¨®pez de Lacalle o Joseba Pagazaurtundua-; tanto uno como otro han recibido ya avisos preocupantes. A Patxi le quemaron la furgoneta y todas sus herramientas. A Jos¨¦ Luis le dejaron en el buz¨®n un sobre con una carta y una llave. "Toma la llave de tu portal", dec¨ªa el escrito, "pero no te tranquilices, pues tenemos 47 copias m¨¢s y 47 personas dispuestas a darlo todo por eliminarte".
Dice Eterio Ortega que, a pesar de todo, los perseguidos transmiten un hilo de esperanza. Ser¨¢ por eso que ayer, al final de la proyecci¨®n de la secci¨®n Zabaltegi del Festival de San Sebasti¨¢n, un aplauso cerrado se sobrepuso al nudo en la garganta que, inevitablemente, provoca la pel¨ªcula.
Annette Bening y los concejales
Cinco minutos para el mediod¨ªa. El hotel Mar¨ªa Cristina de San Sebasti¨¢n es un desbarajuste de periodistas que buscan, estrellas que brillan y directores noveles que mendigan un primer piropo. En un rinc¨®n, Jos¨¦ Luis Vela y Patxi Elola posan ante los fot¨®grafos con cierto pudor. No debe de ser c¨®modo el papel de protagonista cuando uno representa su propia vida, y ¨¦sta es la de alguien amenazado de muerte que ve c¨®mo sus hijos sufren ese calvario en silencio sin sospechar qu¨¦ factura les tiene preparada el futuro. Una periodista de televisi¨®n les pide que salgan a la calle para hacerles una entrevista y ellos, tras intercambiar una mirada fugaz con sus guardaespaldas, obedecen. Es entonces cuando se produce un cruce de caminos. A la vez que ellos, sale del Mar¨ªa Cristina Annette Bening, con su golpe de melena rubia, gafas negras y Mercedes de ¨²ltima generaci¨®n en la puerta. Se va del festival y un coro de adolescentes le pide un aut¨®grafo. Sus pasos de estrella se cruzan con los de los concejales, que observan el espect¨¢culo con cierta sorpresa. No es la ola precisamente lo que a ellos les hacen en los pueblos donde viven. Si algo refleja a la perfecci¨®n la pel¨ªcula de Eterio Ortega y El¨ªas Querejeta es la frialdad de las miradas. Patxi Elola esperando a su hijo en la parada del autob¨²s. Solo. Patxi Elola jugando con su hijo en la playa. Solo. Jos¨¦ Luis Vela huyendo cada fin de semana de Andoain para poder compartir unas horas de intimidad con su mujer y uno de sus dos hijos. Los concejales han notado, y lo cuentan en el documental, que la amenaza de ETA tambi¨¦n se ha dejado sentir en el entorno de sus amistades. Ellos se saben de memoria los tel¨¦fonos que han dejado de sonar.
Babelia
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