Agenda del Desarrollo de Barcelona
Un grupo de economistas, que se reuni¨® la pasada semana en Barcelona en el marco del F¨®rum, propone una bater¨ªa de recetas para facilitar la integraci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo en el sistema econ¨®mico mundial.
Nosotros, un grupo de economistas de pa¨ªses desarrollados y en desarrollo, nos hemos encontrado en Barcelona los d¨ªas 24 y 25 de septiembre de 2004 para debatir sobre el crecimiento y el desarrollo en el mundo. Hemos discutido los efectos de las reformas econ¨®micas aplicadas por muchos pa¨ªses en desarrollo durante las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, las lecciones para la toma de decisiones econ¨®micas que emergen de esta experiencia, y el comportamiento de un sistema econ¨®mico internacional en el cual los pa¨ªses pobres y de renta media est¨¢n cada vez m¨¢s integrados. Apreciamos tres tendencias positivas:
- Los avances realizados en el respeto a los derechos humanos, el asentamiento de la democracia y el cumplimiento del imperio de la ley en muchas -aunque, lamentablemente, no todas- naciones en desarrollo.
La reforma de las instituciones financieras internacionales debe ser una prioridad
Hay razones de equidad y eficiencia para justificar mayores movimientos migratorios
- La aceleraci¨®n del crecimiento en distintos pa¨ªses -incluidos India y China- tiene el potencial de sacar a millones de personas de la pobreza.
- Una mayor convicci¨®n sobre la importancia de la estabilidad macroecon¨®mica, que por el momento ha conducido a una reducci¨®n espectacular de la inflaci¨®n en una regi¨®n hist¨®ricamente postrada en la ante la misma como Am¨¦rica Latina.
Pero tambi¨¦n se?alamos tres tendencias preocupantes:
- La recurrencia y severidad de las crisis financieras sist¨¦micas que han afectado a pa¨ªses en desarrollo, incluso a aquellos que hab¨ªan llevado a cabo pol¨ªticas de ajuste y estabilizaci¨®n siguiendo las sugerencias de los organismos internacionales.
- Los mediocres resultados de las reformas dise?adas para alcanzar un crecimiento econ¨®mico sostenible en muchas regiones del mundo.
- La persistencia -y a menudo empeoramiento- de una distribuci¨®n de la riqueza y de la renta altamente desigual en muchos pa¨ªses en desarrollo.
El debate se centr¨® en extraer lecciones de las pol¨ªticas aplicadas y en debatir la necesidad de cambios, tanto en pa¨ªses ricos como pobres. Ha habido un amplio acuerdo en siete temas, que a su vez deber¨ªan definir las prioridades de las reformas.
1. Tanto los principios econ¨®micos como la experiencia internacional sugieren que la calidad institucional -como el respeto por el imperio de la ley y los derechos de propiedad, privados y colectivos-, una econom¨ªa de mercado que mantenga un equilibrio entre mercado y estado, y la atenci¨®n a la distribuci¨®n de la renta son la base de las estrategias de desarrollo con mayor ¨¦xito. Adem¨¢s, las instituciones que trasladan estos principios a la realidad y los pa¨ªses en desarrollo deber¨ªan trabajar para mejorar los entornos institucionales. Pero las innovaciones institucionales eficaces dependen mucho de la historia del pa¨ªs, su cultura y otras circunstancias especificas. Animar a las naciones en desarrollo a copiar mec¨¢nicamente las instituciones de los pa¨ªses ricos -como tienden a recomendar las instituciones internacionales- no garantiza obtener resultados positivos y hasta podr¨ªa tener efectos contraproducentes.
