"Los autores del 11-M se adoctrinaron en Espa?a"
Pregunta. Entre Madrid y Rabat hubo una larga crisis diplom¨¢tica. ?Funcion¨® entonces la cooperaci¨®n entre ministerios del Interior?
Respuesta. M¨¢s all¨¢ de lo que usted llama crisis diplom¨¢tica, la cooperaci¨®n sigui¨® siempre funcionado porque para nuestros dos pa¨ªses es vital que algunos asuntos no se paralicen y ni siquiera se retrasen.
P. Espa?a cuenta ahora con un nuevo Gobierno. ?Funciona mejor la cooperaci¨®n?
R. El encuentro de abril entre su majestad el rey Mohamed VI, que Dios le ayude, y el presidente Rodr¨ªguez Zapatero dio un nuevo impulso a la relaci¨®n. El mes siguiente viaj¨¦ a Madrid para consolidar las l¨ªneas directrices de nuestra colaboraci¨®n, sobre todo antiterrorista. Le dir¨¦, no obstante, que la crisis empez¨® a superarse antes de que llegase el nuevo Gobierno, como lo demuestra, por ejemplo, mi visita a Madrid en noviembre de 2003.
"La sociedad espa?ola supo distinguir entre asesinos y trabajadores marroqu¨ªes en Espa?a"
"El tr¨¢fico de drogas genera un gran volumen de negocios que excita a los terroristas"
"El contrabando, a partir de Ceuta y Melilla, fragiliza nuestra econom¨ªa"
P. ?Era premonitorio el atentado contra la Casa de Espa?a en Casablanca, en mayo en 2003, de lo que diez meses despu¨¦s suceder¨ªa en Madrid?
R. ?Me pregunta si hay un v¨ªnculo entre los dos? A priori, y en funci¨®n de los elementos de los que disponemos, le dir¨¦ que no. Habr¨¢ que esperar a las conclusiones definitivas de la investigaci¨®n en curso en Espa?a para dar una respuesta definitiva.
P. ?No afect¨®, el 11-M, indirectamente a la reputaci¨®n de Marruecos porque sus autores eran, mayoritariamente, j¨®venes marroqu¨ªes? Algunos peri¨®dicos resaltaron entonces que Marruecos dejaba escapar a sus terroristas, que exportaba terroristas.
R. Es una ignominia escribir eso. Los autores de tales art¨ªculos son, en el mejor de los casos, irresponsables. Para comprender por qu¨¦ hubo marroqu¨ªes entre los ejecutantes de los atentados hay que examinar las modalidades de reclutamiento de los grupos terroristas. Los presuntos autores de los atentados resid¨ªan en Espa?a, pose¨ªan papeles, algunos incluso hab¨ªan crecido all¨ª. El terrorismo recluta en la comunidad musulmana mejor asentada en el pa¨ªs. En la Francia de los a?os noventa fueron los franco-argelinos los que pusieron bombas, en EE UU fueron los saud¨ªes los que perpetraron el 11-S. ?Hay que acusar entonces a Argelia o a Arabia Saud¨ª de exportar terroristas? Estos an¨¢lisis sensacionalistas no deben hacernos perder de vista lo esencial: luchar juntos y eficazmente contra el terrorismo.
P. ?De qu¨¦ lado del Estrecho se radicalizaron los j¨®venes marroqu¨ªes que colocaron las bombas?
R. Todo hace pensar que fueron adoctrinados en Espa?a, bajo la supervisi¨®n del sirio Eddin Barakat Irkas, alias Abu Dahdah, representante de Al Qaeda en Espa?a antes de ser apresado. Cuando resid¨ªan en Marruecos esos j¨®venes no llamaron la atenci¨®n por desarrollar actividades pol¨ªtico-islamistas. Como marroqu¨ª deploro que algunos compatriotas m¨ªos hayan participado en esa barbarie.
