Un hombre ataca con un hacha a la tripulaci¨®n de un avi¨®n noruego
Los pilotos recuperaron el control cuando el aparato estaba a s¨®lo cien metros del suelo
Un incidente en un vuelo interior estuvo a punto de provocar ayer una tragedia en un peque?o aeropuerto de la ciudad de Bod?, situada en el extremo norte de Noruega. Un hombre de 34 a?os de origen argelino, cuya petici¨®n de asilo hab¨ªa sido denegada por segunda vez, lo que significaba su expulsi¨®n del pa¨ªs, atac¨® a dos pilotos y a un pasajero con un hacha que hab¨ªa introducido en su bolso de mano.
Un tranquilo vuelo interior entre las ciudades de Narvik y Bod?, ambas en el extremo norte del pa¨ªs y a miles de kil¨®metros de Oslo, en las que salvo las inclemencias del clima nada altera el pac¨ªfico transcurrir de los d¨ªas, se convirti¨® s¨²bitamente en un escenario a¨¦reo de p¨¢nico y terror.
El avi¨®n, modelo Dornier 228, con capacidad para 20 pasajeros, transportaba tan s¨®lo nueve adem¨¢s de la tripulaci¨®n, formada por dos pilotos y una azafata. Cuando el hombre comenz¨® a descargar su furia agrediendo al pasaje y a los pilotos, todos creyeron estar viviendo una acci¨®n terrorista en versi¨®n disminuida cuyo inexorable final era la muerte al estrellarse la nave contra el suelo. La entereza y sangre fr¨ªa de uno de los pilotos pudo lograr el milagro de que, cuando faltaban menos de cien metros para tocar tierra, recuperara el control del aparato y realizara un aterrizaje de emergencia sin mayores contratiempos.
Solicitante de asilo
Lo que se crey¨® un ataque terrorista result¨® ser la reacci¨®n de un hombre, en este caso un solicitante de asilo, desesperado al ver su petici¨®n rechazada, sin perjuicio de que los ex¨¢menes psiqui¨¢tricos a los que ser¨¢ sometido incorporen otro factor m¨¢s como desencadenante de los hechos. El hombre viv¨ªa desde hace unos a?os en Narvik, y estaba bien considerado entre los habitantes del lugar. Simplemente lo consideraban un hombre bastante introvertido, actitud que se volvi¨® m¨¢s evidente cuando se produjo el segundo rechazo a su petici¨®n, que significaba la expulsi¨®n.
La identidad del agresor no ha podido ser a¨²n confirmada. Las autoridades noruegas tan s¨®lo han informado de que la polic¨ªa est¨¢ en contacto con la Embajada de Argelia en Oslo, que ha prometido prestar toda su colaboraci¨®n tanto para la identificaci¨®n del hombre como para su traslado fuera del pa¨ªs.
El incidente suscita la pregunta de c¨®mo es posible que despu¨¦s del 11-S, del 14-M y la permanente discusi¨®n en torno a la seguridad en el mundo actual, alguien pueda introducir un hacha en su equipaje de mano al subir a un avi¨®n. La explicaci¨®n vino enseguida: los aeropuertos de algunas ciudades peque?as de Noruega carecen de instrumentos para detectar metales. Est¨¢ previsto que se instalen a partir del pr¨®ximo 1 de enero.
El episodio ha puesto en la picota por su negligencia a los responsables de la seguridad del pa¨ªs escandinavo, y ha hecho recordar el asalto a mano armada del Museo Munch de Oslo el pasado mes de agosto, en el que estaban los m¨¢s famosos cuadros del pintor, El Grito y Madonna, que no estaban asegurados.
Y tambi¨¦n tiene una secuela no menos negativa, que puede afectar al creciente rechazo a los extranjeros en Noruega. Hace un par de meses, un ciudadano noruego de origen somal¨ª dio muerte de una pu?alada a un noruego e hiri¨® a otros pasajeros de un transporte p¨²blico. El agresor era un enfermo mental. Los servicios psiqui¨¢tricos en Noruega, y en mayor medida en Suecia, han sufrido recortes econ¨®micos y modificaciones en la terapia que hacen que decenas de enfermos puedan circular libremente por las calles.
Otros noruegos parec¨ªan ayer sorprendidos de que uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta -que ingresa miles de millones de coronas anualmente gracias a sus reservas de petr¨®leo- carezca a¨²n de suficientes medidas de seguridad en los aeropuertos.
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