2. La experiencia nos muestra, una y otra vez, que un endeudamiento elevado -tanto p¨²blico como privado-, un sistema bancario escasamente regulado y una pol¨ªtica monetarias laxa son serios obst¨¢culos al desarrollo. Estas pr¨¢cticas no s¨®lo no estimulan el crecimiento a medio plazo, sino que tambi¨¦n pueden exponer a las naciones a crisis que conlleven tremendos costes, especialmente para las pobres. Las naciones en desarrollo que esperan prosperar deber¨ªan seguir unas pol¨ªticas financieras, monetarias, fiscales y de endeudamiento prudentes. Pero una posici¨®n fiscal prudente no es lo mismo que un presupuesto equilibrado cada a?o, sean cuales sean las circunstancias. Las pol¨ªticas macroecon¨®micas antic¨ªclicas son m¨¢s eficientes y pol¨ªticamente m¨¢s viables. Los pa¨ªses en desarrollo deber¨ªan crear instituciones para hacer posibles estas pol¨ªticas, y las instituciones financieras internacionales deber¨ªan alentar este tipo de pol¨ªticas en la medida de lo posible. Los criterios dise?ados por estas instituciones para evaluar los objetivos macroecon¨®micos deber¨ªan tener la flexibilidad necesaria para hacer posible por ejemplo que las infraestructuras productivas y la inversi¨®n en investigaci¨®n y desarrollo (I+D) se considerara como adquisici¨®n de activos y no como gasto corriente, para un objetivo fiscal dado.
3. No existe una ¨²nica pol¨ªtica econ¨®mica que pueda garantizar un crecimiento sostenido. Las naciones que han conseguido llevar a cabo esta importante tarea han hecho frente a distintos tipos de obst¨¢culos y han adoptado diferentes pol¨ªticas sobre regulaci¨®n, exportaciones, promoci¨®n industrial, innovaci¨®n tecnol¨®gica y adquisici¨®n de conocimiento. Los pa¨ªses deber¨ªan tener la libertad de dise?ar pol¨ªticas adaptadas a sus circunstancias espec¨ªficas. Las organizaciones financieras internacionales, as¨ª como las agencias de ayuda al desarrollo, deber¨ªan alentar esta posibilidad. Pero esto no implica una aproximaci¨®n al desarrollo donde todo vale. Esta libertad tampoco deber¨ªa ser utilizada para disfrazar pol¨ªticas que simplemente transfieran renta a los grupos pol¨ªticos m¨¢s poderosos. La prioridad es identificar las restricciones que m¨¢s dificultan el crecimiento y superarlas mediante pol¨ªticas microeco-n¨®micas y macroecon¨®micas adecuadas. Las intervenciones de car¨¢cter microecon¨®mico deber¨ªan tratar de corregir los fallos espec¨ªficos del mercado, y los incentivos econ¨®micos deber¨ªan reducirse a medida que la situaci¨®n de los grupos beneficiarios mejora.
4. Las negociaciones comerciales multilaterales deber¨ªan perseguir el desarrollo econ¨®mico. El proteccionismo agr¨ªcola y textil en los pa¨ªses desarrollados representa un obst¨¢culo importante a la participaci¨®n de los pa¨ªses en desarrollo. Pero algunos de los pa¨ªses en desarrollo podr¨ªan estar limitando su potencial a trav¨¦s de pol¨ªticas comerciales inapropiadas. Por ello, alentamos a que la Ronda de Doha concluya con ¨¦xito, ofreciendo m¨¢s oportunidades de crecimiento mundial y m¨¢s espacio para que los pa¨ªses en desarrollo pongan en marcha sus propias estrategias de crecimiento.
5. Los acuerdos financieros internacionales no est¨¢n funcionando bien. Los pa¨ªses pobres contin¨²an alejados de los flujos financieros privados y los niveles de ayuda oficial siguen siendo insuficientes. Los flujos de capital privado a los pa¨ªses de renta media son muy vol¨¢tiles, y esta volatilidad tiene muy poca relaci¨®n con los fundamentos econ¨®micos de los pa¨ªses receptores. Los shocks sist¨¦micos sobre la balanza de capitales contin¨²an siendo comunes, y el contagio golpea cada vez m¨¢s a pa¨ªses con pol¨ªticas econ¨®micas s¨®lidas. La ra¨ªz del problema es la ausencia de mercados e instrumentos que permitan un reparto del riesgo m¨¢s eficiente entre pa¨ªses. Las instituciones financieras multilaterales no hacen lo bastante como para superar estos fallos de los mercados financieros privados. Adem¨¢s, la consideraci¨®n del "riesgo moral" como causa principal de las crisis financieras ha desviado la atenci¨®n de otros elementos de inestabilidad. El debate sobre la reforma de la arquitectura financiera internacional ha producido pocos resultados tangibles. Una de las razones podr¨ªa ser que los pa¨ªses en desarrollo est¨¢n infrarrepresentados en el proceso de toma de decisiones de las instituciones financieras multilaterales. La asignaci¨®n de votos en los consejos de estas instituciones es un reflejo del pasado y tiene poco que ver con el peso actual de los pa¨ªses en la econom¨ªa mundial. En resumen: la reforma de las instituciones financieras internacionales deber¨ªa ser una prioridad, tanto para los pa¨ªses ricos como para los pobres.
