Educaci¨®n y cultura digitales: retos y contradicciones
Nadie duda hoy d¨ªa de la necesidad de proporcionar a todos los j¨®venes una formaci¨®n que les permita integrar en sus h¨¢bitos el uso del ordenador y de las comunicaciones a trav¨¦s de la red, as¨ª como profundizar en ello en funci¨®n de sus aptitudes e intereses. Sin embargo, pese a que el n¨²mero de ordenadores y los servicios digitalizados de comunicaciones a disposici¨®n de nuestros estudiantes son superiores a la media europea, la formaci¨®n digital que les damos no satisface las condiciones m¨ªnimas exigibles. Son muchos los estudiantes espa?oles que, dependiendo de la comunidad donde vivan, del centro donde estudien y de su entorno familiar, resultan perjudicados en sus posibilidades laborales y no son capaces de acceder a una gran diversidad de fuentes de informaci¨®n de valor indudable. Esta situaci¨®n, que de prolongarse ser¨¢ cada vez m¨¢s grave, supone una limitaci¨®n importante de la capacidad futura de innovaci¨®n de nuestra sociedad, incrementa sus perspectivas de desigualdad y puede llegar a suponer un freno para el progreso del pa¨ªs ante la existencia de otros que planifiquen mejor la formaci¨®n de sus j¨®venes en estas materias.
El llamado Informe Soto, de abril de 2003, sobre el desarrollo de la Sociedad de la Informaci¨®n en Espa?a (cdsi.red.es), elaborado por una comisi¨®n de expertos a iniciativa del Gobierno, pone un ¨¦nfasis especial en la importancia de la formaci¨®n en las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y las Comunicaciones (TIC) y se?ala la existencia de carencias significativas en el ¨¢mbito educativo, que atribuye al uso que se hace de las infraestructuras y conectividad a Internet disponibles en los centros. El informe recomienda un gran acuerdo para el desarrollo de la Sociedad de la Informaci¨®n entre administraciones p¨²blicas y agentes sociales (partidos pol¨ªticos, sindicatos, patronales, etc.), que incluya el ¨¢mbito educativo. Tambi¨¦n recomienda la realizaci¨®n de un esfuerzo especial en la formaci¨®n de todo el profesorado en las TIC y la creaci¨®n de un grupo de expertos que peri¨®dicamente sirva de elemento cr¨ªtico, asesorando al ministerio sobre el desarrollo de los planes que se pongan en marcha. Una composici¨®n multidisciplinar de este grupo, incluyendo a expertos procedentes de los ¨¢mbitos docente, de gesti¨®n, y de la tecnolog¨ªa educativa tanto en sus aspectos m¨¢s puramente tecnol¨®gicos como en los m¨¢s pr¨®ximos a la pedagog¨ªa, ser¨¢ sin duda un factor muy positivo para asegurar el ¨¦xito de sus trabajos.
A partir del Informe Soto, el Gobierno anterior puso en marcha la iniciativa espa?a.es, que incluye el programa educacion.es, con la previsi¨®n de dotar a todas las aulas de ense?anza secundaria con un ordenador, un videoproyector y conexi¨®n a Internet, y a los profesores, con un ordenador port¨¢til, con una inversi¨®n de 241 millones de euros entre 2004 y 2005. Esta decisi¨®n es positiva para incentivar el uso del ordenador en la ense?anza, aunque su incidencia en la formaci¨®n de los alumnos en el uso de las TIC se limita al posible fomento de su uso para la presentaci¨®n de sus trabajos en el aula. Tras diversas dificultades en el a?o 2003 en la firma de acuerdos necesarios con las autonom¨ªas, en este a?o se prev¨¦ ejecutar ¨²nicamente un proyecto piloto reducido, quedando para el a?o siguiente la ejecuci¨®n del programa completo.
