"No nos gusta el enfoque espa?ol"
Abdelaziz Beljadem, de 59 a?os, no es un ministro cualquiera en Argelia. Al tiempo que desempe?a la cartera de Exteriores ejerce un papel destacado en la pol¨ªtica interior. Es uno de los art¨ªfices de la reelecci¨®n, en abril, del presidente Abdelaziz Buteflika. Tachado de ultraconservador, Beljadem, inspector de Hacienda de profesi¨®n, se ha vuelto a significar ahora por sus reticencias a la modificaci¨®n del c¨®digo de la familia que, si prospera, mejorar¨¢ la suerte de la mujer argelina. Coincide as¨ª con los islamistas moderados representados en el Parlamento.
Sin departirse de su sonrisa, pero acelerado, Beljadem recibi¨® a este corresponsal en un sal¨®n de su ministerio en presencia de tres diplom¨¢ticos que tomaron puntualmente nota de sus palabras.
Espa?a "alienta ilusiones en Rabat" que le incitan a dar la espalda a la legalidad
"No queremos que el S¨¢hara Occidental sea un 'casus belli' entre nuestros dos pa¨ªses"
"No voy a ser muy diplom¨¢tico", afirma de entrada cuando se le pregunta por el nuevo enfoque espa?ol, "le dir¨¦ que no nos gusta". A Beljadem le cuesta entender la postura espa?ola. "Est¨¢ envuelta en niebla", subraya. Tiene adem¨¢s el inconveniente de "alentar ilusiones por parte de Marruecos" que le hacen creer que "es posible encontrar una soluci¨®n al margen del camino trazado por el Consejo de Seguridad".
"Todo esto se lo dije" a los espa?oles "y lo repetir¨¦ en Madrid" el pr¨®ximo martes, prosigue Beljadem, cuando el ministro se entreviste con su hom¨®logo espa?ol en v¨ªsperas de la reuni¨®n sobre el S¨¢hara del Consejo de Seguridad del que forman parte Espa?a y Argelia. Esta discrepancia, precisa, "no repercute sobre la relaci¨®n que goza de buena salud". "Prueba de ello es que esperamos en el 2005 una visita de los Reyes de Espa?a".
El plan elaborado por James Baker, aprobado por unanimidad por el Consejo de Seguridad, "no admite una segunda lectura ni es modificable", resalta Beljadem. Rechaza as¨ª de antemano los intentos hispano-franceses para que el representante especial, ?lvaro de Soto, sea autorizado a proponer retoques que animen a Rabat a aceptarlo. "Cualquier maniobra para alejarse del plan, o para sacarlo del marco de la ONU, est¨¢ abocada al fracaso".
Beljadem lamenta que el autor de ese plan, el ex secretario de Estado Baker, ya no sea el encargado de buscar una soluci¨®n al conflicto. "Dimiti¨® en junio porque el Consejo de Seguridad no asumi¨® hasta el final sus responsabilidades y Marruecos dio, una vez m¨¢s, la espalda a la legalidad internacional", asegura. "Baker se ha ido pero su plan sigue vivo".
"Argelia no tiene ninguna ambici¨®n territorial sobre el S¨¢hara, pero s¨ª defiende el derecho inalienable del pueblo saharaui a autodeterminarse recogido en la Carta de la ONU", insiste el ministro. "Pregunto una cosa sencilla: ?por qu¨¦ no se deja a los saharauis expresarse sin cortapisas sobre lo que quieren ser?". "?Por qu¨¦ no pueden hacer lo mismo que los habitantes de Timor Oriental, Brunei, Surinam o Belice?".
Desde principios del verano, "Marruecos se ha lanzado en una escalada verbal contra Argelia injustificada porque nuestra posici¨®n no ha variado", se queja Beljadem. Tras el reconocimiento, en septiembre, de la RASD por el presidente surafricano, Thabo Mbeki, la pol¨¦mica subi¨® de tono. "Sur¨¢frica reconoce a la Rep¨²blica Saharaui y la prensa marroqu¨ª insulta a Argelia", recuerda el ministro argelino. "?Es incre¨ªble!".
