La UE abre la puerta a un pa¨ªs musulm¨¢n
Bruselas apuesta por negociar la entrada de Turqu¨ªa entre miedos y restricciones
Europa abri¨® ayer por vez primera sus puertas a un pa¨ªs musulm¨¢n entre temores y cautelas. La Comisi¨®n recomend¨® lanzar las negociaciones de adhesi¨®n con Turqu¨ªa, pero bajo estrictas condiciones que no garantizan la entrada y que ayer sirvieron en Bruselas para mitigar el valor de una hist¨®rica decisi¨®n que nadie celebr¨® en la Uni¨®n Europea. El ingreso de un enorme pa¨ªs -780.000 kil¨®metros cuadrados-, muy pobre -28% de la renta europea-, llamado a ser el m¨¢s poblado del club, despierta prejuicios por doquier. "Europa no tiene nada que temer de la incorporaci¨®n de Turqu¨ªa", dijo el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, al Parlamento Europeo, que ayer debati¨® una decisi¨®n que, advirtieron los contrarios, puede cambiar a la UE.
Con las actuales reglas, en 2020 Turqu¨ªa pesar¨¢ m¨¢s que nadie en el Consejo
"Los que piden prudencia tienen raz¨®n", sostiene el socialista Martin Schultz
El paso dado ayer por Bruselas supone de hecho que Ankara tiene ya un pie en la Uni¨®n y que el club europeo experimentar¨¢ una total transformaci¨®n si el proceso llega a su fin. La decisi¨®n de ayer puede acabar siendo la m¨¢s trascendente de la construcci¨®n europea. Entre otras razones, porque se puede concretar en el primer experimento de convivencia entre Occidente y el mundo musulm¨¢n frente a la amenaza mundial del choque de civilizaciones. Los cr¨ªticos insisten en que la llegada de Turqu¨ªa puede "poner en riesgo el propio proyecto europeo".
Los jefes de Estado y Gobierno tienen el 17 de diciembre la ¨²ltima palabra, pero incluso los m¨¢s reticentes ya dijeron que seguir¨¢n la recomendaci¨®n de la Comisi¨®n. Por eso, la alegr¨ªa en Ankara por la noticia no tuvo reflejo en Europa, donde dominaron las caras largas. Los que tomaron la decisi¨®n no se felicitaron y m¨¢s bien parecieron excusarse y consolarse cuando repitieron una y otra vez que abrir negociaciones no significa, en este caso, acabar en la UE. "El resultado no est¨¢ garantizado de antemano", alert¨® Prodi.
Esos temores y la constataci¨®n de que Turqu¨ªa debe a¨²n seguir moderniz¨¢ndose han hecho que Bruselas materialice su "s¨ª, pero..." en esta recomendaci¨®n a los jefes de Estado y Gobierno: "La Comisi¨®n considera que Turqu¨ªa cumple suficientemente los criterios pol¨ªticos y recomienda que se abran las negociaciones de adhesi¨®n", pero "la irreversibilidad de las reformas, su puesta en pr¨¢ctica, y en particular las relativas a las libertades fundamentales, tendr¨¢ que ser confirmada durante un largo periodo de tiempo".
Por eso, la Comisi¨®n plantea que, en la "larga y compleja" negociaci¨®n, se impongan a Turqu¨ªa unos marcos desconocidos en las anteriores cinco oleadas de ampliaci¨®n. De entrada, aconseja la imposici¨®n de una "cl¨¢usula de suspensi¨®n", seg¨²n la cual las conversaciones quedar¨¢n rotas si los l¨ªderes europeos constatan, por mayor¨ªa, que en Turqu¨ªa ha habido "una grave y persistente violaci¨®n de los principios de libertad, democracia, respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales".
El temor a una posible avalancha migratoria de trabajadores tambi¨¦n aconseja, seg¨²n la Comisi¨®n, que se pueda imponer a Ankara, que ya lo ha admitido, una "cl¨¢usula permanente de salvaguardia" para no aplicar a los turcos el sagrado principio de la libertad de movimiento y establecimiento de trabajadores.
Adem¨¢s, la UE pactar¨¢ antes de acabar las negociaciones con Turqu¨ªa (como pronto en 2014) unas nuevas condiciones para el reparto de las ayudas agr¨ªcolas y los fondos regionales. En un pa¨ªs con siete millones de agricultores (el 33% de la mano de obra) y con todas sus regiones con derecho al m¨¢ximo nivel de ayudas por tener una renta por habitante inferior al 75% de la media europea, la UE calcula que la entrada de Turqu¨ªa le costar¨ªa casi 28.000 millones de euros anuales a precios de 2004.