Las acciones que se lleven a cabo en el ¨¢mbito educativo a partir del acuerdo para el desarrollo de la Sociedad de la Informaci¨®n deber¨¢n centrarse en los planes de estudios de las asignaturas con contenidos de TIC y en la integraci¨®n de estas tecnolog¨ªas en el estudio de otras materias. Ambos terrenos presentan deficiencias que no resultan f¨¢ciles de superar. Por lo que respecta al uso de las TIC en la ense?anza y el aprendizaje de otras asignaturas, es ¨¦sta una cuesti¨®n extremadamente compleja, que involucra la disponibilidad de infraestructuras (ordenadores y comunicaciones suficientemente r¨¢pidas), la existencia de recursos educativos apropiados y una formaci¨®n y mentalidad adecuadas de un profesorado muy diverso que por deficiencias en su formaci¨®n no tiene claro c¨®mo utilizar las TIC. Sin embargo, en este terreno est¨¢ la clave para la consecuci¨®n a medio plazo de un sistema educativo avanzado en la formaci¨®n en las mismas. Tanto el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, a trav¨¦s del Centro Nacional de Informaci¨®n y Comunicaci¨®n Educativa, como las autonom¨ªas, han hecho un esfuerzo considerable en esta direcci¨®n, con enfoques distintos y resultados encomiables, pero todav¨ªa modestos en la mayor parte de los casos. As¨ª, Extremadura ha hecho una gran inversi¨®n en infraestructuras, otras comunidades como Catalu?a han hecho un esfuerzo mayor en la disponibilidad de recursos educativos en la red y otras, como Asturias, han dado prioridad a la formaci¨®n del profesorado en las TIC y en su uso en la ense?anza. Se echa en falta, sin embargo, una pol¨ªtica continuada y con unos objetivos claros que coordine las actuaciones de las comunidades en este ¨¢mbito, acordando unas pautas m¨ªnimas o incentiv¨¢ndolas a ello mediante la cofinanciaci¨®n de determinado tipo de programas u otras medidas semejantes, incluyendo un plan integral de formaci¨®n del profesorado. Tambi¨¦n se echa en falta la elaboraci¨®n de criterios claros y objetivos del grado de ¨¦xito en la promoci¨®n del uso de las TIC en la ense?anza, y la elaboraci¨®n de estudios fiables en relaci¨®n con los mismos.
En cuanto a los programas de estudios, las TIC aparecen de forma fragmentada en los programas de tres asignaturas obligatorias de Tecnolog¨ªa dentro de la ESO, en las que ocupan una parte relativamente reducida del programa, y en otras dos asignaturas en las que tienen mayor entidad, aunque no son obligatorias (una de 4? de la ESO y otra espec¨ªfica de TIC en el bachillerato cient¨ªfico-tecnol¨®gico). Este fraccionamiento de los contenidos dificulta su asimilaci¨®n y hace que se produzcan repeticiones innecesarias en todos los cursos y que los estudiantes perciban las TIC como una materia secundaria. Desgraciadamente, adem¨¢s, no hay un control suficiente de la formaci¨®n de los profesores, como tampoco lo hay del n¨²mero de horas de pr¨¢cticas en el laboratorio; y, por si esto fuera poco, la calidad de la parte de los libros de texto dedicada a las TIC con frecuencia deja mucho que desear.
Parece necesaria, pues, una reestructuraci¨®n de las asignaturas relacionadas con las TIC, unificando en dos asignaturas dedicadas exclusivamente a ellas, una obligatoria y otra optativa, las cuatro partes de asignaturas que se imparten actualmente en secundaria. Junto a esta reestructuraci¨®n es preciso adoptar medidas que aseguren una preparaci¨®n adecuada del profesorado, la disponibilidad y uso de laboratorios de inform¨¢tica y la utilizaci¨®n de unos libros de texto y recursos inform¨¢ticos de calidad.
En resumen, como propone el Informe Soto, es urgente la elaboraci¨®n de un plan de actuaciones, impulsado por el Gobierno, que permita cambiar el paso para avanzar de forma clara en el desarrollo de la Sociedad de la Informaci¨®n, incluyendo como piedra angular la ense?anza de las TIC. Es ¨¦ste un reto que, pese a las contradicciones de nuestro sistema educativo, o precisamente por la importancia de superarlas, conviene atacar con la mayor decisi¨®n y urgencia posibles. Este momento, en que se est¨¢ reflexionando sobre tantos otros aspectos de nuestro sistema educativo, es una gran oportunidad para avanzar en esta direcci¨®n.
Roberto Moriy¨®n es catedr¨¢tico de Lenguajes y Sistemas Inform¨¢ticos de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y presidente de la Asociaci¨®n para el Desarrollo de la Inform¨¢tica Educativa.
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