6. Los acuerdos internacionales actuales tratan los movimientos de capital y de trabajo de forma asim¨¦trica. Las instituciones financieras internacionales y el G-7 consideran generalmente que la movilidad de capital debe ser impulsada. Pero no ocurre lo mismo con la movilidad internacional del trabajo. Sin embargo existen razones, tanto de equidad como de eficiencia, para justificar unos mayores movimientos migratorios a escala internacional. Necesitamos un conjunto de reglas e instituciones internacionales para guiar el movimiento transfronterizo de poblaci¨®n, incluyendo a los trabajadores temporales y de servicios, y que promuevan el uso de las remesas de los emigrantes como una fuente de financiaci¨®n adicional. La mejora de los derechos de los emigrantes facilitar¨¢ su integraci¨®n en el mercado laboral y limitar¨¢ su explotaci¨®n.
7. El empeoramiento del medio ambiente y sus externalidades negativas, incluyendo los problemas de calentamiento global, necesita ser abordado con pol¨ªticas de desarrollo sostenibles a nivel global y nacional. Tanto los pa¨ªses ricos como los pobres tienen trabajo por delante.
No se puede decir que la situaci¨®n del mundo sea satisfactoria. El hecho que m¨¢s de mil millones de seres humanos vivan en la miseria deber¨ªa ser causa de una profunda preocupaci¨®n. El sida y otras epidemias representan una tragedia para los pa¨ªses menos desarrollados, especialmente en ?frica. En los Objetivos de Desarrollo del Milenio, las naciones donantes se comprometieron a incrementar la ayuda para corregir ¨¦stos y otros problemas. Pero este compromiso contin¨²a siendo mayoritariamente incumplido. Tambi¨¦n es f¨¢cil desalentarse por el fracaso de todo tipo de recetas m¨¢gicas para fomentar el desarrollo.
Pero preocupaci¨®n no es lo mismo que desesperaci¨®n. Y la preocupaci¨®n tampoco deber¨ªa servir para justificar actitudes anti-crecimiento. En el ¨²ltimo medio siglo un buen n¨²mero de pa¨ªses han podido salir de la pobreza por sus propios medios, y otros est¨¢n haciendo lo mismo hoy en d¨ªa. Hay lecciones esperanzadoras que aprender de estas experiencias, algunas de las cuales hemos intentado resumir en esta agenda. Existen, por tanto, pol¨ªticas para conseguir un desarrollo equitativo y sostenible. No existe una ¨²nica pol¨ªtica econ¨®mica que garantice el ¨¦xito, pero hoy estamos m¨¢s preparados para buscar las claves de dicho ¨¦xito.
Los ciudadanos de los pa¨ªses en desarrollo saben bien que el proceso es largo y arduo. Si sus l¨ªderes apuestan con decisi¨®n por el desarrollo, y si los pa¨ªses ricos ayudan reformando los acuerdos internacionales que ahora obstaculizan dicho progreso, a¨²n quedan motivos para la esperanza.
Suscriben: Alice Amdsen, Olivier Blanchard, Guillermo Calvo, Ramon Caminal, Daniel Cohen, Ant¨®n Costas, Guillermo de la Dehesa, Jeffrey Frankel, Jordi Gal¨ª, Ricardo Hausmann, Louka Katseli, Martin Khor, Paul Krugman, Deepak Nayyar, Jos¨¦ Antonio Ocampo, Dani Rodrik, Jeffrey Sachs, Miguel Sebasti¨¢n, Narc¨ªs Serra, Joseph Stiglitz, Ernesto Talvi, Joan Tugores, Andres Velasco, Jaume Ventura, Xavier Vives y John Williamson.
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