P. ?C¨®mo valora la reacci¨®n de la sociedad espa?ola?
R. Magn¨ªfica. Pese a su sufrimiento, los espa?oles supieron distinguir entre los asesinos, sea cual sea su nacionalidad, y los marroqu¨ªes que viven y trabajan en Espa?a y que compartieron su dolor.
P. Despu¨¦s de las explosiones que en mayo de 2003 sacudieron Casablanca, m¨¢s de 1.500 personas fueron juzgadas en Marruecos por terrorismo y unas 1.100 condenadas, seg¨²n el Ministerio de Justicia. ?Hab¨ªa un ej¨¦rcito terrorista?
R. Hay que distinguir tres categor¨ªas. En el marco de la investigaci¨®n sobre Casablanca hubo s¨®lo 80 detenciones, incluidas las de los tres kamikazes que no hicieron estallar su carga explosiva. Eran individuos que se preparaban a perpetrar atentados en otras ciudades.
Un a?o antes, tras el desmembramiento en Marruecos de la c¨¦lula durmiente de Al Qaeda que iba a golpear en el Estrecho, se inici¨® una operaci¨®n para erradicar focos potenciales de terrorismo. Se trataba de grup¨²sculos criminales que pretend¨ªan actuar en nombre del islam. Por ¨²ltimo, se produjeron otras detenciones en el marco de la ley antiterrorista que entr¨® en vigor en mayo del a?o pasado.
P. ?Hay mucho terrorista o aspirante a terrorista en libertad?
R. Una decena de terroristas est¨¢n huidos dentro de Marruecos. Otros treinta se mueven en el extranjero. Hemos lanzado ¨®rdenes internacionales de captura porque est¨¢n implicados en los acontecimientos de Casablanca.
P. ?Son numerosos los marroqu¨ªes en Al Qaeda?
R. Los marroqu¨ªes en Al Qaeda ocupan puestos subalternos.
P. ?Teme que Al Qaeda se implante en el vecino Sahel (Mauritania, Mali, N¨ªger y Chad)?
R. Tras la guerra de Afganist¨¢n hay elementos desgajados del n¨²cleo duro que emigraron hacia esos pa¨ªses extensos y con escasa poblaci¨®n. Se financian con el contrabando y montando redes de inmigraci¨®n. EE UU y Francia est¨¢n atentos al fen¨®meno. Deseamos que se lleve a cabo una coordinaci¨®n entre todos para evitar que surjan futuros Afganist¨¢n. Si actuamos ahora estamos a tiempo.
P. ?C¨®mo se propag¨® en Marruecos el salafismo-combatiente, ideolog¨ªa sustrato del terrorismo?
R. Ech¨® ra¨ªces con el regreso, en los ochenta, de los marroqu¨ªes que pelearon en Afganist¨¢n. Importaron una corriente extremista religiosa que busca imponer un islam rigorista y retr¨®grado e interpreta err¨®neamente los mandamientos religiosos. No surgi¨®, por tanto, a trav¨¦s de una generaci¨®n espont¨¢nea. Hubo un largo proceso de maduraci¨®n al que se asisti¨® sin reaccionar. Desgraciadamente, hasta 1999 la gesti¨®n laxa por parte de servicios de seguridad, que depend¨ªan directamente del entonces ministro del Interior, dej¨® que estos grup¨²sculos se desarrollasen. Debimos retomar todo a partir de cero. Fue necesario emprender una profunda reforma del ¨¢mbito religioso para lograr, ahora, recortar la influencia del salafismo-combatiente.
[Hasta 1999, Driss Basri, hoy d¨ªa exiliado en Par¨ªs, fue ministro del Interior.]
P. Los polic¨ªas espa?oles involucrados en la lucha antiterrorista se quejan, a veces, de la imprecisi¨®n y antig¨¹edad de las informaciones que sus servicios les proporcionan.