?Pero no est¨¢ en marcha una ofensiva diplom¨¢tica argelina para ganar, sobre todo en ?frica, adeptos a sus tesis? "No", responde Beljadem, "s¨®lo hay el redespliegue de la diplomacia de un pa¨ªs normalizado, gracias a la concordia civil [indulto a islamistas dispuestos a reinsertarse], tras un periodo dif¨ªcil, en los noventa, en el que nos golpe¨® el terrorismo".
Marruecos y los vecinos europeos de Argelia se pensaron durante a?os que la pol¨ªtica sobre el S¨¢hara la decid¨ªa en Argel la jerarqu¨ªa castrense. Tras su reelecci¨®n, en abril, el presidente Buteflika cambi¨® la c¨²pula militar y, aun as¨ª, la pol¨ªtica magreb¨ª se mantiene inalterable. Los interlocutores de Argelia "deben saber, mejor que nadie, que esa l¨ªnea pol¨ªtica es constante", subraya Beljadem.
La constancia no est¨¢ re?ida con la firmeza. A finales de julio, Mohamed VI suprimi¨® el tr¨¢mite del visado, impuesto 10 a?os antes, para los argelinos que viajen a Marruecos, pero, en contra de lo previsto por la diplomacia espa?ola o francesa, Argel no correspondi¨® a ese gesto reabriendo la frontera terrestre que cerr¨® en 1994.
"Con ese gesto se rectificaba otra medida, la de la imposici¨®n del visado decidida unilateralmente por Rabat en 1994", recuerda Beljadem. "La reciprocidad no pasa por la reapertura" de la frontera, a?ade. "Tenemos con los marroqu¨ªes dos comisiones dedicadas a la circulaci¨®n de personas y ¨¦se es el marco adecuado para acordarlo". "La comprensi¨®n mostrada por Madrid y Par¨ªs
[con la iniciativa real] no viene al caso".
A diferencia de Marruecos, donde la marroquinidad del S¨¢hara goza de un apoyo un¨¢nime, el respaldo al Polisario suscita discrepancias en Argelia. El general Nezzar, ex ministro de Defensa, o el l¨ªder islamista, Abassi Madani, lo critican. "Yo dir¨ªa que s¨®lo se representan a s¨ª mismos", observa Beljadem. "Y a?adir¨ªa que aqu¨ª hay libertad de expresi¨®n y que no encarcelamos a los que disienten".
Casi tres d¨¦cadas despu¨¦s del inicio del conflicto, no se vislumbra a¨²n ninguna soluci¨®n. El periodista brit¨¢nico Toby Shelley, autor de un libro sobre el S¨¢hara (Endgame in the Western Sahara), sostiene que para que las grandes potencias se decidan a resolver el contencioso, el Polisario deber¨ªa reanudar las hostilidades, por lo menos a peque?a escala. As¨ª lo desean, seg¨²n ¨¦l, los j¨®venes saharauis.
"No decidimos nada en lugar del Polisario", afirma Beljadem cuando se le pregunta qui¨¦n puede desenterrar el hacha de guerra. "Ahora bien, tambi¨¦n decimos que no queremos que el S¨¢hara sea un casus belli entre nuestros dos pa¨ªses", matiza.
La disputa sobre la ex colonia puede, si evoluciona en perjuicio de Marruecos, hacer correr riesgos a la monarqu¨ªa alau¨ª. "No tenemos ninguna voluntad de desestabilizar a Marruecos", insiste Beljadem. "Pero, ?por qu¨¦ se tambalear¨ªa?". "De Gaulle descoloniz¨® Argelia y Francia se mantuvo en pie". "La mejor soluci¨®n, la que da estabilidad, es la paz".
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