Monjes de clausura en blanco y negro
Los analistas del ruso Kr¨¢mnik y el h¨²ngaro Leko preparan en un encierro absoluto el arsenal de sus jefes en el Campeonato del Mundo de ajedrez
Residen durante un mes en uno de los sitios m¨¢s bellos y ricos de Europa, pero con una vida de monje de clausura, centrada en el ajedrez de forma intensa y obsesiva. Su misi¨®n es afinar las armas de sus jefes para las pr¨®ximas partidas. Son los analistas del ruso Vlad¨ªmir Kr¨¢mnik, vigente campe¨®n del mundo, y el h¨²ngaro Peter Leko, aspirante a la corona y que domina por 5,5 a 4,5 puntos a falta de cuatro partidas de su duelo al mejor de 14 con una bolsa de 750.000 euros.
El cant¨®n suizo de Ticino, fronterizo con Italia, es paradis¨ªaco. Kr¨¢mnik y Leko ven un problema en ello. "El entorno es tan relajante que puede distraernos y tranquilizarnos en exceso", coinciden. Desde el Centro Dannemann, sede del Campeonato del Mundo, se puede admirar la quietud del lago Maggiore, as¨ª como el imponente anillo de monta?as que lo circundan. El patrocinador del evento es una marca de puros habanos que invierte en deporte, cultura y ecolog¨ªa por motivos fiscales y de imagen. En Brissago, mientras siguen las partidas a trav¨¦s de tableros electr¨®nicos y un circuito cerrado de televisi¨®n y escuchan comentarios de grandes maestros por medio de auriculares, los espectadores observan a una mujer brasile?a elaborando puros a mano, catan los vinos de la regi¨®n y degustan los embutidos locales.
No hay horarios. Se trabaja siempre, incluso sin tablero ni ordenador, con 'fotos' en el cerebro
Todo ese placer es tab¨² para los rusos P¨¦ter Sv¨ªdler y Yevgueni Bar¨¦iev y para el espa?ol Miguel Illescas, los analistas de Kr¨¢mnik, as¨ª como para sus colegas rivales, los armenios Arshak Petrosi¨¢n, suegro precisamente de Leko, y Vlad¨ªmir Akopi¨¢n y el franc¨¦s de origen kazajo Vladislav Tk¨¢chiev.
Aunque todos ellos merecen la confianza absoluta de sus jefes y ya no se dan casos de analistas traidores que venden informaci¨®n al enemigo como los que salpicaron de esc¨¢ndalos la rivalidad de los rusos Gari Kasp¨¢rov y Anatoli K¨¢rpov entre 1984 y 1990, las normas internas son muy estrictas: concentraci¨®n absoluta y nada de hablar con los periodistas sobre su trabajo. S¨®lo Illescas apareci¨® muy fugazmente en el Centro Dannemann durante la primera partida para saludar a los conocidos. "Mucho me temo que volar¨¦ de aqu¨ª a la Olimpiada de Calvi¨¢ [la ceremonia inaugural de la cita mallorquina ser¨¢ el pr¨®ximo jueves y las piezas empezar¨¢n a moverse el viernes] para jugar con Espa?a sin disfrutar nada de las bellezas de este lugar", admiti¨® el catal¨¢n, quien ya ayud¨® a Kr¨¢mnik a destronar a Kasp¨¢rov en 2000 y a los programadores de Deep Blue (IBM) a humillarle en 1996.
Pertrechados con potentes ordenadores, bases de datos que clasifican perfectamente dos millones de partidas -jugadas desde el siglo XVI- y programas que calculan cientos de miles de jugadas por segundo, los analistas buscan incesantemente nuevas ideas para las aperturas y las defensas (primeros movimientos), posibles mejoras de las partidas ya jugadas y formas de sorprender al equipo contrario, adem¨¢s de poner el hombro cuando su jefe necesita consuelo.
No hay horarios. Se trabaja siempre, incluso sin tablero ni ordenador, porque los ajedrecistas de ese nivel no los necesitan para reflexionar sobre una posici¨®n determinada: la tienen fotografiada en su cerebro y son capaces de encontrar una jugada genial mientras comen, pasean o duermen.
Kr¨¢mnik, de 29 a?os, y Leko, de 25, supervisan ese trabajo, pero s¨®lo se suman a ¨¦l en la parte final para dar el visto bueno a los hallazgos porque es imprescindible que duerman m¨¢s de ocho horas diarias y tengan la mente fresca antes de las partidas.
Aun as¨ª, el esfuerzo les pasa factura: por ejemplo, ambos fueron incapaces de dormirse hasta las cinco de la ma?ana tras el primer envite, que gan¨® Kr¨¢mnik, porque las dos torres que Leko movi¨® hasta la extenuaci¨®n en su lucha por el empate siguieron bailando en sus mentes durante toda la noche.
Estos ¨²ltimos d¨ªas, Kr¨¢mnik rumia las causas de su derrota provisional mientras nota el cansancio de cuerpo y mente. C¨®mo estar¨¢n entonces los seis analistas que, incluido el periodo de preparaci¨®n, llevan meses con las 32 piezas del tablero incrustadas en sus neuronas. Son monjes en permanente jaque, que hablan poco y crean mucho.
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