Alcohol
Fabuloso. Desde el pasado 1 de octubre, los conductores que sean encontrados con m¨¢s de 0,25 miligramos de alcohol por litro de aire, que viene a ser como dos ca?as de cerveza, pueden ser castigados con una pena de prisi¨®n de tres a seis meses. Y estamos hablando de aquellos conductores que no han cometido ni infracciones ni imprudencias y que simplemente han sido pillados en un control rutinario de alcoholemia. Para los que van borrachos como piojos, corren a velocidades endiabladas o son causantes de alg¨²n accidente las penas se elevan mucho m¨¢s, cosa que parece m¨¢s sensata.
Pero de todas maneras se dir¨ªa que esta ley adolece de una suerte de imbecilidad cong¨¦nita. Resulta que tras tomar dos ca?as y circular con prudencia puedes acabar con tus huesos en la c¨¢rcel, porque para el conductor el alcohol es un agravante monumental. Ahora bien, si te tomas dos litros de tintorro, apaleas a tu mujer con la pata de una silla y le sacas un ojo con un tenedor, el alcohol que has consumido es considerado un atenuante y rebaja tu responsabilidad y tu pena, en el absurdo razonamiento de que la bebida ha nublado tu entendimiento y no eres due?o de tus actos. Diantre, si no eres verdaderamente due?o de tus actos a la hora de torturar a tu mujer, tampoco lo eres a la hora de decidir entre coger el coche o tomar un taxi para volver a casa. Con la diferencia de que el torturador es un peligro p¨²blico, y el se?or que conduce juiciosamente con dos ca?as es un ciudadano bastante inocuo.
Por no hablar de los alba?iles que se toman dos carajillos antes de subirse al andamio y que luego se caen o dejan caer un martillo sobre el viandante que pasa por debajo; o de los dentistas que vuelven piripis a la consulta tras un copioso almuerzo y te arman una escabechina con la muela. De los peluqueros beodos que te llenan el pelo de trasquilones, o de los pol¨ªticos que discuten y aprueban leyes necias como ¨¦sta entre los vapores de una buena comida. ?Que les hagan a todos la prueba de alcoholemia! Hasta que hagan soplar a todos los ciudadanos siete veces al d¨ªa no me parecer¨¢ justa la cosa. Porque hay leyes y desigualdades legales que desprenden un inquietante tufo a intolerancia puritana.
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