Utop¨ªa neo-con
M. Night Shyamalan es, sin duda, uno de los m¨¢s extra?os creadores comerciales del cine americano de hoy y tambi¨¦n uno de los m¨¢s personales a la hora de poner en im¨¢genes las historias que se le encomiendan. En su ¨²ltima pel¨ªcula, y como ocurre en casi todas las suyas, se alternan los aspectos estimulantes con los m¨¢s discutibles. El bosque hunde sus ra¨ªces en algunos de los mitos fundacionales de la nacionalidad y la cultura americanas. Como los Padres Peregrinos, los fundadores de la comunidad de Covington Woods se han dirigido a una tierra despoblada para intentar vivir all¨ª conforme a sus creencias, incluidas las religiosas, aunque en este aspecto, y a diferencia de su filme anterior, Se?ales, no hay aqu¨ª mayores explicaciones.
EL BOSQUE
Direcci¨®n: M. Night Shyamalan. Int¨¦rpretes: Joaquim Phoenix, Adrien Brody, Bryce Dallas Howard, William Hurt, Sigourney Weaver. G¨¦nero: drama fant¨¢stico, EE UU, 2004. Duraci¨®n: 108 minutos.
Como los pioneros que se fueron infiltrando lentamente en el territorio supuestamente virgen, desde el siglo XVII, tambi¨¦n los de Covington se sienten amenazados por unas vagas criaturas que no son indios, pero s¨ª tienen costumbres b¨¢rbaras, les rodean sin dejarles penetrar en los bosques y, de cuando en cuando, dejan inquietantes pruebas de su existencia: no es extra?o que, como los primitivos pobladores del Oeste, tambi¨¦n aqu¨ª se viva en una fortificaci¨®n, con un servicio permanente de vigilancia y peri¨®dicos, escalofriantes sobresaltos.
Discutible
Y como demuestran tambi¨¦n algunas de las ficciones fundamentales de la tradici¨®n estadounidense (Las brujas de Salem, por ejemplo), tal vez el enemigo no est¨¦ extramuros, sino dentro de la propia comunidad: sea el motivo mismo de tantos sentimientos paranoicos como los que sacuden peri¨®dicamente a la sociedad americana. Shyamalan cuenta esta historia, tan atractiva como, al final, sorprendente e ins¨®lita en su desenlace, con sus modos habituales: planos de larga duraci¨®n, una puesta en escena cuidadosa con los detalles y una querencia apenas disimulada por los estilemas del cine fant¨¢stico, incluso del cine de terror, por m¨¢s que, y eso hay que agradec¨¦rselo, no se deje llevar por la tentaci¨®n sanguinolenta. El resultado es tan est¨¦ticamente interesante como ideol¨®gicamente discutible: una nueva utop¨ªa de ra¨ªz neoconservadora, convenientemente matizada en sus elementos m¨¢s primigenios, pero tan fuera del tiempo como ajena a los conflictos de una sociedad abierta y democr¨¢tica. Aunque tambi¨¦n hay que reconocerle, nobleza obliga, que su propuesta est¨¢ culturalmente a a?os luz de la parquedad y la nader¨ªa del habitual cine de consumo americano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.