Inmigraci¨®n: oportunidad o dilema
El autor analiza la llegada de trabajadores extranjeros a Madrid y las medidas que el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero
El n¨²mero de inmigrantes empadronado en la Comunidad de Madrid alcanz¨® en enero del presente a?o la cifra de m¨¢s de 735.000 personas. Desde el a?o 2000, la media de inmigrantes que cada a?o se incorporan a nuestra sociedad es de m¨¢s de 150.000 personas, uno de cada cuatro inmigrantes que llegan a Espa?a.
M¨¢s de 380.000 se encuentran en situaci¨®n irregular. No tienen papeles, pero son personas que viven en Madrid, que trabajan en Madrid, que no tienen contrato de trabajo. Pagan impuestos indirectos cada vez que consumen, aunque sus empresarios no cotizan a la Seguridad Social, que no pagan IRPF.
Sus hijos estudian en los colegios p¨²blicos. Si est¨¢n enfermos acuden a consulta m¨¦dica. Viven en muchos casos, hacinados en viviendas. Compran en el supermercado. Adquieren una vivienda, un coche. Viajan en los transportes p¨²blicos. Son v¨ªctimas del terrorismo, el 11-M, en Atocha, El Pozo, Santa Eugenia.Son trabajadores, como nosotros, son uno de los nuestros.
El n¨²mero de extranjeros afiliados a la Seguridad Social en Madrid en el primer trimestre del presente a?o era levemente superior a las 220.000 personas, el 8,51% del total de trabajadores afiliados a la Seguridad Social. En reg¨ªmenes como el de Trabajadores del Hogar, el porcentaje de inmigrantes alcanza el 64%.
Las personas inmigrantes en Madrid suponen un porcentaje similar, o incluso inferior al de otras capitales europeas. La peculiaridad de Madrid es que en muy pocos a?os hemos pasado de un 3% al 12,3% actual, lo cual ha producido cambios importantes que estamos en proceso de asimilar. Algunos empresarios han aprovechado su presencia para obtener beneficios utilizando el empleo sumergido de los trabajadores inmigrantes.
El nuevo Gobierno socialista parece que quiere afrontar esta situaci¨®n, para normalizarla y aplicar pol¨ªticas que respondan a la realidad. Se ha anunciado la puesta en marcha del Reglamento de la Ley de Extranjer¨ªa, para proceder a la regularizaci¨®n de los trabajadores extranjeros, vincul¨¢ndola al contrato de trabajo.
No s¨¦ si la voluntad manifestada por el Gobierno llegar¨¢ a buen puerto y cumplir¨¢ todos sus objetivos. No s¨¦ si concitar¨¢ todos los consensos pol¨ªticos y sociales, pero en Comisiones Obreras valoramos en lo que vale que un Gobierno se aplique a gobernar desde el di¨¢logo con la sociedad y nuestra participaci¨®n en la Mesa de Di¨¢logo Social estar¨¢ marcada por la propuesta rigurosa y la voluntad de acuerdo.
En este contexto no es explicable que el l¨ªder de la oposici¨®n manifieste que las propuestas del Gobierno son una invitaci¨®n a la inmigraci¨®n ilegal, porque las cifras cantan y con las sucesivas reformas sin consenso de la Ley de Extranjer¨ªa del anterior Gobierno del PP la realidad es que el n¨²mero de inmigrantes en Madrid se ha multiplicado por cuatro desde el a?o 2000.
El efecto llamada no se frena mediante leyes muy duras sobre el papel, sino que lo fomenta una permisividad absoluta con respecto al trabajo sumergido. El famoso sistema de contingente de trabajadores extranjeros que pretend¨ªa regular el flujo migratorio ha sido un fracaso rotundo. Los empresarios madrile?os ofrecieron la rid¨ªcula cantidad de 2.048 ofertas para 2004, de las que s¨®lo se han cubierto 649 contratos.
No es extra?o que el presidente de la patronal madrile?a manifieste al delegado del Gobierno en Madrid que no est¨¢ preocupado por el nuevo reglamento porque se ha emprendido el buen camino, el de la normalizaci¨®n.
La inmigraci¨®n es una realidad que produce cambios inevitables. De todos depende que sea una oportunidad y no un nuevo problema. Por el camino habr¨¢ que ajustar el texto del borrador de reglamento para evitar que el empresario se convierta en el amo de las llaves del acceso a la regularizaci¨®n.
Cualquier pol¨ªtica migratoria requiere de otras medidas. Habr¨¢ que reforzar los servicios de inspecci¨®n, infradotados en Madrid, para perseguir el trabajo irregular y la econom¨ªa sumergida. Habr¨¢ que dotarse de medios policiales para combatir las mafias organizadas y el tr¨¢fico de personas. Habr¨¢ que poner en marcha planes de integraci¨®n laboral y social de las personas inmigrantes en el Estado, la comunidad aut¨®noma y los municipios. Habr¨¢ que reforzar el sistema educativo y el sanitario para atender esta nueva realidad sin merma de la calidad de los servicios p¨²blicos.
Muchas de estas cosas no dependen exclusivamente del Estado, porque forman parte de las competencias transferidas a las comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos. Estamos, por tanto, ante un asunto de Estado que requiere que las administraciones, las fuerzas pol¨ªticas y sociales actuemos conjuntamente. Estamos ante una de esas pol¨ªticas en las que es m¨¢s ¨²til dar dos pasos desde el mayor acuerdo posible que dar diez pasos desde la discrepancia.
El Gobierno ha dado un paso. De todos depende ahora aceptar la oportunidad y andar el camino o permitir que la realidad se transforme en problema y campo de batalla.
Javier L¨®pez Mart¨ªn es secretario general CC OO-Madrid.
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