R. Que yo sepa, los espa?oles no se han quejado nunca, oficial, oficiosamente o incluso p¨²blicamente. Nuestra abundante correspondencia atestigua la eficacia de nuestros intercambios de informaci¨®n en tiempo real. La informaci¨®n sobre la presencia de islamistas radicales en Espa?a que obra en nuestro poder es siempre inmediatamente trasladada a nuestros hom¨®logos espa?oles.
P. ?Formula alg¨²n reproche a la cooperaci¨®n policial espa?ola?
R. No es el momento de hacernos reproches. Le dir¨¦, sin embargo, que cuando me hice cargo de este departamento, hace dos a?os, constat¨¦ una cierta carencia de reacci¨®n, por ambas partes, ante asuntos como la inmigraci¨®n clandestina o la lucha contra el tr¨¢fico de droga. Ahora, m¨¢s que nunca, debemos ser conscientes de la urgente necesidad de actuar juntos sin culpabilizarnos mutuamente.
P. ?Hay una creciente vinculaci¨®n entre redes terroristas y de tr¨¢fico de hach¨ªs?
R. Efectivamente. Los terroristas buscan el dinero all¨ª donde est¨¢. El tr¨¢fico de droga genera un enorme volumen de negocios que excita el apetito de los mensajeros de la muerte. Lo descubierto en el marco de la investigaci¨®n del 11-M nos llama la atenci¨®n.
P. Dos importantes pilares de la econom¨ªa de Ceuta y Melilla son el contrabando y el blanqueo de dinero. ?Le preocupa?
R. El contrabando fragiliza nuestra econom¨ªa y, de paso, tambi¨¦n la espa?ola. El contrabando genera adem¨¢s un empleo precario e impide la creaci¨®n de otro m¨¢s estable. Pero creo que los dos enclaves no pueden ser vistos ¨²nicamente bajo el prisma econ¨®mico. Llegar¨¢ un d¨ªa en el que, serenamente, espa?oles y marroqu¨ªes deber¨¢n sentarse en torno a una misma mesa para discutir su futuro.
P. Un informe elaborado por Marruecos y la ONU ha revelado la extensi¨®n del cultivo de hach¨ªs: 134.000 hect¨¢reas. Algunas ONG se?alan, no obstante, que esos cultivos crecen desde 1999 porque las autoridades son m¨¢s laxas.
R. Esas alegaciones carecen de credibilidad. Las fuerzas de seguridad desarrollan una lucha encarnizada contra los traficantes de droga. En 2003 unas 23.000 personas fueron detenidas y se requisaron 69 toneladas de hojas de cannabis y 96 de resina. Investigaciones como las conocidas con el nombre de Erramach o Jeblia, en las que aparecieron implicados miembros de las fuerzas de seguridad, magistrados, etc¨¦tera, confirman que nadie goza de impunidad. ?Sabe usted adem¨¢s que la cooperaci¨®n hispano-marroqu¨ª en ese ¨¢mbito es una referencia para otros pa¨ªses?
P. El n¨²mero de inmigrantes irregulares procedentes de Marruecos y apresados en costas espa?olas cay¨® un 9% (10.042 detenidos) hasta agosto. ?Est¨¢ satisfecho?
R. S¨ª, si tenemos en cuenta que no ahorramos esfuerzos para impulsar esta pol¨ªtica que supervisa personalmente su majestad Mohamed VI. Conf¨ªo en que a fin de a?o la tendencia se confirme y que se acent¨²e incluso en los meses siguientes. Adem¨¢s de desarrollar un amplio arsenal jur¨ªdico, estamos tomando medidas como la colocaci¨®n de un dispositivo de vigilancia costero y fronterizo que ya cubre 1.850 kil¨®metros. Estos esfuerzos carecer¨ªan de sentido si Europa, por su parte, no establece un marco legal para la inmigraci¨®n que responda a las necesidades de su mercado laboral y al exceso de mano de obra en el sur.
P. Globalmente hay menos inmigrantes irregulares, pero los que llegan a Canarias procedentes del S¨¢hara est¨¢n en aumento. ?C¨®mo explica que desde un territorio tan controlado zarpen pateras?