No menos miedo da a los dirigentes europeos el "sustancial impacto" derivado de que Turqu¨ªa ser¨¢ a partir de 2020 el pa¨ªs m¨¢s poblado de la UE. Si se mantienen las reglas del proyecto de Constituci¨®n, ser¨¢ el Estado con m¨¢s poder en el club: tendr¨¢ tantos eurodiputados como Alemania y pesar¨¢ m¨¢s que nadie en el Consejo, donde el voto estar¨¢ en relaci¨®n directa con la poblaci¨®n.
Con estos datos sobre la mesa, Prodi acudi¨® por la tarde a la Euroc¨¢mara para defender el "s¨ª prudente" del Ejecutivo comunitario a Ankara. Ven¨ªa ya de presidir el largo debate en su equipo, donde el comisario franc¨¦s Pascal Lamy critic¨® el paso a favor de Ankara y el holand¨¦s Fritz Bolkestein lo rechaz¨®.
"Queda mucho por hacer", advirti¨® Prodi, para reconocer despu¨¦s que se dan "casos aislados, aunque a¨²n numerosos, demasiados" de torturas (m¨¢s de 600 denuncias este a?o). Tambi¨¦n el comisario de Ampliaci¨®n, el alem¨¢n Gunter Verheugen, asumi¨® ante los l¨ªderes parlamentarios que hay "abusos individuales", pero "no tortura sistem¨¢tica".
S¨®lo dos grupos se mostraron opuestos a la v¨ªa emprendida por la Comisi¨®n. El alem¨¢n Hans-Gert Poettering, presidente del Grupo Popular Europeo (el m¨¢s numeroso, con 268 esca?os), advirti¨® entre aplausos lo obvio: "Si Turqu¨ªa entra en la UE, tendremos una UE muy distinta, y eso lo tiene que saber todo el mundo". Defendi¨® que la adhesi¨®n no es la ¨²nica opci¨®n y apost¨® por la "asociaci¨®n privilegiada", que es lo que defiende la CDU alemana. "Se trata del futuro de Europa", alert¨®.
S¨®lo los euroesc¨¦pticos se sumaron a ese rechazo a la entrada de los turcos, aunque con el argumento de que tampoco la UE actual est¨¢ preparada para dar el paso. Con poco entusiasmo, los dem¨¢s grupos se sumaron a la propuesta de la Comisi¨®n. Unos y otros coincidieron en que el Ejecutivo comunitario ha hecho muy bien en poner tantas restricciones a Ankara. "Los que piden prudencia tienen raz¨®n", afirm¨® el socialista Martin Schultz, pese a decir que la UE estar¨¢ "mejor con Turqu¨ªa que sin Turqu¨ªa".
Fue ¨¦sa la t¨®nica del debate, aunque tambi¨¦n se escucharon aislados comentarios frente a tantos "temores y prejuicios" que denunci¨® el comisario Verheugen. "Los conservadores no se atreven a decir que quieren una Europa blanca y cristiana", espet¨® el izquierdista franc¨¦s Francis Wurtz. "Turqu¨ªa se merece mucho m¨¢s que esto", alert¨® el liberal brit¨¢nico Graham Watson.
La utilizaci¨®n como escudo de las cautelas propuestas por la Comisi¨®n hicieron que tanto Prodi como Verheugen tuvieran que aclarar el verdadero sentido del acuerdo tomado ayer. "No es un proceso con un fin incierto. No. Es una negociaci¨®n para la adhesi¨®n", asegur¨® el comisario. "Van a ser negociaciones para la adhesi¨®n, no de otro tipo", explic¨® Prodi.
El presidente de la Comisi¨®n intent¨®, sin ¨¦xito, insuflar algo de entusiasmo por esta ¨²ltima decisi¨®n de calado de su equipo: "No podemos imaginar un futuro para Europa del que no forme parte Turqu¨ªa". A la sala de recepci¨®n de la UE llegar¨¢n antes Bulgaria y Rumania, que prev¨¦n entrar en 2007, aunque Bruselas ya les ha incluido una cl¨¢usula para retrasar la llegada un a?o si hay problemas. El a?o que viene, adem¨¢s, Croacia empezar¨¢ sus negociaciones, seg¨²n se anunci¨® ayer oficialmente. Como fondo, una permanente pregunta en el aire: ?debe fijar la UE unos l¨ªmites geogr¨¢ficos definitivos?
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