R. Muchos irregulares que desembarcan en Canarias no transitan por territorio marroqu¨ª, sino que llegan directamente al archipi¨¦lago en barcos procedentes de otros pa¨ªses africanos e incluso suramericanos. Prueba de nuestro esfuerzo en esa zona es que, desde enero, abortamos 3.700 intentos de emigrar ilegalmente a Canarias.
P. En Madrid, en noviembre, se alcanz¨® un acuerdo sobre readmisi¨®n de subsaharianos por Marruecos. ?A cu¨¢ntos han readmitido?
R. Readmitimos, en 2004, a una treintena de ciudadanos de pa¨ªses terceros que cumpl¨ªan las condiciones previstas por el acuerdo (atestados de delito flagrante, pruebas de tr¨¢nsito, etc¨¦tera).
P. ?Por d¨®nde entran los subsaharianos en Marruecos?
R. La presi¨®n migratoria se ejerce sobre todo a trav¨¦s de la frontera entre Marruecos y Argelia.
P. ?Cu¨¢ntos aspirantes a emigrar han sido apresados en 2003?
R. 36.344, un 16% m¨¢s que el a?o anterior. Nuestros esfuerzos empiezan a dar r¨¦ditos. En los ocho primeros meses de este a?o hemos detenido a unas 20.000 personas, algunos menos que durante el mismo periodo del a?o pasado. Esto confirmar¨ªa una cierta ca¨ªda, paralela a la del n¨²mero de inmigrantes clandestinos interceptados este a?o en las costas espa?olas.
P. En el flujo migratorio clandestino los marroqu¨ªes disminuyen y los subsaharianos aumentan. ?Por qu¨¦?
R. Es dif¨ªcil explicar las razones de estas tendencias opuestas. Me atrevo a recordar que en Marruecos se efect¨²an, desde hace a?os, campa?as de sensibilizaci¨®n sobre los peligros de la emigraci¨®n ilegal.
Basri, privado de pasaporte
El que fue durante 20 a?os ministro del Interior de Hassan II, Driss Basri, se ha exiliado en Par¨ªs. Desde all¨ª se queja amargamente de que Rabat se niega a renovar su pasaporte.
"El se?or Basri", explica su sucesor en el cargo, Mustaf¨¢ Sahel, "pidi¨® que se le renovase su pasaporte cuando ya pose¨ªa un otro v¨¢lido. Tramitar su solicitud hubiese significado crear una situaci¨®n in¨¦dita porque tendr¨ªa dos pasaportes. Despu¨¦s, el se?or Basri pidi¨® un duplicado de su pasaporte cuando el reglamento estipula que s¨®lo se puede proporcionar si se declara previamente la p¨¦rdida del primero, lo que ¨¦l no hizo. El se?or Basri formul¨® su petici¨®n ante las autoridades consulares marroqu¨ªes en Par¨ªs pese a saber que s¨®lo los residentes marroqu¨ªes en Francia pueden obtener un pasaporte en ese pa¨ªs. El Consulado s¨®lo est¨¢ autorizado a entregarle un salvoconducto".
"La cuesti¨®n", prosigue Sahel, "es averiguar qu¨¦ esconde este rid¨ªculo asunto del pasaporte cuando fue Su Majestad el Rey el que se hizo cargo de los gastos del viaje y hospitalizaci¨®n de Basri tras su traslado a Par¨ªs".
"Le recuerdo que ni el se?or Basri ni nadie de su familia tiene causas pendientes con la justicia en Marruecos. Ahora bien, si desea crear una nueva especie de exiliado pol¨ªtico, convertirse en un monumento hist¨®rico, pero provisto de gran movilidad y que se desplaza por Espa?a sin dificultades, para obtener ese trato deferente al que cree tener derecho, all¨¢ ¨¦l. Si cree que para lograrlo debe proferir mentiras o propagar informaciones err¨®neas sobre seudo amenazas que se ciernen sobre ¨¦l, all¨¢ ¨¦l".
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